En un país normal, el trigésimo aniversario de las masacres de Capaci y vía D'Amelio se habría celebrado con las condenas de los autores intelectuales externos ya aprobadas por la Corte de Casación. Los periódicos habrían informado los hechos de manera minuciosa, sin tener en cuenta los intereses de tal o cual personaje y se habrían hecho los cambios normativos necesarios para que el crimen y el ir de la mano con la mafia ya no hubiera sido conveniente y la retórica hubiera quedado reservada solo para el teatro.

Pero este, por desgracia, no es un país normal.

No es un país normal porque existen periodistas 'mata sentencias' de 'carnavalesca' memoria, porque existen sujetos que llevan a la exasperación la lógica de pertenencia, porque hay una cierta política que dificulta la búsqueda de la verdad sobre las masacres del '92 - '93 y que pone en marcha reformas "gatopardescas" que aniquilan de hecho el servicio de justicia. Esta es la triste imagen que se desprende de las palabras del consejero togado del Consejo Superior de la Magistratura (CSM) Nino Di Matteo y del periodista Saverio Lodato durante la presentación de su último libro 'Los enemigos de la justicia' organizada por WikiMafia y celebrada ayer en la Universidad de Milán.

Después de los saludos institucionales transmitidos por la pro rectora vicaria Maria Pia Abbracchio y el presidente de la Unisì, Pierfrancesco Pittalis, el sociólogo Pierpaolo Farina, director de WikiMafia, abrió el diálogo citando a Giovanni Falcone: "A veces percibo en mis colegas un comprensible deseo de volver a la normalidad: menos custodias, menos protección, menos rigor en los viajes. Y por eso me sorprendo teniendo temor a las consecuencias de tal actitud: la normalidad significa menos investigaciones, menos profundidad, menos resultados. Y temo que la justicia sea volver a la vieja rutina: la mafia que hace su trabajo, por un lado, los magistrados que hacen su trabajo más o menos bien por el otro, y al final de cuentas resalta palpable la ineficiencia del Estado. Sería insoportable volver a escuchar en un interrogatorio la ironía y la arrogancia mafiosa del pasado". La percepción que había tenido Falcone es la misma que se percibe en los últimos meses: es decir, mientras por un lado Palermo se llena de oropeles y la lista de nombres institucionales que asisten a las conmemoraciones es cada vez más larga, por el otro el corazón de la obra dejada por Falcone y Borsellino está siendo destruido, pieza por pieza, en medio del desinterés general. Sin embargo, aún queda un núcleo duro formado por ciertos magistrados como Nino Di Matteo, Sebastiano Ardita, Roberto Scarpinato, Luca Tescaroli, Giuseppe Lombardo, Nicola Gratteri y otros que, como ellos, que aún mantienen en alto el valor de la Constitución. Magistrados rectos que realmente quieren aplicar el principio de igualdad de todos los ciudadanos ante la ley. Por eso son molestos. Y por eso el Poder se reserva sus ataques más duros contra ellos.

"La reforma de Cartabia es 'gatopardesca'. Fortalece el poder de las corrientes"

El consejero del CSM en su intervención recordó que está en marcha un importante juego que determinará las futuras relaciones entre el poder judicial y el poder político. Una partida que también se juega "en el frente de la reforma Cartabia y la maxienmienda del gobierno que atañe a un aspecto de la reforma de la justicia" y "de los cuatro referéndums que estaremos llamados a votar el próximo 12 de junio". "Lo que les pido -continuó el magistrado- es que se informen y no cedan a la tentación de adherir a una propaganda unívoca, uso este término con conocimiento de causa, que presenta a esta reforma puesta sobre la mesa y también las preguntas del referéndum como algo 'reforma necesaria y urgente'. La panacea para todos los males de la magistratura". "En realidad, créanme, no hay ninguna norma en el proyecto de reforma Cartabia, ninguna disposición que vaya al fondo del problema y trate de solucionar el principal problema de la justicia y la justicia penal: la lentitud de los procesos. No hay nada". Pero "en realidad lo que surge de este proyecto de reforma es absolutamente claro. Y es un proyecto que, a través de varios aspectos de la reforma, pretende hacer que la magistratura sea cada vez menos autónoma y cada vez menos independiente. El Poder Judicial es cada vez más colateral a los demás poderes del Estado. Y es un proyecto de reforma que no va al fondo del problema", reiteró Di Matteo, quien agregó que "en estas horas escuchamos a todos hablar" incluidos "los más altos cargos del Estado y hasta una representación continua de ciertos periódicos" de una "urgencia absoluta e inaplazable de la reforma del sistema electoral del Consejo Superior de la Magistratura".

