Una investigación del diario Domani revela que el jefe en prisión pedía cumplir la función de "escoba" repartiendo paquetes y comida
El miembro de la Camorra, Francesco Schiavone, conocido como "Sandokan", quería arrepentirse desde hacía tiempo, pero su decisión se vio obstaculizada por la oposición de su hijo, Emanuele Libero Schiavone, una bala perdida de la familia criminal, ahora eliminada con el arrepentimiento del jefe absoluto. Así lo reveló una investigación del diario Domani que se refiere a un documento en el que el jefe manifestaba su deseo de cambiar de vida.
"El abajo firmante, Francesco Schiavone, solicita a Su Señoría que me autorice a trabajar como porta alimentos y compras", escribió a la dirección de la prisión el número uno del clan Casalesi, encarcelado bajo el régimen del 41bis. Quería ser "escoba", es decir, repartir paquetes, traer comida y limpiar la prisión. Ese fue el principio del fin del imperio del jefe de jefes de la Camorra de Caserta.
Los destinos de "Sandokan" y su hijo se cruzarán en los próximos días. El nuevo colaborador de justicia, de hecho, figura en la lista de testigos indicada por la fiscal de la Dirección Distrital Antimafia de Nápoles, Graziella Arlomede, en el juicio por los contratos RFI finalizados a cambio de dinero y obsequios a empresas que se cree que han estado en connivencia con el clan Casalesi.
Este es el tramo napolitano del proceso -tuvo lugar en el tribunal de Nápoles, ante el colegio presidido por Michele Ciambellini- en el que la figura clave es Nicola Schiavone, de 70 años, empresario y sobre todo amigo de vieja data de Sandokán, padrino de su hijo primogénito. Junto con su hermano Vincenzo, Schiavone, de 70 años, responde a un registro ficticio, acusado por la DDA de haber actuado como testaferro, con sus familiares y otras personas, de los bienes de "Sandokan", desde los años 1970, y de haber mantenido contactos de alto nivel, tanto políticos como institucionales, por parte del clan; contactos como el de la red ferroviaria italiana, que habría permitido al clan conseguir numerosos contratos ferroviarios.
Las declaraciones de "Sandokan" son, pues, fundamentales para la hipótesis de la Fiscalía; Nicola Schiavone siempre salió ileso de otros procesos y acusaciones, incluso del maxi proceso contra el clan Casalesi "Spartacus", en el que fue acusado, junto con su hermano Vincenzo (condenado a dos años).
Otros imputados están acusados de corrupción (funcionarios de la RFI), manipulación de licitaciones, blanqueo de dinero con el agravante de metodología mafiosa y revelación de documentos amparados por el secreto de las investigaciones. La audiencia fue pospuesta para el 24 de junio debido a algunos errores de notificación. Nicola y Vincenzo Schiavone también están acusados de asociación con la Camorra en la otra parte del proceso de contratación RFI que se desarrolla ante el tribunal de Santa Maria Capua Vetere (próxima audiencia el 15 de mayo).
Volviendo a la colaboración con la justicia de "Sandokan", no es casualidad que la decisión -muy cuidadosamente pensada- llegara junto con la salida de prisión del hijo. Una forma de decir que la época del clan se acabó y que el apellido ya no importa. Schiavone hijo regresó a Casal di Principe, donde encontró a su hermano Ivanhoe; ambos rechazaron el programa de protección, a diferencia de sus hermanas y su madre, mientras que Nicola y Walter Schiavone ya se habían arrepentido.
Además, la esposa de "Sandokan", Giuseppina Nappa, también había manifestado en el pasado a los fiscales el deseo de su marido de empezar a colaborar con la justicia. "Durante algunas conversaciones mantenidas en la prisión Ópera, mi marido hizo mención expresa al 'tío Nicola' y al hecho de que sería una de las primeras personas de las que podría hablar 'si se volviera loco', refiriéndose a la hipótesis de su colaboración", afirmó Nappa, que se había distanciado cada vez más de su marido, considerado responsable del desastroso epílogo de toda la familia.
*Foto de Portada: Antimafia Duemila