Por Alejandro Díaz-12 de abril de 2021

El exbanquero Guillermo Lasso consiguió el 52,39% de los votos frente al 47,61% de su contrincante Andrés Arauz, motivo por el cual el próximo 24 de mayo asumirá la presidencia del país tropical. La diferencia se traduce en poco más de 425 mil votos, sobre un total aproximado de 10 millones de sufragistas.

Esta es la tercera candidatura consecutiva a primer mandatario a la que se presenta el electo presidente. Este es un dato importante a contemplar en un Ecuador donde durante los últimos 15 años la fuerza política encabezada por Rafael Correa prácticamente dividió el escenario político en dos. Esta suerte de grieta que atravesó el sur del continente, enfrentando discursos progresistas por un lado y neoliberales por el otro, terminó, en Ecuador, de manera abrupta durante la presidencia de Lenin Moreno, quien, habiendo sido vicepresidente de Rafael Correa, traicionó profundamente las bases de su agrupación política, no solo en cuestiones de política económica, sino también en temas humanitarios como la decisión de quitarle el asilo político al periodista Julian Assange. Este gesto fue rotundamente criticado por el espectro correista. También la persecución mediática y judicial contra sectores disidentes fue moneda corriente.

Esta serie de actitudes políticas rompieron la confianza del pueblo en el proyecto progresista, sumadas a las complicaciones inherentes al COVID-19, dieron como resultado la elección de un banquero al sillón de la presidencia. Pese al avance de las agrupaciones plurinacionales en las elecciones de primer término.

Enfrentar la emergencia sanitaria fue una de las prioridades en el discurso de victoria del presidente electo, donde se comprometió a ejecutar un plan de vacunación que alcance a 9 millones de ecuatorianos en 100 días.

Además, confirmo que su gestión presentara una lucha contra la corrupción, pero sin persecución política. También incluyó en su discurso: la lucha contra el hambre, la pobreza, el desempleo, la desnutrición, el respeto a los derechos humanos, la lucha contra la violencia hacia las mujeres y los grupos LGTBI. Un banquero en lenguaje inclusivo.

El cono sur se sostiene unido, elige enfrentar este nuevo escenario geopolítico catastrofista desde una gestión de derecha. Donde sin importar los discursos políticos que tienden a uniformarse hasta ser una amalgama, donde las libertades son respetadas, al menos en lo discursivo, siempre y cuando la banca siga cobrando sus haberes.

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*Foto de portada: www.atalayar.com