Otro escándalo en el Ministerio del Interior
En las últimas horas se dieron a conocer los primeros resultados del control de rutina toxicológico que se realizó entre los funcionarios policiales del Centro de Rehabilitación Santiago Vázquez, conocida popularmente como el ex Comcar, una de las cárceles más importantes del Uruguay, bajo órbita del Ministerio del Interior. De un total de 182 exámenes realizados, siete policías dieron positivo por consumo de cocaína, uno de ellos además dio positivo por marihuana.
En una segunda ronda de exámenes, realizada el día miércoles, de 152 funcionarios testeados tres dieron positivo en cocaína y otros tres en marihuana.
A los policías se les retiro el arma reglamentaria, y serán sumariados de ratificarse los positivos en el análisis de la segunda muestra, la cual se hace de rutina. Es importante tener en consideración que, pese a que el consumo de estas drogas no constituye un delito en Uruguay -incluso la marihuana es comercializada por el Estado-, los funcionarios policiales tienen prohibido el consumo de sustancias ilícitas. La segunda consideración, aún más importante, y que deberá ser indagada hasta las últimas consecuencias es, ¿de dónde sacaron la droga? Y si los policías son simples consumidores o son eslabones de la cadena de tráfico de drogas intramuros.
Para el director del INR Luis Mendoza los policías son “vulnerables”
Tras la publicación de los resultados el director del Instituto Nacional de Rehabilitación, Luis Mendoza, dio una conferencia de prensa para aclarar dudas e intentar poner paños fríos al asunto. “Los funcionarios del INR son funcionarios muy sacrificados que trabajan con privados de libertad, pero reconocemos que hay un mínimo porcentaje de funcionarios que infringe la ley y para salvaguardar el buen nombre y lo que significa ser policía de la unidad 4, hay que sanarse”, dijo.
Y agregó, hay “privados de libertad que son gente directamente muy connotada por grandes procedimientos de drogas, es totalmente vulnerable un policía que esté a cargo de un interno y el interno está preso por tráfico de drogas; es totalmente vulnerable y se presta para diferentes debidos”.
Respecto al origen de la droga, Mendoza no pudo dar afirmación, pero aseguro que “se está trabajando en ese caso”. En este sentido se preguntó retóricamente, “¿el policía dónde compró esa droga? Compró en lo delictivo, a esas personas que venden, que hoy están presos”. Una frase que tiende a poner al policía en un rol pasivo, como consumidor, e intenta alejarlo de la otra opción que sea la de proveedor. Más allá de que como dijo Sebastián Marset en la mediática entrevista, “el que vende no consume”.
Mendoza volvió a humanizar la situación, diciendo: “Por eso y teniendo en cuenta que la función aparte de la policial, es la penitenciaria, en la cual el policía tienen la responsabilidad de la estrategia de rehabilitación de las personas privadas de libertad, la convivencia, conviven con los internos, y estos internos, muchos de los cuales fueron formalizados por la Justicia por actividades delictivas relacionadas directamente e indirectamente con la droga, en las cuales esto se torna que el policía es totalmente vulnerable si el policía consume también”.
En este sentido el reclamo constante por una mejoría significativa, en línea con los derechos humanos, dentro de las cárceles, vuelve a cobrar fuerza, teniendo como parámetro extremo los más de 13 homicidios de personas privadas de libertad, y los hechos de corrupción que salpican a las principales autoridades, como el exdirector del ex Comcar Carlos Taroco, quien se encuentra en prisión preventiva por la investigación sobre una red de pedofilia que involucra directamente al exsenador Gustavo Penadés.
Foto: gub.uy