"Si el objetivo es, y tal vez lo sea, depurar al CSM de la influencia de las corrientes internas, el sistema electoral propuesto por la reforma Cartabia es absolutamente inadecuado para ese fin". "Me parece una reforma gatopardesca  dijo el magistrado  que parece introducir cambios para que en realidad nada cambie, es más, desde cierto punto de vista, créanme, fortalece el poder de las corrientes en un momento decisivo como es el de la elección de los miembros del Consejo Superior de la Magistratura".

"La lucha contra la mafia pasa también por la preservación, o más bien la promoción, de la independencia de las fiscalías. La lucha contra la mafia pasa por la potenciación de magistrados efectivamente libres e independientes". "Por eso la reforma de la justicia de la que hablamos hoy es de fundamental importancia para imaginar un futuro más efectivo, un futuro de mayor incidencia en la lucha contra las mafias". "En estos treinta años -prosiguió Di Matteo- no podemos decir que las cosas permanezcan como estaban antes de las masacres de 1992. Debemos ser honestos. Desde el punto de vista de la eficacia de la represión del ala militar de las organizaciones mafiosas, se han dado grandes pasos, pero sólo desde ese punto de vista. No se ha golpeado, y ninguno de los gobiernos que se han sucedido hasta ahora quiso golpear, y mucho menos está demostrando que quiera hacerlo, a las relaciones externas de las organizaciones mafiosas". Relaciones con el "poder político, económico, empresarial, financiero e incluso institucional. Desde este punto de vista, no se hizo lo que había que hacer porque está en el ADN de las mafias, en particular de Cosa Nostra siciliana, cultivar ese tipo de relación y parece que nadie advierte esa evidencia". Y luego, "treinta años después de las masacres no podemos limitarnos, como inevitablemente sucederá, a un estéril ejercicio retórico, no podemos limitarnos a estimular las emociones de cada uno de nosotros en la memoria de los caídos", sino que "debemos hacer más, hay que dar un paso adelante".

Lodato: "Se está jugando un juego amañado en torno a la reforma de la justicia"

El periodista Saverio Lodato, que habló después de Di Matteo, dijo que "habiendo sido periodista en Palermo durante cuarenta y dos años, puedo decirles que he escuchado sobre la necesidad de una reforma de la justicia en Italia durante cuarenta y dos años. Así que hay un problema porque en ningún país europeo, desde hace cuarenta y dos años, se habla de la necesidad de una reforma del sistema de justicia. No se discute en Francia, no se discute en Alemania. Ellos tienen sus propias leyes sobre justicia, que periódicamente requieren ajustes, y estos ajustes se hacen desde los parlamentos, nunca se desata el bombo mediático que, en mi memoria desde hace al menos cuarenta y dos años, tiene lugar en Italia". ¿Y a qué se debe esta interminable discusión? preguntó Lodato. La respuesta es simple: "¿Por qué todos esos intentos de reforma, que en el libro Di Matteo recuerda meticulosamente, indicando los años en que se hicieron, primero no anduvieron bien y luego hubo que modificarlos y cambiarlos? Porque hay números, cifras de la anomalía italiana que claman venganza. Una de las primeras cifras podría ser los números 160-170 que son los años que hace que la mafia está presente de forma continua en Italia junto con la 'Ndrangheta. El otro número es cuatro, porque hay cuatro mafias en Italia que han echado raíces en todas las regiones italianas, incluso en aquellas que eran consideradas lugares 'no contaminados' desde el punto de vista económico y social y al que los poderes criminales nunca habían podido llegar. Hay otra cifra, veintiocho, porque esos son los magistrados que fueron sido asesinados en Italia desde la liberación hasta hoy por la mafia, el terrorismo y la 'Ndrangheta. En Francia en setenta años un magistrado fue asesinado. Luego hay otra cifra, dieciocho, que nos recuerda que lo que actualmente está en funciones en el Parlamento italiano es la decimoctava comisión parlamentaria de investigación y estudio sobre el fenómeno mafioso. La primera comisión parlamentaria se estableció entre el '61 y el '72. Han pasado setenta años y tenemos un Parlamento que sigue estudiando el fenómeno mafioso, como si a estas alturas no se hubiera entendido todo lo que había que entender sobre el mismo. No hay parlamentos en el mundo que hayan mantenido en pie durante setenta años estructuras parlamentarias para abordar un problema de orden público que nuestro Estado es incapaz de enfrentar y resolver".

