Rousseff, de 63 años, se reunió ayer en su despacho del Palacio de Planalto con el príncipe Felipe de Borbón, con el presidente uruguayo José Mujica y con el presidente palestino, Mahmoud Abbas, entre otros dirigentes.


"Aún existe una pobreza que avergüenza a nuestro país", lanzó ante el Congreso en pleno.
"No voy a descansar mientras haya en Brasil brasileños sin alimentos en su mesa y niños pobres abandonados a su propia suerte", prometió.
Los diarios de la jornada destacaron en portada el compromiso asumido por Rousseff y también dieron cobertura a la primera crisis internacional que deberá asumir, heredada del gobierno anterior, con Italia, por la negativa del ex mandatario de extraditar al ex militante de izquierda italiano Cesare Battisti.
Condenado a cuatro cadenas perpetuas en su país en el marco de juicios por asesinatos en la década del 70, cuando militaba en un grupo de extrema izquierda, Battisti está detenido en Brasil y Lula negó el viernes su extradición.
El ministro italiano de Relaciones Exteriores, Franco Frattini, dijo en declaraciones reproducidas ayer por el diario italiano Il Corriere della Sera, que Italia estudia la posibilidad de recurrir a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya tras la decisión brasileña.

"Conversé con la presidenta respecto a un programa de viajes presidenciales internacionales para los próximos meses, que incluirán visitas a los países vecinos y a algunos de nuestros principales socios económicos y comerciales, como Estados Unidos y China", dijo Patriota en su discurso al asumir oficialmente el cargo ayer.

Argentina y Uruguay deben ser los primeros dos países que visitará Rousseff, indicó luego a periodistas el principal asesor internacional de Rousseff, Marco Aurelio García, aunque sin dar fechas.
La flamante presidenta ya ha anunciado que profundizará los planes sociales que permitieron que 29 millones de personas ¬según cifras oficiales¬ salieran de la pobreza en los últimos ocho años en Brasil.
"El mayor homenaje (a Lula) es ampliar y avanzar las conquistas de su gobierno", dijo Rousseff ante el Parlamento el sábado.