Por Jean Georges Almendras-20 de octubre de 2022

Revisé la prensa paraguaya. Una y otra vez. Pedí a mis colaboradores igual tarea. Y todos, sin excepción, llegamos a la misma conclusión. El diario ABC Color, donde trabajaba Pablo Medina, cuando fue asesinado el 16 de octubre de 2014, hace ocho años, no le había dedicado ni una sola línea, ni si acaso un registro gráfico suyo con una leyenda, ni en la edición impresa, ni tampoco en la digital, desconozco si en los noticieros o programas de ABC Color TV, lo hicieron. Pero para los lectores de ABC Color del 16 de octubre que pasó, no solo nunca existió el atentado mortal de la narco política contra su vida, ni tampoco el recuerdo o el homenaje a su memoria. Como si de un plumazo, el vínculo entre Pablo y ABC Color no hubiese existido jamás, o lo que es peor aún, como si ese vínculo laboral, reconocido, ponderado y elogiado (bajo diferentes modalidades) en los años anteriores, en este precisamente, fuese tirado al cesto del olvido, o de la indiferencia. Entonces, nuestra sorpresa es mayúscula, porque hasta el año pasado, sí hubo una referencia, aunque muy moderada, al hecho de sangre, en su séptimo aniversario. Pero hoy, en este mes de octubre, hubo total ausencia de información o recuerdo sobre Pablo Medina. Para mí, y para las redacciones de Sudamérica y de Italia, fue literalmente una ausencia grosa.

Reconstruí en mi mente todo lo que significó para el periodismo paraguayo, por aquellos días de octubre del 2014, el asesinato de Pablo, y en ese repaso, también debo incluir a los mandos medios del diario de la calle Yegros, que oportunamente dedicaron páginas especiales al hecho, y a la figura de Pablo Medina, su compañero de trabajo, con loas y reconocimientos y hasta con lágrimas, de muchos de sus compañeros.

Pero de pronto, se produjo un salto; se produjo una inusitada amnesia. ABC Color, parece haberle dado la espalda a quien, por la tarea de informar, fue incluso muerto. ABC Color, seguramente tendrá sus motivos, y no puedo ni siquiera imaginar, que ese olvido haya sido eso, nada más que un olvido. Y de haber sido así, fue, esencialmente un olvido imperdonable.

Honestamente, no creo que haya ocurrido esto, porque ABC Color, es uno de los diarios de Paraguay, más profesionales y más cuidadosos con la información. ¿Entonces qué pasó? ¿Cómo es posible que los mandos medios no hubieron agendado dar cobertura evocativa, nada menos que al caso Pablo Medina y Antonia Almada, un hecho (de su propia redacción) que fue impacto en el año 2014 y hoy mismo, si tomamos en cuenta que la narcoviolencia -con muertes siempre de por medio- es pan nuestro de cada día, en este 2022?

La pregunta, inevitablemente, va dirigida a la directora de ABC Color Natalia Zucolillo. Pregunta que quizás incomodará, pero que se nos hace imperioso formularla, públicamente. ¿Por qué? Porque somos periodistas que -éticamente- no comprendemos ese radical cambio de actitud; porque además, habiendo visitado ABC Color al mes de cometido el crimen de Medina y Almada (o sea en noviembre de 2014) fuimos atendidos diligentemente por la jefa directa de Pablo, de la sección rural, Magdalena Benitez, a quien oportunamente entrevistamos para un documental de Antimafia Dos Mil; porque también, en años posteriores , y hasta el año pasado, fuimos testigos de la presencia del diario ABC Color en el recuerdo de Pablo Medida; y porque además, no pocas veces entre el 2015 y el pasado 2021, fuimos entrevistados por ABC Color, para promocionar el homenaje que año tras año, en Asunción o en Curuguaty, hacemos a nuestro redactor Pablo Medina, y a su asistente Antonia Almada, y a los restantes colegas (18, para ser precisos) que fueron ultimados a balazos por sicarios, obedeciendo órdenes de los sombríos personajes de siempre, algunos de los cuales están instalados en diferentes puestos del poder político e instituciones en todo el país.