"Cuando se empezó a hablar de la reforma Cartabia -prosiguió el periodista- a la que hizo referencia el doctor Di Matteo, por la parte que se refería precisamente al bloqueo de los temas mafiosos, los magistrados, símbolo de la lucha contra la mafia en Italia y que son excelentes en el aspecto del combate a los poderes criminales, debido al hecho de que en Italia también son excelentes esos poderes criminales que no existen en ninguna otra parte del mundo, plantearon amplias reservas y expresaron duras críticas a la propuesta de reforma. No me refiero sólo al doctor Di Matteo. Me refiero también al Dr. Gratteri, al Dr. Roberto Scarpinato, al Dr. Caselli y al propio Piero Grasso. Todos estos magistrados antimafia han expresado sobradamente sus perplejidades. La ministra Cartabia nunca mencionó sus nombres. Ella nunca dijo: 'Me sentaré alrededor de una mesa para discutir con ellos las partes de la reforma que los de adentro conocen mucho mejor que yo, que no soy especialista en el tema de la lucha contra la mafia', sino que procedió de manera indiscriminada e indiferenciada". "Es por eso que alrededor de la reforma hay un juego amañado -reiteró Saverio Lodato- ante un país que no está en condiciones de entender cuáles son las distintas medidas que se proponen, por un lado, por parte del gobierno y, por otro lado, por parte de los especialistas. Porque la verdad es que con la mafia y con los poderes criminales, en Italia, siempre se ha tratado". "Siguen repitiendo el estribillo de las puertas giratorias entre la política y el poder judicial. Bueno, el Dr. Di Matteo contó con los dedos de una mano cuántos magistrados hay hoy en el parlamento: son tres. Contó cuántos abogados hay en el Parlamento: 132. No hay nadie que plantee un tema de incompatibilidad cuando, dentro de un Parlamento, hay 132 abogados que participan en la comisión de justicia de la Cámara y del Senado, y que a menudo forman parte de la comisión que autoriza los procedimientos del poder judicial contra este o aquel diputado o senador. En Francia, Alemania y España, si el abogado es elegido al Parlamento, debe cerrar su despacho y reabrirlo cuando haya dejado de ejercer como diputado. Aquí, en cambio, la ministra Cartabia se llena la boca con las 'puertas giratorias' entre el poder judicial y la política'. Esto -concluyó- es lo que yo llamo un amaño de partidos y no hay quien plantee el problema del abogado que hace las leyes por la mañana, defiende a su cliente por la tarde y con toda probabilidad luego vuelve al Parlamento a modificar o despenalizar los delitos de los que han sido culpables sus clientes".

La inacción de la política

"La política debería tener el deber, y no lo asume, de estimular la búsqueda plena de la verdad sobre aquella época de masacres. Pero no solo no lo hace -dijo Di Matteo- sino que parece haber respirado con alivio en ciertos momentos, cuando algunas investigaciones o algunos juicios fueron aparentemente desaprobados debido a la actividad de las fiscalías de la República". 

"Treinta años después de las masacres  explicó el consejero togado  la situación ha empeorado". "Hace treinta años, y esto está escrito en las sentencias definitivas, una de ellas es la de la masacre en via dei Georgofili en mayo de 1993 en Florencia, Cosa Nostra concibió la larga estrategia de masacres entre otras cosas para obtener ciertos cambios legislativos, entre ellos la 'atenuación del 41-bis' y 'la abolición de la cadena perpetua, entendida como cadena perpetua efectiva, entendida como cadena perpetua impeditiva, entendida como cadena perpetua que implica que el imputado o el condenado a cadena perpetua debe cumplir efectivamente la pena a menos que demuestre, colaborando con el poder judicial, que ha cortado sus contactos con la organización a la que pertenece. Pues bien, treinta años después encontramos en el debate de estos días el argumento 'abolición de la cadena perpetua'. No es sólo un factor que ha entrado en el círculo de discusión por iniciativas legislativas o iniciativas gubernamentales -recordó el magistrado- sino que entró primero con la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y luego con la sentencia de nuestro Tribunal Constitucional y casi parece inevitable el peligro de que los mismos hombres de Cosa Nostra que cometieron esas masacres para lograr ese fin, paradójicamente hoy, treinta años después de aquellas masacres y después de haber cumplido una larga prisión, aunque condenados a cadena perpetua y aunque no se hayan convertido en colaboradores de justicia, pueden gozar de beneficios penitenciarios. Sería verdaderamente el peor ultraje a la memoria de Giovanni Falcone y Paolo Borsellino".

