Domingo 8 Diciembre 2024

Los hijos de Pablo siguieron exitosamente su vida de estudiantes

Olga Bianco: “Continuamos adelante, pero las autoridades se olvidaron de nosotros”

“Virgilio se recibe de contador público y Marianela de Jesús, de abogada”

Recordar aquellos terribles días del asesinato de Pablo Medina, nueve años después, nos da de bruces con un presente sobrecargado de realidades muy diferentes, dentro de su entorno familiar, porque las novedades son reconfortantes, y nos hablan de que en todos estos años hubo perseverancia y amor a la vida, y la memoria de Pablo fue la linfa vital para que tanto su viuda Olga Bianconi, como sus hijos, Marianela de Jesús y Virgilio, pudieran irse desarrollando con miras hacia el futuro, dentro de los límites del Paraguay. Este año, por ejemplo, aquellos adolescentes que conocimos, conmocionados por el asesinato, crecieron, y se reciben de contador público y de abogada, respectivamente. Y su accionar en la rutina familiar guarda siempre en su corazón un espacio para su padre, el periodista que todo el Paraguay, la región y el mundo conocen por haberse atrevido a denunciar a las mafias de la zona de Canindeyú, a costa de su vida, y la de Antonia Almada, su asistente, desatando iras entre el submundo del hampa, en definitiva, de Vilmar “Neneco” Acosta, quien en aquel momento era intendente de la ciudad de Ipehjú , lo que no le impidió ordenar el crimen -cometido el 16 de octubre de 2014- con el concurso de dos de sus parientes que oficiaron como sicarios. Pero ahora, todos ellos ya están entre rejas, restando la condena en el Brasil del sicario Wilson Acosta. No obstante, en el Paraguay, el crimen organizado parece estar mucho más posicionado -e infiltrado- dentro del Estado, que antes, y las acciones letales contra periodistas continúan, en Asunción y en la zona de la triple frontera -Pedro Juan Caballero, especialmente- como así también contra operadores de la fiscalía, como es el caso de Marcelo Pecci, fiscal muerto en Colombia, estimándose que la orden fue impartida en el Paraguay, nada más ni nada menos que por Horacio Cartes, según ha sido acusado en las últimas horas por uno de los cerebros del magnicidio. Acusación que consta en actas del expediente de la fiscalía colombiana, y que hoy por hoy ha desatado un encendido debate.

Como tantos otros años nos hemos hecho presentes en Asunción de Paraguay, no solo para rendirle un merecido homenaje a Pablo, y mantener viva su memoria, sino además para perseverar en nuestra ya definida actividad de denunciar a la narco criminalidad, la que en este preciso momento está literalmente atravesada dentro del Estado paraguayo y de la sociedad, la que todavía sigue preguntándose quién fue el ideólogo del crimen del fiscal Marcelo Pecci, cometido en el mes de mayo de 2022 en una playa del pacífico colombiano.

Pablo Medina su memoria en un Paraguay contaminado por la criminalidad y con una familiia que supero el dolor 2

A pocos días de la jornada en la que habremos de hacer una actividad pública, junto a integrantes del Movimiento Our Voice y a otras organizaciones, marchando además desde la Plaza Italia hasta la sede central de la Fiscalía, bajo la consigna “En Marcha contra la desigualdad y la corrupción” en Asunción se suscitó un muy virulento motín en la prisión de Tacumbú, donde se encuentra precisamente el ideólogo de la muerte de Pablo y Antonia, es decir el delincuente “Neneco” Acosta, un ex intendente del Partido Colorado, que responde al cartismo.

Medios de comunicación de Asunción y de la región pusieron sus ojos en ese episodio que demandó cerca de 24 horas, y que incluyó la toma de rehenes, incendio de colchones y una serie de exigencias al gobierno de Santiago Peña, en torno a una situación generada por el ministro de justicia, al señalar, que un grupo criminal operante dentro del establecimiento -de casi 3.500 privados de libertad- había ultimado a un policía que se hallaba preso por haber dado muerte a un militar. El grupo criminal que originó el motín es el denominado Clan Rotela. Hubo negociaciones y se registraron muchas violencias alrededor de la prisión y finalmente se dejó en claro que ese recluso no había sido asesinado por los Rotela y que se encontraba vivo y prófugo. Las aguas de momento se calmaron, pero mismo cuando escribimos estas líneas, los guardias penitenciarios prefirieren no ingresar en su totalidad a la prisión. Ergo, el problema entonces no está definitivamente superado. Desde la prisión de Tacumbú la criminalidad organizada comanda al gobierno de turno y es un caldero a punto de estallar.

A nueve años de la muerte de Pablo y de Antonia la ideología criminal se infiltró más agudamente dentro de las instituciones del Estado paraguayo, y si por aquellos días el narco se hallaba en connubio con el sistema político, hoy el panorama es mucho más aterrador. La ideología mafiosa penetró mucho más, en el sistema judicial y los actos de corrupción en la función pública son más recurrentes, sumándose a ello un notorio deterioro económico dentro del país, razón por la cual las diferencias sociales se agudizaron y los problemas sociales también. Además, las comunidades campesinas y e indígenas son literalmente saqueadas o expulsadas de sus tierras, siendo que las mismas están destinadas a ellos por acuerdos, que por cierto no se cumplen.

