Iglesia Católica Apostólica Romana en medio de tantos escándalos, errores y actos criminales pueda de vez en cuando realizar buenas acciones.Con el debido respeto que merece su Santidad Benedicto XVI y en mérito a la beatificación de Don Pino Puglisi, las prudentes mociones de la Iglesia contra la mafia no son suficientes por el simple hecho de que todavía hay agujeros negros en la relación Vaticano-mafia. Aún queda por aclarar la posición de Paul Marcinkus, hoy fallecido, quien jamás fue extraditado a pesar de que pesara sobre él una orden de captura firmada por la magistratura italiana por los delitos de bancarrota fraudulenta y lavado de dinero. Todavía quedan por aclarar los cientos de miles de millones de liras lavados por Cosa Nostra a través de Pippo Calò y Vito Ciancimino, por medio del IOR Vaticano. Todavía quedan por aclarar las circunstancias del secuestro de Emanuela Orlandi, ciudadana vaticana, las intrigas que se celan detrás del intento de homicidio del Papa Juan Pablo II. Quedan por aclarar las relaciones de la iglesia siciliana con la mafia y sus prófugos. Todavía queda por echar luz sobre el caso de Roberto Calvi, sobre los reclamos hechos al entonces Santo Padre (Juan Pablo II) con el objeto de obtener una intervención respecto al escándalo del Banco Ambrosiano del cual la finanza vaticana era cómplice. Todavía quedan por aclarar las causas de la muerte misteriosa y sospechosa de Juan Pablo I. Todavía quedan por aclarar las relaciones entre la masonería y Cosa Nostra infiltrados en el Vaticano tal como la posición de Michele Sindona y su relación con el IOR y la Mafia. Es decir, los crímenes de Michele Sindona cometidos con el Vaticano y con la mafia. Todavía quedan por aclarar las oscuras maniobras del banco del Vaticano, recientemente acusado de lavar dinero sucio, y la injusta eliminación de su presidente Gotti Tedeschi, el cual quería aclarar, y espero que pueda hacerlo con la magistratura, sobre las cuentas (de millones de euros) cifradas que probablemente corresponden a personajes mafiosos o corruptos.
Todavía quedan por aclarar las complicidades de los cardenales de la Iglesia Católica que han colaborado con las dictaduras sanguinarias de Sudamérica que fueron culpables del genocidio de decenas de miles de “desaparecidos”. Todavía quedan por aclarar y comenzar a admitir los casos de cientos, si no miles, de actos de pedofilia cometidos por simples curas y hasta por los más altos cargos del vaticano, obispos y cardenales, italianos, europeos y estadounidenses. Finalmente queda por aclarar la posición de la iglesia en los años de los atentados del '92 - '93, si sabía algo al respecto, si estaba en conocimiento de la presencia de personajes que orbitaban en el Vaticano y que estaban relacionados con los prófugos mafiosos y con la nunca esclarecida posición del obispo siciliano monseñor Cassisa que tenía en su poder el número de celular de Leoluca Bagarella. Ésto y mucho más la iglesia católica, su expresión máxima, el Papa Ratzinger, y sus sucesores tendrán que aclarar respecto a los creyentes Católicos y a la opinión pública mundial. Solo en el momento que haya dicho la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, podremos anunciar finalmente al mundo que la Iglesia Católica Apostólica Romana en su máxima expresión es una Iglesia Antimafia. Por ahora no.
http://www.antimafiaduemila.com/2012090738795/giorgio-bongiovanni/il-papa-antimafiama-non-basta.html
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