Responsabilidad política y responsabilidad penal

"Paolo Borsellino, unos meses antes de su muerte, se percató, con la claridad que lo distinguía, del tema de la relación entre la mafia y la política. Y fue uno de los primeros en constatar lo que luego dijimos muchas veces, y es que en nuestro país la responsabilidad penal de ciertas conductas tiende a superponerse con lo que debería ser la responsabilidad política de esas mismas conductas. Paolo Borsellino -dijo Di Matteo- puso el ejemplo del político que, pese a conocer el fondo mafioso de un sujeto, porque lo frecuenta, lo toma del brazo, demuestra su cercanía, que son formas de buscar su consentimiento. Paolo Borsellino observó que estos comportamientos no siempre van a dar lugar a juicios, porque pueden ser comportamientos criminalmente irrelevantes. La política debe ser la que se anticipe a la acción de la magistratura haciendo valer la responsabilidad política por determinadas conductas".

"En ese momento esto casi nunca pasaba, salvo cuando el juez penal con sentencia firme había constatado la existencia de un delito. Observo que hoy la situación ha empeorado. Porque prosiguió  hoy, evidentemente, tampoco sirven las sentencias con condena definitiva del poder judicial, para evitar que ciertos sujetos sigan desempeñando un papel político importante. Hace no más de dos semanas, al menos en las crónicas sicilianas y en la prensa, leímos que el exsenador de la república Marcello Dell'Utri ha sido enviados a Sicilia por el señor Berlusconi para tratar de resolver, dentro de la facción política de referencia, el problema de elegir candidatos para alcalde de Palermo y presidente de la región. Entonces, ya ni siquiera se tienen en cuenta las sentencias definitivas. Es decir, que hoy, y lo que más me enfada es la aceptación resignada por parte de todos, parece normal que un sujeto que fue condenado por concurso en asociación mafiosa  dijo  esté en la agenda política en relación a eventos tan importantes. Entonces, cuidado con los triunfalismos, cuidado con la retórica fácil  advirtió Di Matteo  cuidado con todos aquellos que, y son muchos y lamentablemente pertenecen al sector dominante, a la clase dominante de este país, quieren hacernos creer que la lucha contra la mafia es algo perteneciente a un pasado que nunca volverá; porque la mafia ya no es lo que era; porque la mafia ya no es tan peligrosa como antes".

Di Matteo, dirigiéndose luego a los jóvenes presentes en la sala, agregó: "Por favor, pregunten, por favor sigan indignados, por favor no cedan a la propaganda fácil de quienes quieren que crean en este momento que la reforma tiene como objetivo mejorar el servicio de justicia. Digo que se caracteriza también, en este momento de grave dificultad de la magistratura, por un deseo de venganza contra la misma, por una venganza contra los jueces que se atrevieron a subir el listón de su trabajo. Con el objetivo de evitar que en el futuro puedan existir otras investigaciones u otros procesos como el de la Tratativa Estado-mafia, como el proceso Contrada, el proceso Andreotti, el proceso Dell'Utri, el proceso sobre las masacres del terrorismo o algunos de los procesos que aquí, en Milán, tuvieron como protagonistas a los colegas del pool antimafia en los tiempos de Tangentopoli. Esto es lo que quería decirles porque es mi gran preocupación. Son días, semanas y meses en los que se está jugando un partido muy importante. Las estructuras futuras de la relación entre el poder judicial y otros poderes. Debemos permanecer fieles, como siempre digo, fieles hasta la muerte a nuestra Constitución. ¿O debemos aceptar que nuestra Constitución y el principio de separación de poderes sean pisoteados para obtener un poder judicial más controlable por el poder político?".

La lucha contra las mafias no está en la agenda política de los gobiernos

Saverio Lodato destacó que en Italia la lucha contra la mafia ciertamente no es considerada por la clase política y que cada vez se habla menos de ella. Entonces, afirmó: "La primera pregunta que tenemos que hacernos es: ¿la mafia sigue en Italia? ¿fue derrotada? ¿fue erradicada? Di Matteo se refirió a la temporada dorada del pool de Palermo, que comenzó a manifestarse a principios de la década de 1970. Hasta principios de la década de 1970, el Parlamento negó la existencia de la palabra mafia. Se creía que era un invento de algunos periodistas, de algunos escritores de izquierda como Leonardo Sciascia y de algunos partidos de la oposición. Se creía que al negar la existencia de la palabra mafia, también se negaba la existencia del fenómeno mafioso. Se debe a muy pocos jueces, que luego dieron vida por el pool antimafia de Palermo el haber dicho en su momento que la mafia existe".

"En ese momento, el Estado italiano que se vio obligado a reconocer que la mafia existe, finalmente decide dar luz verde a lo que pasará a la historia como el maxi juicio de Palermo que hasta el final los poderes centrales romanos trataron de obstaculizar e impedir".