En este mes de octubre, estuvimos en ABC Color, y fuimos entrevistados por un periodista, y ese artículo nunca salió a la luz pública. Pero nuestra inquietud no va en el sentido de reclamar un artículo, sino en marcar la ausencia en sí misma de un espacio dedicado a Pablo Medina, independientemente de nosotros como Antimafia Dos Mil o como Movimiento Our Voice, el núcleo de jóvenes activistas y artistas (que a través del arte luchan contra la mafia), que, desde el 2014, siempre nos acompañan en nuestras anuales y militantes visitas al Paraguay.

¿Qué motivó este silencio periodístico sobre Pablo Medina? Insistimos con la interrogante. Y la ampliamos: ¿Hubo motivos -anómalos o intrigantes- en la trastienda de ABC Color, para materializar ese silencio? ¿O fue, quizás, una decisión de menor rigor especulativo, y que se ajusta a la exclusiva premisa, de que hoy por hoy, el caso Pablo Medina ha perdido vigencia? ¿Quizás, también, haya sucedido que al periodismo escrito paraguayo (porque, creo no equivocarme, pero tal parece que, en los otros diarios asunceños, también reinó el silencio) poco le importan ahora los mártires que tuvieron dentro del gremio? Quizás.

Paraguay, hoy más que nunca vive el asedio del narcotráfico internacional. Hoy más nunca, se hace más que necesario reflotar, mencionar y evocar un asesinato de mafia, por más que sus autores, el ideológico y los materiales, estén ya condenados y presos. Hoy más que nunca, se hace más que necesario visibilizar, desde filas del periodismo paraguayo, regional y mundial, a nuestros mártires, para continuar codo a codo con la lucha contra la narco política en un país, a las puertas de ser a todas voces un narco-estado, si es que ya no lo es, descaradamente, desafortunadamente. Hoy más que nunca, se necesitaría unidad entre los periodistas, pero no la hay; ni mucho menos conciencia, de que mañana uno de ellos podría ser -otra vez más- víctima de la mafia. El panorama me desgarra, me subleva, me irrita, y me desconcierta.

Decididamente, nos llama poderosamente la atención ese silencio sobre Pablo Medina en ABC Color. Están en todo su derecho, como prensa, de adoptar esa actitud, pero éticamente, moralmente, no la veo (ni la vemos, los colegas de nuestras redacciones) nada saludable, ni mucho menos coherente, si acaso miramos objetivamente el alineamiento que adoptaron anteriormente, con homenajes y recuerdos sobre su trabajador caído en el cumplimiento de la tarea de informar. En el ayer se derramaron lágrimas, aparatosamente. Hoy se derramó omertá e insensibilidad. El panorama me desgarra, me subleva, me irrita, y me desconcierta.

Justo ahora, que la libertad de expresión y el derecho a informar en el Paraguay están siendo golpeados a puro plomo – le recuerdo a la directora Zucolillo, que el pasado mes de setiembre asesinaron en Pedro Juan Caballero, al colega Humberto Coronel- en un crucial momento histórico del Paraguay (que está sumergido literalmente en un pozo de vida criminal, dentro de una crisis social, económica y política, que involucra a diferentes ámbitos de la vida nacional) el periodismo se llama al silencio, ergo, a pisotear la memoria de dos de sus víctimas. Es inadmisible, sinceramente.

La cuestión es que Pablo Medina, el mártir de ABC Color, fue ignorado de plano -en el año ocho de su desaparición física por haberse ofrendado a su profesión- por la empresa en la que cumplía tareas. Eso es lo único que se ha podido visibilizar, en los últimos días.

Se me hace, dado este panorama, que, desde esa empresa, ignorarlo, fue una de las decisiones más inexplicables, más irrespetuosas y más desvergonzadas, que últimamente se haya tomado, a nivel de la sala redacción, de un diario prestigioso.

Y me cuesta pensar, sinceramente, que la empresa periodística ABC Color hubo llorado lágrimas de cocodrilo, en todos estos años. Porque haber arribado al silencio, después de tantas lágrimas, es de hecho, haber llorado lágrimas de cocodrilo.

Y esto, honestamente, es un trago muy difícil de digerir señora directora Zucolillo. Y, por último, le comento, siempre respetuosamente, que esa ausencia de recuerdo y de memoria de Pablo, su periodista asesinado, no ha pasado inadvertida, ni en las calles de Asunción, ni en todo el Paraguay, ni más allá de los límites territoriales.

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*Foto de portada: hoy.com.py