Martes 30 Abril 2024

El abogado argentino hace un minucioso análisis del crimen organizado en una ciudad atravesada por la violencia

Para poder comprender la creciente criminalidad en Rosario, deberíamos comenzar por lo primero que marcan celosamente quienes trabajan en criminología sobre los fenómenos del delito. Allí los análisis que se realizan de la violencia letal, se entrelazan con los fenómenos del control, como una díada, o como dos caras de una misma moneda. No se puedes entender el control sin el delito, y el delito sin el control. Por control hacemos referencia a la respuesta de la policía, de las administraciones de justicia, las representaciones en los medios y el fenómeno de la materialidad.

Es menester realizar este análisis debido a la especificidad, si bien los criminólogos también bucean en las ciencias sociales, por lo tanto, la generalidad de los fenómenos tiene que ver con una especificidad propia, ya esto sucede en un lugar y en un momento histórico determinado. Entonces, cuando se lo piensa así, el fenómeno se ve con cierta claridad. Otra regla que agregan los criminólogos, es que no se pueden analizar las situaciones del presente, utilizando como herramienta coyuntural el mismo presente.

Solamente este vínculo entre el delito y el control, tiene una historia, un tiempo, tiene interacciones y hay un desarrollo en una dimensión histórica. Aunque sea breve, y tengamos que remitirnos a unos 20 o 30 años para atrás, debemos historiar, ya que se trata de un fenómeno social que no ocurre de un día para para el otro.

“Por ello habría que aplicar por lo menos tres reglas muy básicas. Te diría que la primera es que la provincia de Santa Fe siempre tuvo en sus ciudades alguna discrepancia, ya que no se movían las tasas de homicidio como en otras ciudades del país. Si tomamos como ejemplo la tasa de homicidio por cada 100.000 habitantes de la ciudad de Santa Fe, te encontras con una tasa muy alta. Las cifras oscilan entre 18 y 21 por cada 100.000 desde los años 90, cuando para ciudades comparables de la argentina la tasa era entre 3 y 4”, sostuvo el abogado y criminólogo Enrique Font, en diálogo con Antimafia Dos Mil.

Claramente esas cifras nos brindan más que un dato para el análisis. Cabe destacar que hasta el año 2013, la ciudad de Rosario seguía la tendencia de ciudades comparables a nivel nacional, tasas de un dígito, generalmente de 5 homicidios cada 100.000 habitantes.

“Era comparable con la ciudad de Córdoba, Buenos Aires y otras ciudades similares, precisando que yo nunca comparo tomando como referencia un promedio de área rural urbana, pero si la tasa de grandes metrópolis. Hablando en criollo, nadie le dio bola a la tasa de homicidios durante muchos años, siendo que esta era la tasa más alta del país. En el 2013 empezaron a haber cambios cualitativos, allí comenzaron a aparecer homicidios que tenían un claro sello de disputa de bandas y organizaciones”.

Enrique Font es muy claro en su postura, sus investigaciones lo empujan a afirmar que lo que predomina en la ciudad de Rosario, son crímenes cometidos por “tira tiros”, no por sicarios. “El mecanismo de los hechos me da la certeza de que la palabra sicario les queda muy grande, considero que en Rosario hay pocos homicidios cometidos por profesionales que saben ejecutar a alguien. Tenemos que hablar de adolescentes “tira tiros” y separar por ejemplo lo que significó el asesinato del “fantasma” Paz, ya que en ese hecho si participó un sicario. Debemos tomar necesariamente como referencia el año 2010, ya que ahí comienza a haber una serie de hechos que se vuelven llamativos en algún sentido y que suscitan atención. Para citar algunos, el ataque al colectivo de la hinchada de Newells cuando asesinan a Walter Cáceres. En ese hecho se utilizaron ametralladoras, se trató de una emboscada, planificación previa al asesinato de 'Pimpi' Camino, exjefe de la barra brava leprosa”.

Esa espiral de violencia giró alrededor del liderazgo del “paravalancha” de Newells. A este suceso “deberíamos sumarle otros dos, el triple crimen de Villa Moreno y el crimen del fantasma Paz”.

Tres hechos de suma violencia que le abrirían las puertas al aquelarre que hoy atraviesa a la ciudad de Rosario, una violencia letal que mancha con sangre joven las aceras y calles de las barriadas que, en algún momento de la historia reciente, supieron ser territorio de extensos picados de fútbol y largas tandas de mate.