"Proceso que fue instruido por Paolo Borsellino, Giovanni Falcone y los demás jueces del pool antimafia. ¿Pero qué pasó? Ocurrió que Roma dio luz verde para golpear el brazo militar de la organización mafiosa. Pero cuando luego los mismos magistrados que habían investigado al brazo militar se dan cuenta de que a pesar de quinientas cadenas perpetuas la mafia aún existía y estaba viva y coleando ¿qué hace? Intenta comenzar a podar las ramas superiores de la organización mafiosa. Así comenzará el juicio de Giulio Andreotti, que durará diez años. Que será condenado por la casación, pero luego declarado prescrito, porque algunos episodios que fueron impugnados se referían a un período anterior. Pero en Italia  recordó el periodista  el mundo de la información actuó al unísono para hacer olvidar la condena de Andreotti, condenado a pagar las costas judiciales por la casación, sentencia que nunca quiso apelar, como la absolución de Giulio Andreotti. Y como una prueba más de que los fiscales de Palermo después de haber combatido y reprimido a la mafia militar querían seguir subiendo el listón. Después del juicio a Andreotti, el juicio sobre la Tratativa Estado-Mafia fue aún peor. Es decir, el intento por parte de la acusación de los jueces palermitanos de demostrar que la mafia, para existir desde hace más de doscientos años y haber sobrevivido indiferente a todas las represiones que hubo, debió haber gozado de muchas complicidades. Fue así que se desató una campaña que tuvo a las mejores firmas del periodismo italiano entre sus filas. Los mejores editores de periódicos. Pensemos por ejemplo en Eugenio Scalfari que escribió diciendo que era inconcebible que los fiscales de Palermo hubieran interceptado las llamadas telefónicas del jefe de Estado Giorgio Napolitano. Llamadas telefónicas que fueron interceptadas porque los fiscales estaban interceptando a Nicola Mancino, que estaba siendo investigado en ese proceso y que casualmente llamaba al Quirinale para buscar santos en el cielo y encontrar a posteriori absoluciones respecto de algunas de sus conductas que poco recomendables. Pues bien, Giorgio Napolitano consiguió, con el aplauso de toda la prensa italiana, que el Tribunal Constitucional cancelara y decidiera tapar definitivamente las llamadas telefónicas del escándalo. Las mejores firmas del periodismo italiano sostuvieron que aquel juicio fue un disparate por la sencilla razón de que en Italia no había habido tratativas y era una leyenda urbana aquello de que cuando se produjo el desembarco de los aliados en Sicilia, cincuenta años antes, los estadounidenses hubieran acudido en la mafia". Lodato, citando las palabras de Sciascia extraídas del libro 'Fuego del alma', recordó que los "americanos llegaron con la lista de los mafiosos en el bolsillo" y que tras la ocupación habían elegido y puesto a la cabeza de los municipios sicilianos a los mismos jefes que dirigían familias.

"Pero todo viene de muy lejos -dijo el reportero-. En 1893 se produce en Palermo el primer asesinato relevante. El director del Banco de Sicilia en ese momento, llamado Emanuele Notarbartolo, fue asesinado. Desde el primer momento, un senador del parlamento real de la época fue identificado por la autoridad judicial de entonces: un tal Raffaele Palizzolo. Incluso entonces, la solicitud de autorización para proceder era necesaria y el Senado concedió la autorización en 1899, es decir, seis años después de la muerte de Emanuele Notarbartolo. En 1902, después de que pasaran otros tres años, el tribunal de lo penal de Bolonia condenó a Palizzolo a treinta años por ser considerado el instigador del asesinato de Notarbartolo. Y la historia no termina ahí, porque intervino el Tribunal Supremo, que anuló la sentencia y ordenó un nuevo juicio que se celebró en Florencia en 1904". "El senador Palizzolo es absuelto, llega a Palermo en tren desde Florencia y es recibido por un comité de bienvenida que incluye a la flor y nata de la sociedad palermitana de la época.A la cabeza está un talentoso antropólogo erudito, Pitre, quien lo recibe al grito de ¡larga vida a Florencia! ¡Viva la libertad! ¡Viva el Senador Palizzolo! ¡Viva la justicia italiana! ¡Y esto sucede en 1902! ¿Por qué nos cuesta entender que vamos a celebrar el trigésimo aniversario de las masacres de Capaci y vía D'Amelio, y todavía estamos buscando a los protagonistas de hace treinta años? Porque los principales autores en Italia no pueden ni deben ser encontrados. Para Palizzolo, los dos asesinos, porque Notarbartolo fue asesinado a puñaladas por dos hombres en un tren, expiaron su condena, pero los principales implicados en Italia no acaban en una celda. Pero no porque no haya evidencia, no se crean este cuento de hadas, la evidencia está ahí pero no debe ser encontrada".

