Por Jean Georges Almendras-6 de abril de 2018

Cuarenta y dos años después de que el terror y la muerte fueran los protagonistas del terrorismo de Estado en Argentina en todo su territorio y en las entrañas del viejo edificio de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) donde en otrora funcionaba uno de los centros clandestinos de detención más emblemáticos de la dictadura militar liderada por Videla, 47 jóvenes del Movimiento Cultural Internacional Our Voice, harán sentir sus voces de denuncia en una de las salas del detestable edificio de la Av. Libertador, con la única intención de contribuir a la Memoria, a la Verdad y a la Justicia. Harán sentir sus voces a través de una realización teatral inédita y comprometida, pero particularmente incisiva, y no solo en relación a los 30.000 desaparecidos en la Argentina sino además en relación a los múltiples atentados a los derechos humanos, a los pueblos originarios, a los sectores más vulnerables y al medio ambiente, ergo, al planeta y a sus recursos naturales, a nivel mundial.

Durante las semanas previas al día 8 del mes de abril, día previsto para el cierre del Festival de Our Fest de Animaciones en Stop Motion, los 47 jóvenes de Our Voice compartieron una serie indescriptible de emociones y de vivencias exclusivamente dirigidas a conformar una puesta en escena que pueda trasmitir al espectador, con sensibilidad acorde a los principios y a los objetivos del Movimiento, un mensaje renovador, de reflexión y de toma conciencia, de que tales males nos deben obligar a mantener una actitud militante y sin fronteras para pulverizarlos y distanciarlos de la humanidad.

Gradualmente fueron llegando los jóvenes a los alojamientos de la ciudad de Cardales. Jóvenes de diferentes ciudades de Argentina y jóvenes de Uruguay. Todos ellos supervisados directamente por la fundadora del Movimiento, Sonia Tabita Bongiovanni y por Matías Guffanti, con el aporte en la dirección escénica de Guillermina Lembo procedente de Rosario, fueron preparando cada una de las escenas, participando también en ellas niños y adolescentes del Movimiento, y una joven italiana Sofia Capretta, colaboradora directa de la fundadora del grupo en Italia.

La obra teatral, que se representa en el marco del perfil del Movimiento denominado “Revolucionarte”, tendrá una hora de duración y contará con la participación de los 47 integrantes del Movimiento.

Cada joven tiene un papel asignado, que corresponde a cada una de las varias historias que se subirán a escena. Historias que tienen una historia como punto de partida: la historia de una joven nacida en cautiverio, una suerte de hilo conductor de un recorrido allanando diversidad de historias, de sufrimientos y de persecuciones.

Historias acusando a los integrantes de la Junta militar; historias denunciando que en la Argentina hubo 30.000 desaparecidos durante la dictadura y que las desapariciones forzadas todavía son moneda corriente en estos días de democracia, días en los cuales los torturadores y los genocidas todavía se sienten impunes y que desde las sombras hay todavía almas negras que procuran arroparlos con prisiones domiciliarias y otros beneficios; historias que hablan directamente sobre las persecuciones a los pueblos originarios; historias que señalan y acusan a los poderosos, y a los hombres y a las mujeres que optan por la indiferencia; historias que denuncian a los corruptos del sistema político en América Latina y en el mundo; historias de tierras sudamericanas y de tierras más allá del Atlántico.

Historias de un planeta corroído por los octodontes (roedores) del poder político, del poder financiero y del poder del crimen organizado. Historias de sufrimientos humanos. Historias de combatientes y de héroes anónimos.

Jóvenes que no han vivido en carne propia los tormentos que unas cinco mil personas vivieron hace 42 años en el edificio siniestro de la Av. Libertador, hoy Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, pero que los sienten en su alma y en su espíritu, con igual intensidad.

Jóvenes que respetan profundamente los sufrimientos de miles y miles de argentinos, uruguayos, paraguayos, chilenos, bolivianos y brasileños.

Jóvenes que profundamente rechazan esas prácticas antidemocráticas de las dictaduras militares del Plan Cóndor, llevadas adelante para someter vidas y para saquear bienes, valores y dineros. Y para pisar libertades. Libertades de todo tipo.

Jóvenes de los tiempos que corren que se aventuran a un compromiso universal, sin especulaciones partidarias y sin especulaciones políticas, esperanzados en que los hombres y las mujeres, sobrevivientes de los padecimientos de los días del terror, tengan mente abierta y sepan comprender que todo ese compromiso de las generaciones del hoy, son más que válidas para poner freno a tanta ignominia e impunidad promocionada hoy mismo desde el poder, porque desgraciadamente los dictadores de ayer tienen intacta su platea y sus ansias de opresión. ¿Por qué? Porque todavía sienten que tienen impunidad.

Esa impunidad nefasta que se sigue preservando, desde el sistema político mundial, es uno de los motores de la juventud de hoy para ser militantes y combativos, y rebeldes. Militantes y combativos, ya no con armas ni con violencias. Sino con su presencia, con sus marchas, con sus cantos y sus músicas, con sus redes sociales, con sus protestas pacíficas, con sus carteles y con sus vestimentas, y con el arte. Militancias combativas para destruir impunidades, terrorismos de Estado y corrupciones criminales.

Y en eso están, los jóvenes de Our Voice, de la mano de un profundo sentimiento de justicia, haciendo lo suyo, porque se sienten libres. Libres para sacudir las estructuras y las hipocresías de hoy, tan dañinas como las del ayer.

Libres y valientes, y fuertes en convicciones y sacrificios, para transformarnos a todos, sin discriminaciones.

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*Foto de Portada de Rodolfo Hachen