Sábado 5 Octubre 2024

Él, no sería indiferente a lo que viene ocurriendo en Palestina. Y no solo no sería indiferente, sino que además, se sumaría a la protesta en calles y plazas. Se abrazaría a las voces de resistencia y a la denuncia. Se rebelaría ante tanto desmán , ante tanto dolor, y ante tanta sangre derramada. Sangre de niños, sangre de mujeres y de hombres, arrebatados de la vida, por la malicia histórica de un sionismo depredador.

Seguramente escribiría más, mucho más, sobre ese maldito apartheid, y sobre el sufrimiento de ese pueblo, diezmado por un régimen criminal, asesino, patriarcal, opresor y colonialista.

Y seguro estoy que a él, le sobrarían calificativos para describir -sin pelos en la lengua- ese genocidio encubierto de hipocresía; esa barbarie justificada descaradamente, a ojos vista de una comunidad internacional, que estoy más que seguro, la señalaría con el dedo, para desenmascararla, sin remordimiento alguno.

Él, participaría activamente, con su sensibilidad y su talento, para sostener con su voz, sus escritos, y sus intervenciones, toda resistencia popular, y toda movilización en defensa de los gazatíes, sus hermanos de vida, en este mundo demoledor.

Otra vez sería él, un faro de luz en este desierto de humanidad pacata y cómplice de la mayor masacre, de nuestro tiempo. Masacre que ya lleva décadas y décadas, de terrible vigencia.

La mirada suya, en fotos y más fotos, nos recordaría que la dinámica de la vida misma, nos debería llevar -obligatoriamente- a desaprobar, desde el alma, el genocidio del pueblo palestino.

La voz suya, seria la voz de las más de 33 mil víctimas del terrible atentado a la vida, que se comete en tierras de la franja de Gaza, y de Cisjordania.

Sería, él, una vez más el dedo acusador implacable del rostro indeseable del ser humano, a la hora de venderse al poder y de dejarse someter por el sionismo asesino, convencido que hace las pases con la falsa obligación de servir a la paz, hipócrita y demagógicamente, siendo en realidad parte activa y demoníaca de una violencia sin par.

Sería él, inequívocamente: Eduardo Galeano , a sus 84 años, si estuviese entre nosotros, físicamente, porque se nos fue hace ya nueve años.

Pero él está entre nosotros ¿No lo ven muy bien plantado en nuestra memoria, renovándose en nuestros corazones, y a través de nosotros, revolucionando las calles del mundo, y ondeando también una bandera palestina?. Su bandera, por eternidades.¿No lo ven?.

Gracias Eduardo Galeano, te seguimos.

Foto: Wikipedia