“Esta tensión desemboca a partir del 2013 una batalla sin cuartel entre grupos que tienen a su cargo actividades de narcomenudeo de drogas, pero en su origen, lo que hubo fue una especie de consolidación por las formas de control del delito. Y acá es donde entra esta variable, un ejemplo es la guerra desatada en barrio Las Flores y La Granada en los 90, allí la banda de Los Monos se enfrentó por el liderazgo del territorio con Los Garompa. La violencia era marcada, sobre todo del lado del clan Cantero, Los Monos mataban y enterraban a su víctima en lugares donde la madre del desafortunado nunca lo iba a encontrar. Practicaban torturas, o sea antes de ejecutar a una persona, lo metían en una casilla y le largaban perros, sabían arrastrar personas con caballos por las vías del tren, y después de todo este calvario, los asesinaban”.

Cabe destacar que, si bien tuvo cobertura periodística, no se tomó la dimensión necesaria de lo que podía desembarcar no mucho tiempo después. “Nosotros identificamos que, en Santa Fe capital y Rosario, la manipulación de armas de fuego comenzaba a darse a muy corta edad, a partir de la circulación de armas que encuentra su punto de partida entre 2006 y 2007. Allí comienzan a aparecer las pistolas 9mm con munición de calidad, dejando atrás los revólveres calibre 38, 32 o 22. Cualquiera que se precie quería tener una 9 nacional, o si era muy importante usaba una 40. Allí nacería la violencia letal entre los pibes, quienes armaban banditas, a los viejos conflictos de generaciones anteriores, se le sumaban los nuevos. Un dato no menor, es que esta violencia desatada entre bandas de jóvenes, estaba privatizada, es decir, la policía solo intervenía una vez finalizado el tiroteo para tan solo juntar los cadáveres”.

Para el criminologo Enrique Font en la ciudad de Rosario predominan los crimenes cometidos por tira tiros no por sicarios 2

Las “broncas”, como referencian los pibes a esas diferencias que según ellos son insalvables entre una banda y otra, se dirimen siempre a los tiros. Mientras el cambio de “época” se consolidaba, el estado continuaba con el vicio de seguir mirando hacia otro lado. “Los pibes tenían y tienen tantas broncas como muertos de por medio. Eso está muy instalado, nosotros a través de ese dato hicimos una investigación en 2014 donde juntamos todos los homicidios, en ese momento había dos barrios con alta tasa, Tablada y Las Flores. Allí relevamos homicidios del 2008 al 2014, incluso homicidios de pibes domiciliados en el barrio que habían ocurrido fuera del mismo, para luego ir a relevar qué pasaba en los juzgados de instrucción. Ahí nos llevamos una gran sorpresa, ya que nos encontramos con una privatización judicial del tema, en el sentido que los homicidios en general en Argentina tienen una tasa alta de esclarecimiento. Si tenes un hecho, tenes un sospechoso, después si lo condenan o no es otra historia, pero al menos hay un sospechoso. Pero en el caso de nuestra ciudad, nos encontramos que solamente poco más del 50% estaban esclarecidos, o sea, algo insólito e inusual para la Argentina. Y no solo eso, sino también empezamos a relevar, a prestarle atención a esto, homicidios que no se esclarecían porque la policía mensualizaba (cobraba), por ende, los juzgados de instrucción no lo trabajaban, ya que la policía mensualizaba al homicida. Para que quede claro, la cosa era así, yo no te entrego, pero vos me pagas todos los meses”.

Los homicidas estaban identificados, los hechos esclarecidos, pero no tenían a nadie en prisión preventiva ¿Por qué? Enrique Font es sumamente explícito: “Porque le pagaban todos los meses a la policía para que no se lo lleven preso. De allí nacía el fenómeno de la tasa muy baja de esclarecimiento con respecto a otros lugares, ya que la policía no buscaba a quiénes habían cometido los homicidios. Esto es muy importante, porque el homicidio cuando está esclarecido, al menos al autor material te lo llevas preso, porque hay prisión preventiva. Entonces una organización violenta, podemos citar a Los Monos, en 5 o 6 años se disuelve a sí misma porque si su principal actividad es dirimir todo a los tiros, tarde o temprano termina con todo el mundo adentro. Esto en Santa Fe no sucedió y permitió que bandas como la de Los Monos se fueran haciendo fuertes en el tema de la violencia. Los Monos arrancaron robando caballos, para después transformarse en pistoleros de los usureros locales, para terminar, participando en algunos asaltos importantes”.

