No podía dejar atrás Buenos Aires -en el no tan lejano mes de marzo- sin hacerme un hueco para destinarlo a encontrarme con Juan José Salinas, un colega -un entrañable ser- , de aquellos de la vieja guardia, con quien mantenemos -creo que desde hace ya un poco más de cinco años, no estoy seguro- un vínculo de navegantes solitarios (propio de quienes por años trabajamos en redacciones de diarios y revistas, en ambas márgenes del Plata) sobre la barca de este mundo, hoy atravesado (aguijoneado) por los egoísmos, y los distanciamientos sanitarios, entre otros males. Con Juan José Salinas, aunque cada uno en su rancho, mantenemos una amistad sin rótulos, que valoramos sin decírnoslo y seguimos transitando por los senderos de una profesión, saturada por las modernidades, llevando sobre nuestras espaldas, cada uno, su pesada carga de vida de calles y plazas, siempre de redacción en redacción, mutando contornos y atando los cabos de una historia local, regional y mundial, que nos da de bruces, casi con rigor institucional (aunque de institucionalidad nada tenemos, ninguno de los dos) con las realidades sociales de cada uno de nuestros países, donde la clase política y las clases trabajadoras procuran convivir, a los tumbos, en medio del poder, dentro de una sociedad humana, que más bien -segundo a segundo- no hace otra cosa, obligada por las circunstancias históricas, a desengañase del hombre al son del tango “Cambalache” de un Discépolo de estremecedora vigencia. Sumergidos, y ni más ni menos desconcertados como cualquier ciudadano, especialmente con lo que ocurre a nuestro alrededor, de tanto en tanto, con Juan nos arrinconamos en algún boliche para revisar el mundo, café de por medio. Y así fue, como lo decía al inicio, que otra vez nos dimos cita, para hacer juntos una pintura de ambiente del mundo de hoy. Ya andamos pisándonos los años, y los suficientes, como para no hacernos trampas al solitario. Y cada vez que nos vemos, al menos así lo siento, es como reencontrarme con alguien que no veo todos los días, pero que lo siento cercano, como si nos conociéramos de años. Así, a ese ritmo leí sus libros, particularmente sobre el atentado a la Amia (textos que recomiendo) y otros de otros temas de los años duros, que siguen siendo duros, en el río de la Plata y en América Latina. En nuestro reciente encuentro a la luz de las candelas de un bar concurrido, no defraudamos el ritual, solo que esta vez atrapé sus palabras, para compartirlas con ustedes, tal como él las comparte -a los cuatro puntos cardinales- de otros colegas y de otros medios, en su emblemático (y muy jugoso, y el que también recomiendo) sitio web Pájaro Rojo, porque ahora, al igual que yo, somos timoneles de lenguajes en redes sociales, que no son de nuestros años mozos, pero que están ahí, a nuestra merced, o quizás nosotros a merced de ellas.

-¿Juan, cómo la ves la movida de Macri, con la famoso y jodida deuda?

“Es una situación muy compleja la que vive Argentina ahora, porque parecía que la que estaba dividida era la oposición, y lo del Fondo Monetario Internacional ha hecho estallar una serie de contradicciones muy fuertes dentro de la coalición oficialista. Fue una coalición electoral; no orgánica, a diferencia de lo que pasa en Uruguay o en Italia. Se da la paradoja de que las críticas que se hacen al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional son en abstracto correctas, todas. Lo que pasa que lo que operó sobre el gobierno es una pistola en la cabeza, la convicción de que, si no se arreglaba con el Fondo, había un default, o una sensación de default. Si no se cerraba con el Fondo, el dólar iba a duplicarse de precio y el gobierno se iba a tener que ir. No iba a venir nada mejor porque el que piensa que Alberto Fernández iba a renunciar, iba a quedar en su lugar Cristina Fernández de Kirchner, es un poco ingenuo. La crisis hubiera sido de tal magnitud que nadie sabe dónde hubiéramos terminado, y eso hubiera redundado todavía en mayor miseria para el pueblo argentino que está en la lona. Hay casi un 50% de la población en estado de pobreza. Claro, dicho esto, también es cierto que esta situación en la cual estamos ahora, de relativa calma, no se puede mantener, porque con esta inflación y con esta pobreza, no hay gobierno que pueda ganar una elección. Por lo tanto, estamos pavimentando el camino de la derecha”.

