Viernes 17 Mayo 2024

No hay palabras para describir, ni para calificar o para encarar periodísticamente, lo que en estos momentos está ocurriendo en el Ecuador, a poco de que el presidente Daniel Noboa decretara el estado de excepción en ese país, en el marco de una situación de violencia criminal reinante, de niveles inenarrables. Esa medida presidencial tuvo su inmediata respuesta desde filas criminales. Una respuesta en tono de terrorismo descarnado. Un terrorismo criminal, que visibiliza el grado de penetración que tuvo el crimen organizado en ese punto de América Latina, apoyado en una logística, igualmente criminal, en materia de bélica, ya que se pudo saber que todo el pesado armamento que esos hampones disponen sería del mercado negro peruano, lo que significa que una vez más, el poderío criminal no es un hecho aislado, porque sugiere la presencia de otros grupos criminales de la región, pautando a las claras que el fenómeno mafioso, está sólidamente instalado por esas latitudes, quizás -inclusive- debido a que desde filas del poder estatal, y del sistema político, se le abrieron las puertas, desde hace ya tiempo. Y estos son los resultados.

Ecuador está al rojo vivo. Violencia indiscriminada con el costo de vidas inocentes, atentados incendiarios por doquier, una realidad penitenciaria caótica, grupos de sicarios operando en las calles y hasta en un estudio de televisión que fuera literalmente tomado por encapuchados en plena transmisión y que lapso después fuera neutralizado por las autoridades, en medio de un despliegue militar y policial espectacular.

Todo no es ni más ni menos que una fuerte confrontación del crimen a la ley y el orden. Una ley y un orden, que no desde hace poco, en el Ecuador -lamentablemente- están severamente infiltrados por la narco mafia, el crimen organizado y el terrorismo criminal, sin duda apañado por algunos elementos altamente corruptos de algunas instituciones gubernamentales. No olvidemos que las recientes elecciones presidenciales -del pasado 2023- se llevaron adelante dentro de un clima de violencia indescriptible, especialmente tras haberse cometido atentados contra fiscales y candidatos, muchos de los cuales, con posterioridad, debieron hacer su campaña literalmente rodeados de militares y luciendo chalecos antibalas.

Ecuador está al rojo vivo, porque las instituciones estatales se debilitaron oportunamente y gradualmente la ideología criminal se fue posicionando, alevosamente.

Este 9 de enero, el golpe de gracia dado por el crimen fue inevitablemente violento y cruel; y fue una reacción tras otra reacción, la que tuvo el presidente en ejercicio al decretar el estado de excepción, como resultado de una serie de situaciones violencias previas.

Este 9 de enero, las agencias de noticias del mundo dieron a conocer la dramática realidad del país hermano, cuyo pueblo es prisionero de una guerra desatada entre la narco mafia y las fuerzas de seguridad estatales, que literalmente no dan abasto, ante tantos desmanes en diferentes regiones del territorio ecuatoriano.

En este devastador contexto, otro episodio que aceleró la medida presidencial de estado de excepción, fue la fuga de una cárcel de Adolfo Macías, alias “Fito”, uno de los principales jefes de una banda criminal denominada Los Choneros. Más tarde se produjo la fuga de otro par: el delincuente Fabricio Colón Pico, uno de los capos del grupo criminal Los Lobos, quien fuera detenido recientemente por el delito de secuestro (y por si fuera poco) sospechado de ser responsable de un plan destinado a dar muerte el fiscal general del Ecuador.

Pero otras violencias dirigidas específicamente contra fuerzas policiales se fueron cometiendo en las últimas horas, antes del temible día 9 de enero. Por ejemplo: siete policías fueron secuestrados en la región de Machala, en Quito y en Provincia de Los Ríos, registrándose además explosiones contra una estación de policía, la residencia del presidente de la Corte Nacional. Hubo además vehículo incendiados.

Hay un video -no verificado oficialmente- que fue difundido por redes sociales en el que aparecen tres agentes sentados en el piso y uno de ellos es obligado a leer un mensaje al presidente Noboa: "Declaraste la guerra y guerra vas a tener (...) Declaraste estado de excepción; nosotros declaramos botín de guerra a policías, civiles y militares. Cualquier persona que se encuentre en las calles a partir de las once de la noche será ejecutada".

Cabe consignar que el presidente Noboa reconoció públicamente en un decreto firmado por él, la existencia de un “conflicto armado interno” dentro del país, ordenando a las Fuerzas Armadas ejecutar acciones militares “bajo el derecho internacional humanitario y respetando los derechos humanos”.

“He firmado el decreto ejecutivo declarando Conflicto Armado Interno e identifiqué a los siguientes grupos del crimen organizado transnacional como organizaciones terroristas y actores no estatales beligerantes: Águilas, ÁguilasKiller, Ak47, Caballeros Oscuros, ChoneKiller, Choneros, Covicheros, Cuartel de las Feas, cubanos, Fatales, Gánster, Kater Piler, Lagartos, Latin Kings, Lobos, Los p.27, Los Tiburones, Mafia 18, Mafia Trébol, Patrones, R7, Tiguerones. He ordenado a las Fuerzas Armadas ejecutar operaciones militares para neutralizar a estos grupos”.

Ecuador al rojo vivo, porque la criminalidad hizo su juego. Un juego de muerte, de violencia y de atentado a la democracia, que no fue de un día para el otro. Fue un proceso. ¿Un proceso que fue alimentado desde las entrañas mismas del Estado ecuatoriano? No es de dudar. Y no es de extrañar.

La lógica mafiosa, así opera, posicionándose dentro de las instituciones, para después adueñarse de todo, no solamente de poder, sino además de vidas humanas. Y el pueblo fue, es y será siempre su principal rehén. Y el crimen, inclusive, llega a responder al Estado. Llega a provocarlo. Llega a retarlo.

Terrible. Terrible, porque una de las imágenes que se han visto en las redes, y que es elocuente de la violencia criminal es aquella en la que se ve a un ciudadano ubicado en una camioneta policial, para ser asistido, con quemaduras de 2do grado en su cuerpo, fruto de un atentado incendiario.

Una de las tantas imágenes que en estos momentos recorren el mundo. Lamentable y doloroso. Y terrible.

Foto: ahora.com.ar