Convocatoria tras el escándalo en filas del gobierno de Luis Lacalle Pou
“Indignación” fue el adjetivo que utilizaron el periodista Agustín Büchner y el fotógrafo Gastón Barboza, para denominar a la autoconvocatoria por la “condena social ante la corrupción del gobierno”, que tuvo lugar este martes frente a la Torre Ejecutiva, sede de la Presidencia de la República Oriental del Uruguay. La movilización surgió tras las declaraciones en Fiscalía de la ex vicecanciller Carolina Ache, que desnudaron la trama de corrupción en la entrega del pasaporte del narcotraficante -aún prófugo-, Sebastián Marset. Tras un duro fin de semana, el presidente Luis Lacalle Pou aceptó las renuncias del ministro del Interior Luis Alberto Heber, el subsecretario Guillermo Maciel y el asesor de Presidencia Roberto Lafluf.
“En estos momentos tenemos que salir y decir hasta acá llegaron, esto no va más. Pedir responsabilidad política al presidente y a cada uno de los que están por debajo de su figura, entendiendo que todos son parte de una mafia”, dijo Barboza durante la convocatoria en diálogo con Caras&Caretas.
Poco a poco unas 500 personas se fueron concentrando en Plaza Independencia, mientras el cielo se iba cubriendo con una tormenta. Paradójico detalle climático, que visibiliza la situación que atraviesa, ya desde hace demasiado tiempo, el gobierno blanco de Lacalle Pou, quien durante el fin de semana -de apurón, recién llegado de una gira por los Estados Unidos-, dio una conferencia de prensa tibia, donde anunció la renuncia de parte de su cofradía. Entre los gritos de los manifestantes se evidenciaba la sensación de hartazgo.
“No queremos pedófilos, corruptos ni narcos en el gobierno”, gritaban algunos mientras las oleadas de silbidos en repudio se intercalaban con los golpes de botellas, las palmas y las vuvuzelas: “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”, era el remate.
El gobierno no puso vallas ante la convocatoria. Tan solo un simbólico cordón policial, que no impedía el movimiento. Paradójicamente, fueron estos policías el único rostro de un gobierno que eligió no hacerse presente, en autoridad competente, para responder al reclamo. Un reclamo, que, pese a los gritos, fue respetuoso.
El pueblo, lentamente, comienza a exigir respuestas, que deben surgir desde los ámbitos políticos, administrativos, pero por sobre todas las cosas desde los tribunales. Graves delitos se han cometido. La condena social, espera justicia.
Fotos: Antimafia Dos Mil