"El primer homicidio excelente, cuando aún no estaba la Italia republicana, nos dice que ya existía una justicia modelada para rescatar a los representantes de las clases altas. Porque ¿en qué país no se encuentra a quien cometió dos masacres de tal magnitud que decapitaron al país en 57 días?".

Las corrientes y los consorcios dentro de la magistratura

Según Di Matteo, "Giovanni Falcone había captado la esencia del problema. El nuestro es un país profundamente condicionado en su vida, en todos los niveles, por la lógica de la pertenencia. En este sentido, hablé aun antes de ser elegido para el CSM sobre la prevalencia de estas lógicas incluso dentro del poder judicial y del CSM. La lógica de pertenencia que condiciona la vida pública de este país, en muchos y en altos niveles, es aquella según la cual, si pertenezco a una facción específica, no necesariamente política, o a un grupo específico o a un consorcio específico o a una cierta masonería, entonces seré protegido, promovido por ese grupo, tarde o temprano recompensado y en caso de dificultad defendido. Esta lógica  prosiguió  que fue la lógica que en cierto sentido hizo implosionar la política, es una lógica que no se encuentra sólo en ella. Es muy grave que también haya logrado penetrar en la magistratura. Porque si la magistratura o el poder judicial pretende, como dicta la Constitución, ser autónomo e independiente de los demás poderes, no debe estar condicionado por las mismas lógicas. Por eso no hablé de métodos mafiosos dentro del CSM. Dije que las actividades del Consejo Superior de la Magistratura, especialmente en el pasado, han estado condicionadas por la lógica de pertenencia que son propias de la mentalidad mafiosa. Si estás conmigo, te asciendo, te defiendo, impulso tu carrera. Si no estás conmigo, no eres nadie. Si estás en mi contra, y entiendes cómo funcionan las cosas, te deslegitimo, te aíslo y te combato. Esta es una triste realidad que en la magistratura funciona a través de la exasperación de la lógica de la pertenencia a una corriente, debido a lo cual las costumbres, duras de morir, querían que, si hay un concurso, por ejemplo, para la atribución de un cargo directivo en un cargo judicial, se enfrenten las aspiraciones y ambiciones de colegas que confían en su grupo de referencia para cultivar sus ambiciones. Mientras que los que están fuera de estos grupos actuales ni siquiera son considerados, ni por su profesionalismo, su compromiso, o su capacidad. No tenemos que escondernos. Los magistrados debemos tener la inteligencia para no minimizar el problema y el coraje para afirmar la verdad. Y la verdad, desafortunadamente, es lo que he referido y que ha llevado al poder judicial a un mínimo histórico en su credibilidad. Las personas en cuyo nombre administramos justicia han perdido la fe en la magistratura. No debemos tener miedo de decirlo y debemos luchar internamente para recuperar ese enfoque ideal de la magistratura que muchos teníamos cuando éramos jóvenes magistrados, es decir, considerar la belleza de nuestro trabajo. No en hacer carrera y llegar a ser presidente de la Corte, procurador de la República o procurador general. Sino en tratar de administrar justicia de manera concreta defendiendo a los más débiles, defendiendo los derechos de todos contra el acoso de las mafias, los delincuentes, los corruptos y en algunos casos hasta el Estado, cuando las instituciones se desvían del camino que traza la Constitución. Pero quiero decir que esta autocrítica que sinceramente hago no me hace perder de vista otro hecho: hay quienes tratan de aprovecharse de la dificultad objetiva de la magistratura, no para ayudar a solucionar problemas, sino para ponerla definitivamente de rodillas. Mientras se finge luchar contra magistrados politizados o sensibles al poder, en realidad hay proyectos de reforma que le cortarían las alas a los magistrados que estén lejos de la lógica de la política, les cortaría las alas y dificultaría cada vez más las investigaciones que van en el sentido de controlar la legalidad de cómo se maneja el poder. Está ese deseo de ajuste de cuentas que emergió en toda su evidencia durante el discurso de toma de posesión del presidente de la República, Sergio Mattarella, a pesar de que, como recordó Di Matteo, las intenciones del presidente eran evidentemente otras. "Cuando el jefe de Estado se refirió a la necesidad de reformar la justicia, se desató un largo y repetido aplauso de manera verdaderamente impresionante por parte de todos los partidos políticos. Tuve la misma sensación que cuando alguien abre las puertas de la jaula, sin ofender a nadie, Dios no lo quiera. Es como si ese discurso hubiera desatado en muchos parlamentarios, porque nunca se podrá generalizar, sus ansias de venganza, su hambre de ajustar cuentas con la justicia. Y esto no se puede aceptar. Pero no porque como magistrado quiera defender la casta magistrada, sino porque como magistrado y como ciudadano quiero defender la independencia del poder judicial que es un baluarte para la gente más débil, para las minorías. Por los ciudadanos más débiles respecto a los que gobiernan, por los que no tienen fuerza para pertenecer a grupos de poder, a la masonería, o a cualquier otro grupo organizado, y tienen su fuerza sólo en la preservación efectiva de sus derechos. Es por eso que los magistrados deben liberarse de cualquier tentación de accionar colateral con el poder. De cualquier tentación profesional. Debemos distinguirnos sólo por las funciones realizadas. No estamos incluidos en una estructura jerárquica. No debemos caer en el gravísimo error de organizar los despachos judiciales. La independencia del poder judicial debe ser defendida de ataques externos, pero también de ataques internos. Porque todo magistrado desde el más joven hasta el más viejo y experimentado, una vez que se le asigna un procedimiento, debe gozar de plena autonomía decisoria respecto de todo y de todos, incluso respecto de los responsables de los despachos judiciales. Son batallas importantes. Son batallas que además son difíciles de sostener porque lamentablemente el ADN de los magistrados ha cambiado en los últimos años. La conciencia de la propia autonomía interna ha cambiado. Hoy, en comparación con cuando yo era un magistrado joven, los magistrados jóvenes son mucho más cuidadosos en hacer las cosas que agradan a sus jefes y esto va en contra de la Constitución. Esto va en contra del principio de protección de la independencia interna. La verdadera revolución ética que esperamos  concluyó el magistrado  es precisamente la de recuperar los valores fundantes del Poder Judicial: la autonomía, la independencia, la libertad, la valentía de tratar a todos los casos y a todos los ciudadanos por igual. Lo mejor para un magistrado es darse cuenta de que esa porción de justicia que administra en ese momento se administra según el principio de igualdad ante la ley. No hay nada más en el poder judicial".

