PARAGUAY: DIEZ TIROS A QUEMARROPA, ASÍ FUE ASESINADO EL PERIODISTA HUMBERTO ANDRÉS CORONEL
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El sistema criminal mundial mata sin piedad
Por Giorgio Bongiovanni y Jean Georges Almendras-9 de setiembre de 2022
Diez disparos de pistola a quemarropa, ocho de los cuales fueron marcados, sobre todo en la cara. Así fue asesinado, hace dos días, el periodista paraguayo Humberto Andrés Coronel Godoy. Las cámaras de seguridad de la zona captaron el momento en que el reportero, quien recientemente había salido de la estación de radio La voz de Amambay, donde trabajaba en la ciudad de Pedro Juan Caballero, cayó bajo una andanada de balas. El homicida llegó a bordo de una motocicleta Yamaha Fz de color negro, según dijo a la prensa el fiscal, el cual llegó al lugar con el rostro cubierto por un casco integral, reconoció a Coronel, disparó varias veces y luego desapareció. Las imágenes, sin embargo, no muestran hacia dónde fue el asesino después de disparar, ni de dónde venía. En las redes sociales de Paraguay, mientras tanto, circulan videos tras la emboscada. Se ven rescatistas y policías rodeando la escena del crimen y una mujer, probablemente familiar o colega, llorando sobre el cadáver aún sangrante de Humberto, que golpea a puñetazos el vehículo junto al que fue atropellado el periodista, grita y se retuerce. Son imágenes terribles que, por desgracia, presenciamos en muchos crímenes mafiosos, desde Paraguay hasta Sicilia. El mismo dramatismo, el mismo cinismo institucional, las mismas formas de asesinar.
Marcelo Pecci, el fiscal anticorrupción paraguayo, también fue asesinado con disparos en el rostro, y también en su caso los asesinos desaparecieron y una mujer, en ese caso la pareja con la que se acababa de casar, lloró por él entre la multitud de espectadores y policías.
La furia mafiosa golpea de igual manera en todos los rincones del mundo a cualquiera que intente estorbar, ya sea un magistrado como Pecci, un cura como el padre Puglisi o un periodista radial como Humberto Coronel. Este último, en particular, denunciaba desde su estudio de grabación a la mafia que infecta desde hace décadas a Juan Pedro Caballero y la zona de la "Triple Frontera" a través del narcotráfico, el tráfico de armas, la violencia y la corrupción de funcionarios del Estado.
El mismo Estado que lo abandonó a él y a su colega Gustavo Manuel Báez Sánchez (de 28 años), quien en junio había denunciado, según confirmó el comisario entrevistado por la prensa, las amenazas de muerte recibidas de los narcos a las autoridades competentes que, sin embargo, como respuesta, los dejaron solos, sin la debida protección.
Prueba de ello es, entre otras cosas, la ausencia del policía que debía custodiar específicamente la entrada de la emisora (desaparecido, por cierto, justo en el momento en que se produjo la emboscada). Humberto Coronel, al igual que Pablo Medina, nuestro redactor que trabajaba para el diario ABC Color, asesinado en el 2014 junto a su colaboradora Antonia Almada, denunciaron el "narcoestado" de Paraguay, liderado durante años por Horacio Cartes, acusado de connivencia con la mafia local y corrupción.
Las de Pablo y Humberto eran voces que gritaban en el desierto, rotas por el silencio institucional incluso antes de los balazos. Desde el final de la dictadura de Alfredo Stroessner (1989), es decir, desde el inicio de la democracia (o presunta democracia), veinte periodistas han sido asesinados solo en el departamento de Amambay, el último de los cuales ocurrió en febrero del 2020 con la muerte de Leo Vera y ahora la de Humberto Coronel.
En este sentido, queda muy claro que el sistema penal mundial golpea sin piedad. Es sabido que el narcotráfico sudamericano es coordinado – si no controlado – por las mafias italianas, sobre todo la 'Ndrangheta. El sistema narco no tolera que magistrados, reporteros y trabajadores sociales toquen los hilos de alta tensión, especialmente los referentes a las grandes colusiones entre mafia y política. Acuerdos que, en el caso específico de Paraguay, garantizan el maxi tráfico de drogas y armamento por vía fluvial en las costas argentinas, uruguayas y brasileñas.
¿Cuántos hombres y mujeres honestos del Estado, así como de la sociedad civil, deberán morir asesinados antes de que todo esto acabe?
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*Foto de portada: Antimafia Duemila