Proliferación de armas sin control, narcotráfico a gran escala, cocinas y bunkers, desempleo, educación precaria, un sistema penitenciario lastimoso, años de gestiones “socialistas” y “progresistas” para embellecer la costanera y abandonar los barrios a su propia suerte. Una cultura policial corrupta, en la que se cortan las cabezas y el tallo sigue amargo. A Eduardo Trasante lo mató la ciudad.

Eduardo, que era pastor del culto evangelista, tomo notoriedad pública luego del triple crimen de Villa Moreno, donde fueron asesinados Claudio Suárez de 19 años, Adrián Rodríguez de 20 años y Jeremías Trasante de 17 años. Fue durante las primeras horas del 2012.Rosario los recuerda como Mono, Patom y Jere. Fueron asesinados por error. Sus verdugos, miembros de una banda narco del sur de la ciudad, vinculados a Los Monos, los confundieron con soldaditos de otra banda narco cuando intentaban una vendetta. Nada más alejado. Esta historia está narrada en el libro “Soldaditos de Nadie”, de las editoriales El Colectivo y Puño y Letra.

Mono, Patom y Jere eran jóvenes con un fuerte sentido solidario, los tres participaban de las actividades sociales y políticas del Movimiento 26 de junio, el Frente Popular Darío Santillán. Pero está, fue una verdad que hubo que pelearla, porque en un principio todos apuntaron que se habían matado entre narcos. Era lo que le convenía a la ciudad, porque así no era necesario ahondar en quienes eran los asesinos, en la cantidad de causas y antecedentes que tenían, en los vínculos con las barras bravas y los dirigentes de los clubes de futbol de la ciudad. No era necesario comprender la complicidad de la policía, que intentó por todos los medios tapar todo. Ese es el negocio, un par de pibes muertos a cambio de una ciudad moderna que se financia con el narcotráfico. En esta lucha, en la reivindicación de sus historias, y en el reclamo de justicia, es que Eduardo Trasante, padre de Jere, encontró una motivación de vida.

El 2 de febrero de 2014 asesinan a Jairo Trasante, otro de los 7 hijos que tenía Eduardo en ese presente. El hecho ocurre luego de una discusión en un bar, una camioneta persiguió al joven que iba en una moto, y tiro a matar.

Eduardo Trasante durante años visito los penales, desde su rol de pastor intento acercarse a aquellos jóvenes que buscaran otra vida. Incluso, llego a recibir a los asesinos de su hijo.

En el 2017, asumió como primer concejal por Ciudad Futura, una agrupación política local, donde compartía militancia con el periodista Carlos Del Frade. Juntos dieron varias charlas, presentando libros, investigaciones e informes sobre la situación del narcotráfico en la ciudad y también en la región. Un año después, Trasante renuncio a su cargo e incluso a la organización política, por recomendación de los mismos directivos del partido. Esto fue por un supuesto hecho de violencia de género, aunque no se presentó denuncia formal en sede judicial, por reglamento del partido, dio un paso al costado. Abandonó la política partidaria, volvió a su culto, y a los reclamos por justicia. Y hasta que finalmente llegó el día de su ajusticiamiento en manos de criminales.

En las últimas horas, efectivos de las fuerzas de seguridad localizaron el automóvil en que se movían los dos asesinos. Había sido robado unos días atrás.

“El fiscal Matías Edery precisó en la conferencia de prensa: La investigación recién comienza, y es un plan tramado entre más personas. Tenemos datos ciertos de que la orden vino desde adentro de la cárcel de Piñero, lo estamos investigando, responde a todas las teorías que tenemos de la motivación del crimen”, publicó el portal Rosario Plus.

“Pedimos justicia por los que pedían justicia”, dijo Caren Tepp de Ciudad Futura.

Al momento de escribir este artículo el Ministro de Seguridad e la Provincia de Santa Fe, Marcelo Fabián Saín, sigue sin hacer declaraciones sobre el hecho. En estos días el gobernador Perotti, recibirá a los familiares de Trasante y a los miembros de Ciudad Futura.

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*Foto de Portada: www.sinmordaza.com

*Foto 2: tiempoargentino /Telam

*Foto3: www.msn.com