En la parte final del evento, el director de WikiMafia recordó el proyecto homicida decidido por el entonces jefe de jefes, Salvatore Riina, y el gran evadido Matteo Messina Denaro contra Nino Di Matteo. Este último habló de sentencias definitivas "que certifican la confiabilidad de quienes denunciaron ese ataque en mi contra". "Hubo una investigación de la fiscalía de Caltanissetta que concluyó, en el sentido de que el proyecto de atentado era real y existe, pero los que fueron señalados por Galatolo no podían ser sancionadas porque no hubo intento".

Volviendo al tema de la decisión del juicio de la Tratativa, el magistrado dijo: "Yo, como los demás magistrados, tengo mis límites y ciertamente he cometido mil errores, pero con respecto al procedimiento sobre la Tratativa Estado-Mafia yo mantengo ante todo una actitud de absoluta serenidad y me enorgullece, junto con otros colegas, haber realizado esas investigaciones. En primer lugar, estas investigaciones tienen una característica: han reunido toda una serie de hechos aparentemente inconexos: las matanzas, las entrevistas de los Carabineros del Ros con Vito Ciancimino, la no búsqueda del escondite de Riina, la no captura de Provenzano en Mezzojuso, la captura fallida de Santapaola en Barcellona Pozzo di Gotto y muchos otros hechos. Y trató de dar una explicación lógica, una línea de continuidad a estos hechos. Inventaron, y siguen inventando, que juzgamos a esos acusados ​​por el delito de Tratativa. Pero procesamos a esos acusados, algunos de los cuales fueron condenados en primera y segunda instancia, por un delito previsto en el código penal que llama 'amenaza al cuerpo político del Estado'. Los mafiosos llevaron a cabo las masacres amenazando al Estado y diciendo 'si tú, Estado, no cambias esas leyes, seguimos con las masacres'. Y a los que actuaron como intermediarios, como un médico de la mafia que actuó como intermediario entre Vito Ciancimino y Riina, y que contribuyeron a la amenaza de la mafia, porque actuaron como mediadores o incluso instigadores de esa amenaza. Ahora los que hablan de error deben lidiar con un hecho: en primera instancia 5552 páginas explicaron por qué incluso los que pertenecían al Estado tenían que ser condenados. Todavía no tenemos los motivos de la sentencia de apelación, pero los detractores deberían analizar el hecho de que algunos intermediarios de la mafia, como el doctor Cinà, han sido condenados y los carabineros que han sido absueltos no lo fueron porque el hecho no exista y por tanto ha habido un teorema según el cual los hechos comprobados no son tales y porque en realidad no fueron comprobados, sino porque el hecho, que ha sido probado según esos jueces, no constituye delito. Pero los hechos están ahí en su concreción, en su objetividad y no creo que nadie pueda negarlos porque estos hechos han inducido a otros jueces, con sentencias firmes y por tanto definitivas, a decir que aquellas discusiones con partes del Estado que iniciaron con Totò Riina a través de Ciancimino tuvieron un efecto perverso: reforzaron en Riina la convicción de que la estrategia de asesinatos excelentes y las masacres eran las correctas. Riina, al ser buscado por funcionarios del Estado que le preguntaron que quería para desistir de las masacres, organizó otras para poner en la balanza de su relación con el Estado la violencia terrorista mafiosa. Porque las masacres de 1993 son principalmente masacres terroristas mafiosas. Porque ya no son masacres para eliminar a uno o varios enemigos de la mafia, sino que están encaminadas a doblar definitivamente las rodillas del Estado que, con esa tratativa, ya había demostrado que empezaba a doblarse. Son hechos que no se pueden cuestionar y que también nosotros, con nuestras limitaciones, hemos ayudado a sacar a la luz. Pero ahora esta sentencia absolutoria, que estos hechos tendrán que explicar porque no constituyen un delito imputable a tal o cual imputado. Pero lo vergonzoso -subrayó Di Matteo- no es tanto la sentencia".