“Es fundamental conservar la unidad de Frente de Todos, pero por el otro lado esa unidad no se puede conservar simplemente con buenas declaraciones; hace falta que haya ámbitos donde se puedan profesar las diferencias, y hay que hacerlo esto rápido. En este sentido, el clamor de la gente más sensata, le hacemos reproches tanto al presidente como a Cristina Fernández de Kirchner que tienen que llegar a un acuerdo y tener un programa de gobierno de transición hasta la fecha de las elecciones. Pero es fundamental no perder las elecciones, porque hay gente, hay jovencitos muy tontos, que ya hace cinco, seis años, decían, ‘mejor que perdamos las elecciones y volvemos en cuatro años renovados’. Y ahora también hay gente muy joven y sin experiencia que no se da cuenta que si gana la derecha no va a quedar nada en este país. Va a ser un segmento indiferenciado del mercado mundial, con hegemonía anglosajona y norteamericana, y va a sobrar una enorme cantidad de población. Es lo que ha pasado muchas veces en los países de nuestra América, la mitad de la población es excedente. Esto es lo que hay que evitar. Por eso estoy comprometido con la unidad, a pesar de que comparto que me gustaría mucho estar en las comisiones y poder hacer las cosas que se hicieron, por ejemplo, en los primeros gobiernos peronistas. Pero hoy el Estado está debilitado, lleno de enemigos, dentro de él, y el poder de policía que tiene el gobierno es muy relativo, hay que fortalecerlo. Fortalecer el poder presidencial, fortalecer el Estado y poder tener un poco de poder de policía”.

“Necesitamos fortalecer el Estado, que es lo único que tenemos, para lograr que estos tipos no se apoderen de nuevo del Estado. Estamos todos en una posición que nunca hubiéramos soñado, súper estatista. Pensar que uno de chico era medio anarco, pero ahora queremos fortalecer el Estado que es la única defensa que podemos tener”.

-¿Qué lectura tenés de Macri, Pepín Rodríguez, que está prófugo y residiendo en Uruguay, y todo lo que hizo Macri, que está acusado de mafioso, de estar vinculado a la ‘Ndrangheta, que tiene el tema de San Juan?

“El gran problema es la justicia. Parece que en Uruguay son tan cómplices como acá. La justicia es una justicia absolutamente de clase. En la Argentina este es un poder de clase muy grande; no tiene elecciones no se le puede remover. En la Argentina, con el procurador Casal y el procurador de la provincia, es increíble que sigan en las funciones, porque son dos delincuentes. Pero bueno, la Corte Suprema que tenemos también es una Corte que es claro que es absolutamente opositora del Gobierno, y lo sabotea en todo lo que puede. Es muy difícil. El objetivo prioritario del gobierno, si quiere sobrevivir y evitar el regreso de la derecha, es un tema económico. El salario es inflación. Pero eso no se puede hacer si no se avanza también en el tema judicial, que todas las medidas que el gobierno haga que vayan en esa dirección pueden ser objetadas y destruidas desde el Poder Judicial”.

-El tema del narcotráfico, de la mafia… ¿Qué puede decir un veterano hombre de la prensa, de la lucha montonera, de la resistencia? Frente al sistema criminal que está enquistado, Rocco Carbone, que es uno de los amigos como tú, hace también su trabajo denunciando a la mafia…

“Rocco sabe más que yo, porque es un experto ‘Ndranghetista que es la mayor organización mafiosa hoy con base en Italia, absolutamente multinacional. El gran problema de la Argentina es que como pasa en Estados Unidos, se va contra los Monos, la barra brava de tal equipo que son narcos… está la policía… Acá nunca las mafias italianas pudieron hacer pie del todo porque la policía son una mafia mucho mayor acá, y por arriba de la policía está el poder económico. Y a eso nunca se llega; algunas veces, pocas, se llega a jefes policiales, que se recambian. Hoy lo más interesante de todo (yo no soy experto ni mucho menos) es lo que pasa en el área de Santa Fe, sobre todo Rosario. Ahí están todos; está metida la DEA, están metidos los políticos, está metida la policía prácticamente toda. Si hay algún sector que no está metido, se tiene que cuidar porque la relación de fuerza no le da para imponerse. Además, como hay tanta desocupación y tanta pobreza -la derecha lo usa como bandera-, es cierto que muchos muchachos no tienen ninguna otra oportunidad de trabajo que hacer pequeñas cosas para el narcotráfico. Algunos, los que son más ambiciosos se comprometen más, y los que no, tratan de sobrevivir haciendo pequeñas… de cadetes… Incluso hay mucho cuidado, porque tienen su subsistencia de preparar los ravioles de cocaína. Hace muchos años que ocurre esto. Vos vas a una librería comercial, le preguntás al librero y dice ‘no, acá viene un señor jubilado, viejito, que compra 500 papel glasé’. ¿Para qué va a comprar 500 papeles? Porque él en su casa arma los ravioles. No es ni siquiera que sea cocainómano ni nada, sino que saca unos pesos de poder hacer esa manufactura”.

