La noticia llegó de repente. Ha muerto Vincenzo Agostino, el padre del agente de la policía estatal Nino, asesinado el 5 de agosto de 1989 frente a la casa de verano de la familia Agostino en Villagrazia di Carini (Palermo), junto con su esposa Ida Castelluccio (embarazada). En el último tiempo estaba internado por una serie de complicaciones.
Con su larga barba blanca, que había jurado no cortarse hasta lograr justicia para sus seres queridos, se había convertido en un símbolo no sólo para él mismo, sino para todos aquellos familiares y ciudadanos honestos que no se rinden y exigen la verdad sobre los misterios de este país.
Cumplió 87 años el pasado 22 de marzo y en todos estos años nunca dejó de luchar. Con el apoyo de sus hijos. Cuando en el 2019 falleció su esposa, Augusta Schiera, su esfuerzo fue aún mayor, viajando por toda Italia acompañado de sus hijas, Flora y Nunzia, además de sus nietos.
En su discurso del pasado mes de abril, el abogado Fabio Repici lo describió como un Jean Valjean (personaje de ficción protagonista de la novela Los Miserables del escritor francés Víctor Hugo) que "se hizo cargo del mundo para intentar hacer justicia a su hijo y a su nuera".
Ese doble homicidio, ocurrido hace más de treinta años, tuvo lugar ante los ojos de papá Vincenzo.
Y estos años de dolor estuvieron signados por desvíos investigativos y silencio.
Todavía recordamos sus ojos brillantes y esos dos dedos levantados formando una "V" en señal de victoria, el día de la primera cadena perpetua para el jefe Nino Madonia. Una condena que también se mantuvo en la apelación.
Actualmente tramita ante la Corte Penal de Palermo, presidida por Sergio Gulotta, el proceso en el que están imputados el jefe Gaetano Scotto, acusado de doble homicidio agravado en concurso, y Francesco Paolo Rizzuto, acusado de complicidad.
Actualmente se están llevando a cabo los alegatos de la defensa. La fiscalía general ha solicitado la condena del jefe de Arenella.
Vincenzo Agostino mostró toda su fuerza y su inmenso coraje cuando en febrero del 2016 señaló con el dedo a Giovanni Aiello, también conocido como "Cara de Monstruo", reconociéndolo como el hombre que había ido a buscar a su hijo unas semanas antes del homicidio.
En la última entrevista que nos concedió, el día de la sentencia de apelación del juicio contra Madonia, dirigió su pensamiento a los jóvenes: "Hoy estoy satisfecho porque han condenado a este cobarde, a este carnicero. Hubiera querido que mi esposa pudiera estar a mi lado hoy. Sin embargo, estoy feliz. Es una victoria para ustedes también, porque ustedes me apoyaron y me dieron confianza".
Toda nuestra redacción se siente cerca de la familia Agostino en este momento. Como hemos dicho varias veces, un país que guarda en sus armarios de la vergüenza los secretos de muchos crímenes de Estado no puede considerarse civilizado. Honrar hoy a papá Vincenzo y a Augusta significa una vez más el compromiso de todos para que finalmente se haga justicia.
*Foto de Portada: © Nuestra Voz