“La vamos a leer, estoy acostumbrado a leer y a compartir o a no compartir las sentencias, pero sin duda hay que respetarlas. Pero lo vergonzoso fue el intento hacer pasar a esa sentencia como una desautorización de los hechos que ya se habían establecido, esto no es cierto. Es como si una parte del país, es decir, la que quiere que la mafia sea sólo un fenómeno puramente militar, no quiere admitir sus relaciones con el poder. Lo que me impresionó es que una parte de la llamada intelectualidad del país dio un suspiro de alivio. No veía la hora de que llegara esta sentencia al igual que no podía esperar a que la sentencia de Andreotti fuera tenida como absolución. Así como no podía esperar para olvidar la sentencia de Dell'Utri, o para fingir que la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos sobre Contrada decía y dictaminaba que Contrada no era el protagonista de aquellos actos de connivencia con la mafia por los que la justicia italiana lo había condenado en forma definitiva. Este es nuestro país. Cuando alguien se limita a investigar, detener y enjuiciar a los delincuentes comunes, aunque sean mafiosos, lo hace bien y se llevas los aplausos de todos. En cambio, cuando se intenta subir el listón y entender lo que hay más allá, no solo surgen críticas, que en sí mismas serían absolutamente legítimas. Pero no las denigraciones, las deslegitimaciones, las mentiras, las calumnias, los silencios, los desvíos y las campañas periodísticas. Ahora, treinta años después de las masacres mafiosas no necesitamos retórica. Necesitaríamos una política y un poder judicial que fomenten la profundización de las investigaciones. Porque ese camino de verdad que empezó con las primeras sentencias sigue siendo un camino de verdad parcial. Porque si leemos esos juicios y esas primeras sentencias, nos damos cuenta de la presencia de hombres también ajenos a la Cosa Nostra a nivel de mandato, pero también a nivel de ejecución y organización y probado por diversas y concretas pistas. Un estudio en profundidad -concluyó Di Matteo- de este camino y de estas huellas sería la mejor manera de recordar a Giovanni Falcone y Paolo Borsellino. Una forma auténtica de honrar su memoria y la de todos los demás caídos. Todo lo demás pertenece sólo al mundo de las emociones, de la retórica. A ese mundo que de manera consoladora nos quiere hacer creer que los buenos mueren sólo a manos de los malos reconocidos como tales por todos".

Este es nuestro país. Sólo quedan dos baluartes en defensa de los principios de libertad e igualdad: la magistratura y la Carta Constitucional.

La política tal como se la entiende hoy no puede ser creíble desde el punto de vista de la lucha contra las mafias, la búsqueda de la verdad y la creación de un sistema normativo adecuado para garantizar la equidad ante la ley. En consecuencia, era previsible que de los Palacios Romanos vendría una reforma que está lejos de ser adecuada. Las palabras de Di Matteo, relatadas gracias a un vídeo realizado por el colega Giuseppe Pipitone de Il Fatto Quotidiano, también presente en la sala, no dejan lugar a dudas. La última esperanza de cambio permanece, por tanto, en la magistratura recta, en la pasión civil de los ciudadanos y sobre todo en los nuevos movimientos, representados por rostros jóvenes, limpios y honestos. También es fundamental la defensa de la Constitución y de quienes la aplican concretamente en el ejercicio de sus funciones, sean funcionarios públicos o ciudadanos particulares. Este es el verdadero espíritu que debe animar una nueva revolución.

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*Foto de portada y restantes: © Francesco Piras

*Foto 3: El consejero togado del CSM, Nino Di Matteo

*Foto 7: La pro rectora vicaria, Maria Pia Abbracchio

*Foto 9: El director de WikiMafia, Pierpaolo Farina