En ese contexto, la nómina de periodistas asesinados suma ya 21 en total, registrándose últimamente atentados en la ciudad Pedro Juan Caballero, donde estuvimos en varias oportunidades, y la última fue para cubrir periodísticamente el crimen del colega Humberto Coronel, en setiembre de 2022 (asesinato hasta hoy impune) y para entrevistar a la familia Acevedo, siendo que algunos de sus integrantes -uno de ellos intendente- fueron asesinados por los narcos de la región. Hay que consignar que en febrero de este año sicarios asesinaron al último periodista, Alexander Álvarez, de 39 años de edad, de Radio Uruney FM, el que fue emboscado desde una moto que lo interceptó de camino a su hogar, en la frontera con el Brasil. De sus autores y de los ideólogos, ni rastros.

Los crímenes de Pablo y Antonia, entonces, oportunamente fueron apenas la punta de un iceberg de uno de los momentos históricos más acuciantes en materia de criminalidad mafiosa, en la zona de la triple frontera, del Paraguay, tierras de marihuanales. De ahí en más, el recrudecimiento de las hostilidades de la ideología mafiosa fue mayor y su penetración en las instituciones de poder fueron in crescendo. No hay que olvidar que el contexto criminal regional se fue orientando en torno a las actividades propias del narcotráfico transnacional, con figuras como “Tio Rico” el jefe del clan Isfran, el que fue vinculándose con los grupos criminales del Brasil, operando con elementos locales y seguramente con personajes de la organización mafiosa italiana ‘Ndrangheta, presentes allí para regentear los embarques de toneladas de cocaína a través de la hidrovía, para llegar a puertos de Montevideo, de Argentina y de Brasil, para finalmente ser desembarcados en puertos de Europa. Un negocio altamente remunerador, en el que seguramente el narcotraficante uruguayo Sebastián Marset -hoy prófugo- tuvo mucho que ver, especialmente cuando estuvo en muchas oportunidades, en territorio paraguayo y unto a su familia, y sus colaboradores.

Horacio Cartes, presidente del Paraguay por aquellos años, dejó paso a Mario Abdó Benites, y ya desde ese momento todas sus presuntas actividades ilícitas -que eran un secreto a voces- pasaron a tallar muy fuerte en la región, al punto que, desde los Estados Unidos, se lo señaló con el dedo como persona involucrada en ilegalidades de alto porte.

Dentro de ese panorama sobrevino en el 2022 el magnicidio de Marcelo Pecci, fiscal antidrogas que puso su ojo de certero investigador en el clan Isfran, en el operativo denominado Ultranza Py. De hecho, tocó resortes muy cercanos a los grandes mandantes e involucrados de los voluminosos cargamentos de cocaína a Europa. El resultado fue inevitable: en un operativo del sicariato muy bien planificado, el 10 de mayo de 2022 fue asesinado de tres tiros en la cabeza, en una playa colombiana, cuando se hallaba de luna de miel con su esposa -embarazada- la que de milagro resultó ilesa. Hoy la viuda vive en Asunción, criando a su hijo de un año de edad, pero no tiene contacto con la prensa. El año pasado Antimafia Dos Mil entrevistó en exclusivo al padre de Pecci.

Pablo Medina su memoria en un Paraguay contaminado por la criminalidad y con una familiia que supero el dolor 3

Hoy por hoy, a nueve años del crimen de Pablo y Antonia, las sombras criminales de ese copioso bosque -de raíces intrincadas y profundas- de narco mafias diseminadas por la región -incluido el Uruguay, y Argentina, especialmente la ciudad de Rosario- continuamos haciendo énfasis en la memoria no solo de ambos, sino además de tantos más que dejaron sus vidas en estas entrañables tierras paraguayas, por hablar con la verdad o investigar para servir a la verdad, a la hora de trabajar como periodistas o a la hora de ser agentes fiscales.

Es por eso, que las expresiones de la viuda de Pablo Medina, Olga Bianconi, residente de la ciudad de Curuguaty, dejando atrás esas turbiedades del Estado paraguayo, nos resultan esperanzadoras y reconfortantes, porque nos demuestran , y al mundo entero, que la criminalidad segó la vida de Pablo Medina, pero ni sus ideales ni los valores que enseñó a sus hijos y a otros seres queridos -como Dyrsen, la hija de su primer matrimonio, sus nietos y sus hermanos Gastón y Francisco, a quienes conocemos, y mismo a todos nosotros, como sus compañeros de labor, de Latinoamérica y de Italia- no solo no cayeron a saco roto sino que además mantienen su memoria y lo enaltecen.

Fue muy contundente Olga Bianconi: “Agradezco siempre a ustedes periodistas de Uruguay y de Italia, habernos apoyado desde el primer momento estando presentes. Tengo que agradecerles mucho, que en esos años difíciles vinieron a mi casa y conocieron a mis dos hijos adolescentes destrozados por el dolor, sobre todo cuando llega la fecha del asesinato, año a año. Tengo que agradecer al diario ABC Color, cuya directora no nos abandonó en todo este tiempo. Pero nosotros continuamos adelante, pero las autoridades, nunca se acercaron. Se fueron olvidando. Pero acá en casa salimos adelante. Mi hijo Virgilio tiene el carácter del padre y nunca dejó de estudiar. Es muy parecido a él. Este año será contador público. Y mi hija Marianela de Jesús, será abogada, está en la tesis final. Ellos y yo logramos salir después de tanto sufrimiento. Superamos el dolor. Gracias a Dios. Bendiciones señor Almendras y a todos ustedes”.

Fotos: Olga Bianconi (gentileza)

Foto 2: Marianela de Jesús en su bautismo, junto a Olga y Pablo Medina

Foto 3: Virgilio