Después de una breve introducción a cargo de Baldo sobre el misterio de la desaparición de la “agenda roja” de Paolo Borsellino, el ex Fiscal del proceso por el atentado de Capaci (también fiscal en el proceso por el fallido atentado de Addaura* y por el homicidio de Roberto Calvi) señaló los dos interrogantes que aún rodean el atentado del 19 de julio de 1992. Tescaroli hizo hincapié en el hecho de que hasta ahora no ha sido aclarado judicialmente el motivo de la aceleración de la masacre de Via D’Amelio a tan poco tiempo del atentado de Capaci, ni mucho menos la razón por la cual después del fallido atentado al Estadio Olimpico de Roma en 1994, esa temporada terrorista haya quedado “congelada”. El magistrado del Veneto (región italiana), recordó con amargura que mientras investigaba sobre los atentados del 92’ habían “altos exponentes del Estado” que “buscaban contactos con organismos de Cosa Nostra”. Contactos que apuntaban a esa misma “negociación” entre Estado y mafia que según lo que está saliendo a la luz se habrían realizado en diferentes fases a través de intermediarios del calibre de Vito Ciancimino y Marcello Dell’Utri, bajo indicación de poderes de “alto nivel”. La razón de esta “coexistencia” entre mafia y Estado fue ilustrada por la respuesta del mismo magistrado: “porque nunca estuvo clara la línea que dividía al Estado de las estructuras mafiosas”. Por lo tanto para Tescaroli la existencia de un “eslabón de unión” entre estos dos poderes hoy es más actual y vigente que nunca. “Si Borsellino hubiera sido interrogado en Caltanissetta – recordó el fiscal sustituto de Roma refiriéndose a las declaraciones públicas del magistrado siciliano realizadas después del atentado de Capaci en relación a datos que tenía que proporcionar a la autoridad judicial de Caltanissetta, que en cambio jamás lo llamó – probablemente hoy sabríamossi él había sido informado de la negociación, sobre todo por parte de quien...”. Frente al interrogante de un joven que a través de facebook preguntaba cuál era la razón por la cual se seguía hablando de gente muerta hace 20 años, en vez de hablar de los problemas de un obrero que no llega a fin de mes, Tescaroli se mostró bastante preocupado precisamente porque esta inquietud provenía de un chico de corta edad. Por su lado el co-autor del libro Giorgio Bongiovanni intervino sobre el tema destacando que la actual condicin socio-económica descrita por el joven en facebook es, ni más ni menos, el resultado del bienio 92’/93’ en el cual la “negociación” entre Estado y mafia se convirtió en “acuerdo”. “¡Si Falcone y Borsellino (sobre todo Borsellino) hubieran podido continuar con las investigaciones que estaban llevando a cabo en aquel momento – subrayó el director de AntimafiaDuemila – hoy no estarían las personas que gobiernan y que han gobernado nuestro país!” Partiendo del razonamiento sobre la reciente “requisitoria-arenga” del Fiscal de la Casación Iacoviello en el proceso contra el Senador Dell’Utri, Bongiovanni destacó la grave posición de la Corte Suprema de Casación que demasiado frecuentemente se vuelve la “salvadora” de los poderosos ya condenados en Primero y Segundo grado. Un ulterior embate estuvo dirigido al C.S.M., siempre listo a iniciar investigaciones a magistrados libres e independientes como Antonio Ingroia considerado “reo” por haberse definido “un partisano de la Constitución”; un C.S.M. que igualmente se encuentra bien dispuesto a “tutelar” a un magistrado como Iacoviello capaz de eliminar años de procesamiento y de condenar con sus declaraciones sobre la inutilidad del delito de concurso externo en asociación mafiosa en el que según él “ya nadie cree”. Posteriormente Bongiovanni realizó un análisis sobre la importancia de votar con conciencia, y ser capaces así de mandar a su casa a los políticos corruptos y conniventes, como demostración del determinante rol de un electorado consciente. El director de  AntimafiDuemila centró la atención sobre la importancia de informarse para tomar consciencia del significado de “negociación” y poder así interrumpir de una vez por todas este chantaje mafioso al que se ve sometida nuestra fragil democracia. Un chantaje que podría desembocar nuevamente en nuevos atentados según su “utilidad” encuadrada en un contexto socio-politico decididos por estos sistemas criminales (por fuera de Cosa Nostra) que acordaron los atentados del 92’/93’. “La potencia económica de Cosa Nostra – remarcó Bongiovanni – sigue teniendo en jaque al Estado”. Que es absolutamente consciente de que la derrota de Cosa Nostra representaría una drástica disminución de los capitales de nuestro país. Un sacrificio impensable para quien dirige Italia, pero que desmembraría para siempre el acuerdo criminal entre Estado y mafia, nacido sobre la sangre de Falcone y Borsellino.