Santiago Leguizamón como Julian Assange fueron y son heraldos de la verdad y vigías de nuestras libertades. Ambos, son emblemáticos heraldos del periodismo libre. La mafia paraguaya asesinó a nuestro colega Leguizamón en 1991 y el poder estadounidense está a punto también, de causar la muerte de Assange, un periodista valeroso y comprometido con la verdad. En tiempos diferentes, ambos hombres se manifestaron públicamente en contra el poder, y los efectos no se hicieron esperar. El uno lo pagó con su vida, y el otro está literalmente sumergido en un perverso y dramático contexto, fruto de acusaciones delirantes y maquiavélicas que emergen desde las entrañas mismas de un imperio que se supo desnudado y señalado por el dedo acusador de un hombre valiente, honesto y sediento de justicia, que obviamente desató las tempestades propias del poder que ahora pretende escarmentarlo, sin piedad.

La fecha 26 de abril de 2022, en esta tierra guaraní, está marcada por la conmemoración de tres acontecimientos: se cumplen 177 años de la aparición del primer periódico nacional 'El paraguayo independiente' en 1845, y en su homenaje se celebra el día del periodista en el país; también recordamos 49 años de la firma del Tratado de Itaipú en 1973, pero sobre todo evocamos uno de los magnicidios más crueles e impunes de nuestra historia reciente: el asesinato del periodista Santiago Leguizamón en la Ciudad de Pedro Juan Caballero, cerca de la línea fronteriza entre Paraguay y Brasil, a manos de sicarios brasileños al servicio de poderosos narcotraficantes, con vinculaciones con el poder económico y político hegemónico, con asiento en la capital del país.

Santiago Leguizamón a través de radio Mburukuja de Pedro Juan Caballero y el diario Noticias, del cual era corresponsal, fue la voz de los sin voz, y denunciante sistemático del narcotráfico, el contrabando, y los diversos ilícitos realizados por el crimen organizado, que no solo estaba protegido por varias autoridades locales en el departamento de Amambay, sino también por los grandes padrinos de la mafia fronteriza, que tenían relaciones de amistad y de negocios con los poderosos de Asunción, como el general Rodríguez, presidente de la República en aquel entonces y que habría formado parte del cartel de Paraguay del narcotráfico, dando protección a la mafia para trabajar y enriquecerse ilícitamente en el país.

Las denuncias de Santiago de Leguizamón como el tráfico impune de drogas, de vehículos robados sobre todo en el Brasil y todo tipo de ilícitos como la triangulación de la soja -cuya comercialización se basaba más en el contrabando que en los negocios lícitos- que involucraba a varios grupos criminales en connivencia con la clase política, militar y el poder económico dominante en el país, evidenciaban, que a pesar del derrocamiento de la dictadura de Stroessner, irónicamente por su consuegro General Andrés Rodríguez, lejos estábamos no solo de vivir en una democracia, sino peligrosamente daba la voz de alarma, de que nuestra situación podría empeorar, pues de una narcocracia que caracterizaba al régimen stronista podríamos convertirnos en un Estado-mafia.

El asesinato de Santiago Leguizamón constituyo el primer gran magnicidio luego de la caída de la dictadura de Stroessner en Paraguay, donde los autores intelectuales fueron parte de la mafia paraguaya, con asiento en Pedro Juan Caballero y con ramificaciones hasta el propio Palacio de Gobierno, con sede en Asunción.

Mientras Santiago Leguizamón, de manera desesperada y solitaria trataba a través de su voz o pluma despertar la conciencia adormecida de millones de paraguayos -que dormíamos la famosa siesta paraguaya- que creíamos que vivíamos ya en una democracia, sin embargo no nos dábamos cuenta que esta "transición a la democracia", que era la bandera de casi todos los partidos políticos y organizaciones civiles y gremiales, en realidad era falsa, engañosa, pues era el disfraz de un cruel y sanguinario sistema criminal que se estaba consolidando también en el Paraguay, y del cual formaban parte las políticas neoliberales que se empezaban a aplicar por los poderosos grupos económicos y financieros; herederos de Stroessner y ahora, haciendo parte del Gobierno.

Julian Assange

El periodista Julian Assange, vive en estos momentos circunstancias dramáticas, con la misma desesperación y conciencia en que vivía Santiago Leguizamón. Preso injustamente en Inglaterra y a punto de ser extraditado a los Estados Unidos por su "delito de publicar documentos secretos y graves crímenes de guerra" y con una expectativa de pena en caso de ser condenado de 175 años, al igual que Leguizamón, ha buscado despertar la conciencia de la humanidad, demostrando que estamos siendo gobernados por locos y esquizofrénicos criminales, causantes de genocidios y asesinatos de millones de víctimas inocentes en el mundo. Y que lejos de vivir en un mundo libre y democrático, estamos siendo condicionados por un sistema criminal.

El sistema criminal integrado, del cual forman parte las mafias, los servicios secretos desviados, la masonería, los organismos internacionales como el FMI, Banco Mundial, gobiernos corruptos de diversos países, persiguen a los justos como Assange, porque personas como él despiertan a la humanidad y los libera de la esclavitud mental a la que son sometidas por la manipulación de las informaciones.

Pero los pueblos, que amamos a los justos como el Che Guevara, Gandhi, Luther King, el Obispo Romero, Juan Pablo I, Aldo Moro, Giovanni Falcone, Paolo Borsellino, Giuseppe Fava, General Dalla

Chiesa, y tantos otros mártires que cayeron luchando contra las mafias, debemos alzar nuestras voces y gritar muy fuerte denunciando quienes serán los asesinos de Assange, si se lo extradita a Estados Unidos, dando sus nombres y apellidos. No podemos permitir más que un justo sea asesinado por este sistema criminal, pero también por nuestra indiferencia y silencio.

Debemos ser conscientes que si a lo largo de las décadas y siglos, las mafias como Cosa Muestra han tenido tanta fuerza y eficiencia para realizar acciones criminales no solo locales sino globales, que han afectado a todo el planeta, es porque estos criminales, por más asesinos o violentos que hayan sido, siempre han actuado en unidad y defendiendo la cosa que ellos consideraban era de ellos, "la cosa nostra“. Por lo tanto, ellos, ningún crimen lo cometían para defender su persona de manera individual, sino los intereses de un colectivo, no desde el yo, sino desde el nosotros, porque son el extremo del mal dentro este sistema criminal.

Si queremos ser más coherentes que las mafias, con los mismos valores de ética y de conciencia como la tuvo Santiago Leguizamón y la tiene Julian Assange, debemos también obrar como nosotros, como parte de una organización global, estar cada día más unidos y convertirnos en militantes combativos contra las mafias y este sistema criminal integrado que está llevando a esta humanidad hacia su autodestrucción y aniquilación.

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*Foto de portada: Composición gráfica de Victoria Camboni / Antimafia Dos Mil