Esa tarde el Parlamento aprobó definitivamente el proyecto de ley. La Derecha votó en forma unánime a favor, a pesar de que acababa de retirarle el apoyo al gobierno. El Partido Democrático, a pesar de algunas voces contrarias, también votó a favor. El único partido contrario fue el IDV (Italia Dei Valori). Un amargo regalo de Navidad que nos deja el gobierno de Monti antes de renunciar. Un regalo a la casta de los militares, al lobby de los mercaderes de muerte. ¡De hecho, en los próximos diez años la reforma nos costará la astronómica cifra de 230 mil millones de euros!  
La Ley autoriza a las Fuerzas Armadas a reorganizarse por su cuenta en doce meses con un decreto legislativo, por ahora en blanco. Además esta Ley preve un recorte de 43 mil empleados tanto militares como civiles en los próximos diez años.
Pero lo que sorprende es que el dinero ahorrado queda en el Ministerio de Defensa para la modernización del ejército. Mientras que para el Spending Review de Monti, el dinero ahorrado habría tenido que regresar al Presupuesto del Estado. Y en cambio será usado para comprar los nuevos sistemas armamentísticos.
¡En pocas palabras el Ministro de Defensa tendrá mil millones de euros más al año para gastar en nuevas armas! Además la nueva ley preve que los entes locales tendrán que reembolsar al Ministerio de Defensa por las intervenciones de socorro y primeros auxilios, en ocasiones como terremotos y aluviones.
Todo esto ocurre mientras la crisis económica deja sin trabajo a cientos de miles de trabajadores y no hay dinero para el welfare, para la salud, para la escuela, para el sector terciario.
Asistimos atónitos a la traición del gobierno de Monti y de los partidos.
¡Y mientras la Reforma de Defensa fue aprobada a toda prisa siendo que se estuvo conversando durante veinte años, no se hizo nada por la Reforma de la Cooperación, que es la otra cara de la moneda! Y todo esto a pesar de que hay un ministro católico, A. Riccardi, en la Cooperación Internacional. (¡Hace veinte años que dan vueltas en el Parlamento propuestas de reforma de la Cooperación Internacional, la que ya se encuentra reducida a los mínimos términos!). En el 2000 Italia prometió a la ONU que depositaría el 0,7% de su PIB para derrotar la pobreza. Italia, ubicada en el último lugar del escalafón, en estos doce años ha desatendido todos los compromisos tomados llegando al 0,2% del PIB mientras gasta el 2% del PIB en armas.  
Así hemos llegado a la locura de gastar, el pasado año, 26 mil millones de euros (datos del Stockholm International Peace Research Institute, SIPRI) a los que hay que agregarle 15 mil millones de euros por los F-35. Se trata de 41 mil millones de euros: ¡una verdadera maniobra! Ningún recorte a las armas, más bien la Defensa tendrá mil millones más para gastar en la adquisición de sofisticados instrumentos de muerte. Mientras el gobierno de Monti aplicó un recorte de fondos a la educación, a la salud, al sector terciario.
Me amarga el silencio de la Conferencia Episcopal Italiana. Todo esto no tiene nada que ver con la “paz en la tierra a los hombres de buena voluntad” que es el corazón del mensaje navideño.  
Una vez más nuestro país elige el camino de la muerte en lugar del de la vida.  
Es una Navidad amarga, una Navidad “armada”.

Alex Zanotelli (misionero comboniano)

Napoli, 21 de Diciembre de 2012
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