El Tribunal Oral Federal de La Plata, con la firma de los jueces Andrés Basso y José Michelini, dictaminó que el múltiple condenado por crímenes de lesa humanidad, Miguel Etchecolatz, debe seguir recluido en la Unidad 34 de Campo de Mayo, donde actualmente se encuentra detenido.

La defensa legal de Etchecolatz ha intentado en numerosas ocasiones que el represor cumpla su condena en prisión domiciliaria, alegando la precariedad de su estado de salud, considerando que tiene 92 años y la falta de infraestructura necesaria en la unidad penitenciaria para albergar a un preso de sus características. A estos reclamos se suman constantemente personas y organizaciones sociales, que están acusadas por los organismos de derechos humanos, de ser negacionistas del terrorismo de Estado, organizaciones como la Unión de Promociones, y personalidades como la recientemente electa diputada Victoria Villarruel o la abogada y médica Josefina Margaroli, que oficia como perito de partes de la defensa de Etchecolatz.  

En este sentido el tribunal afirma: "Las diversas piezas documentales incorporadas a la incidencia dan cuenta no solo de la atención médica y seguimiento permanente que recibe Etchecolatz sino de la adecuación de la infraestructura de la Unidad 34 para proporcionar la atención sugerida por los profesionales del cuerpo médico forense". Además, agregaron: "La privación de la libertad en el establecimiento carcelario no le impide recuperarse o tratar adecuadamente sus dolencias".

En diciembre de 2017, momentáneamente se había otorgado este beneficio al condenado, y se instaló en su domicilio en la localidad bonaerense de Mar del Plata. Fuertemente repudiado, la justicia revisó aquel dictámen del Tribunal Oral Federal número 6, y lo revocó.

Es importante considerar que en ningún momento Etchecolatz mostró arrepentimiento por los atroces crímenes cometidos, ni tampoco colaboró de manera alguna con el proceso de justicia. Cabe recordar que durante una de las audiencias donde se lo enjuiciaba, se lo retrató con un papel en la mano donde decía "Jorge Julio López secuestrar". Tiempo más tarde, López, quien había sido una de las víctimas de Etchecolatz durante la dictadura, y que se había convertido en uno de los principales testimonios de los juicios, era desaparecido por segunda vez, un día antes de que se dictara una de las sentencias del represor.  

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*Foto de portada: newsdigitales.com