-¿El consumo de drogas cómo te cae?

“Y esto, yo creo que no se puede abordar desde un solo punto de vista. No es de ninguna manera un tema solo de seguridad. Además, creo que estamos condenados; el que no lo quiere ver… el dinero negro es muy útil para los bancos, para todo el sistema financiero y para cómo funciona el capitalismo. Pero no hay otra salida que las drogas sean puras, si las construye el Estado, y se vende a lugares… debe ser lo único en lo que coincido con Víctor Friedmann. Tiene que ser como era al principio, que comprabas el frasco, que te daban garantía de que era cocaína y no otra cosa. Y bueno, que cada uno se la rebusque, por supuesto. Es lo mismo que el alcohol, si vos chocás en un auto, tomaste dos vasos de whisky, es un súper agravante y la vas a ligar. Con la cocaína es lo mismo. Yo sé que es más peligroso manejarlo en un momento, pero la sociedad tiene que aprender a convivir con la sustancia. Vos no podés criminalizar la sustancia. En este sentido, felicito a Uruguay por el tema de la marihuana. Por supuesto va a seguir habiendo venta marginal de marihuana. Nadie se va a asesinar, nadie va a matar para fumar porro ni nada de eso”.

-¿Y de la guerra de Rusia?

“Pienso que Rusia tiene razón, o sea toda la razón. Después, si eso era suficiente tener razón para invadir Ucrania, no lo sé. Pero Rusia estaba siendo acosada, estaba en una labor de acoso y no podía seguir así. Y eso, la gran responsabilidad es de la OTAN y de Estados Unidos, sobre todo. Y además todo lo que está pasando con la censura que hay. Es bochornoso que en nombre de la democracia se censura a todo el mundo, y además se auspicien los batallones nazis. Eso es tremendo para mí. Esto no le da la razón en todo a los rusos, pero en principio Rusia, no Putin, tiene razón”.

-A los jóvenes, ¿qué les decís?

“Creo que el problema mayor es la fragmentación; es el triunfo cumplido que ya ha tenido el capitalismo en esta fase tan depredadora, de creer que lo principal es uno mismo. La identidad que es algo que se construye, no es algo que viene dado de antemano; el individualismo, el hiper consumismo. En este sentido, hemos retrocedido".

-¿Para tí cómo tienen que luchar los jóvenes hoy?

“Ese es un tema complejo, porque yo soy agnóstico. Pero pienso que a veces, si no hay una ética muy fuerte, y no veo que exista por fuera de las religiones. Esto me asusta. Yo nunca voy a ser parte de una religión organizada. Pero por el otro lado me doy cuenta que hace falta tener fe en el destino de la humanidad, de la especie, hay que tener un compromiso moral y ético con la suerte de la especie humana, que es lo mismo que decir de su entorno, del planeta tierra, y de todo lo que nos rodea. Nosotros somos responsables de lo que nos rodea: de los animales, de las plantas, del agua, de todas esas cosas. Somos responsables de que la especie humana no se autofagocite. La historia de la especie humana es huir de la coprofagia primero, y luego del canibalismo, y todas las leyes tienen esa razón. El tabú del incesto es para que no nos volvamos tarados mezclándonos entre nosotros, entonces tengamos caracteres recesivos. Yo creo que la ley está para que haya un progreso humano que es una cosa muy difícil de conseguir. Progreso ético, que no lo vemos mucho a lo largo de la historia. No hay que abandonar la esperanza de que se pueda lograr”.

-¿Cuál es el peor enemigo de la humanidad en este momento?

"El racismo, y el individualismo. El individualismo extremo, el consumismo, hacen que uno se preocupe únicamente de comer y cagar, porque es eso, es ser un barril sin fondo; después, el racismo, la incomprensión de que, nos guste o no nos guste, dentro de 300 años, todo el mundo va a ser… a nosotros los blanquitos, nos guste o no nos guste… nosotros somos un carácter recesivo. Es así, esto no va a ser peor. La gente por mezclarse se va a hacer más fuerte y no se hace mal".

-¿La mafia se aprovecha esto?

"La mafia es consustanciada al capitalismo, al fracaso del socialismo. Como pasó en Rusia. Si los únicos valores que hay es tener dinero, y poder de fierro, de medio, si los únicos valores que hay son esos, es lógico que haya mafiosos. Si estamos en la ley de la selva, si no hay otra ley que la de la selva, siempre van a haber mafiosos".

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*Foto de portada: Antimafia Dos Mil