Su vinculación a la barra de Newell's, le facilita el camino de la droga y allí comienzan a crecer. Pero nunca abandonan su violencia, su sello identitario. “Una banda que se pasa al negocio de las drogas, deja de andar a los tiros porque empiezan a quedar marcados. Pero para este tipo de bandas no había consecuencias. A los números que nosotros quisimos llegar a través de la investigación de los homicidios, no pudimos llegar debido a que quien era el fiscal regional de Rosario, Jorge Baclini, no nos permitió el acceso a las investigaciones. Pasados los años quedó muy claro por qué, porque los números del Sistema Nuevo son peores. Lo acaban de reconocer en el último informe, están esclareciendo un poco más del 30%, o sea, un desastre, un panorama terrorífico. Además, como dato no menor, desde fiscalía te indican que una parte significativa, destacando que yo desconfío del dato, pero tomémoslo, te están diciendo que casi el 70% se trata homicidios vinculados a organizaciones criminales, o que han tenido alguna planificación. Ahora, vos solo esclareces el 33%, pero ese porcentaje esclarecido habla solo del autor material, no del que encargó el hecho. Cuando vos estás atrás de un fenómeno de organización, por más rústica que sea esta, identificar al ejecutor te sirve hasta ahí, ya que al hecho vos lo esclareces si encontras al autor ideológico del mismo, al que encargó el homicidio”.

En Santa Fe solo tres de cada 10 homicidios son esclarecidos, resaltando que solo se encarcela al que ejecutó el hecho, reconociendo que seis de cada 10 homicidios tienen una organización previa, o pertenecen al crimen organizado. “Estás esclareciendo nada de lo que es la criminalidad organizada en relación a la violencia. Entonces eso se le brindó al mercado local de droga rosarino, un sello que no tienen en otras ciudades de Argentina. O sea, drogas se venden, existe un mercado local de drogas, porque yo no quiero usar la palabra narcotráfico, hay montones de ciudades y mercados más grandes, por ejemplo, en la Matanza, San Martín y Lomas de Zamora si hablamos de la ciudad de Buenos Aires. Pero claro, existe una salvedad con respecto a la ciudad de Rosario, la tasa de homicidios de la provincia de Buenos Aires está por debajo de 5 cada 100.000 habitantes, o sea, cuatro veces menos que en Rosario. Agregando que las bandas criminales deben ser menos rústicas y menos carteleras que las de acá. En Rosario el delito se conforma con bandas que andan a los tiros, muy violentas. Hay un contexto de pibes tirando tiros que al principio rechazaban ser parte del negocio de droga porque querían seguir robando. Esa es la historia de los últimos 20 años en torno al fenómeno del delito. Pero después le metes la historia del control, sumado a la inoperancia de los juzgados de instrucción primero, y de las fiscalías después, ahí comienzas a entender la particularidad local, y la otra variable es la policía. La de Santa Fe es la policía más violenta del país, muy ineficiente, muy descuidada en términos de política, de gestión, muy amparada en todo por la administración de justicia. Para tomar el último hecho, a Gustavo Spoleti, ex jefe de drogas peligrosas, se le prescribió la causa por enriquecimiento ilícito. El jefe de droga de los socialistas no fue a juicio, al igual que muchos de los policías importantes de los últimos años, todos son condenados en abreviado, a condicionales de tres, dos o un año ¿Por qué? Porque no lo pueden llevar a juicio, ya que si vos llevas a juicio a estos tipos te puede pasar lo de Druetta, que aparezcan grabaciones de vínculos con la política, con los fiscales y demás”.

El escenario de corrupción y connivencia es dantesco, ya que la policía es incapaz de regular el fenómeno. El modelo histórico de recaudación en Santa Fe sigue vigente, no ha cambiado, pero no regula. “En provincias tuviste la problemática de la cocaína adulterada y en dos minutos se ordenó todo. Sacaron del juego a uno, metieron a otro, reapareció uno que había quedado afuera y se acabó el desatino. Porque no es que esos lugares no haya violencia, es que esa violencia no prospera, las fiscalías resuelven y son tan burocráticas como en todos los casos, pero resuelven 8 de cada 10 crímenes. Entonces, esa combinación es la que ha sido fatal en Rosario, queda claro que cualquiera que quiera meterse en el negocio tiene que pagar protección o entrar a los tiros. Y ahí lo tenés a Alvarado, que entra de la mano de Medina ¿Por qué entra? Porque tenía poder de fuego. Era un tipo que robaba de caño en Provincia de Buenos Aires, más sofisticado, con mejores vínculos, eso es lo que genera el fenómeno en Rosario. Por último, lo que te marcaría, es que hay que desvincular totalmente el fenómeno de la ruta internacional Paraguay-Bolivia-Brasil-Argentina-Uruguay por la hidrovía de Europa del Norte. No tiene nada que ver con el fenómeno, son dos ligas distintas. Es la UEFA y la primera B Nacional. En general, las bandas locales se proveen de lo que baja por camiones, por transportes, por autos, por las rutas. Claro, este es un dato importante que charlábamos con vos semanas atrás, que decía esta la diferencia con Carlos del Frade es que el habla de la hidrovía, y mis investigaciones sostienen que la droga ingresa por tierra”.

Entonces ¿Estamos hablando de narcomenudeo y no de narcotráfico? ¿Hay cocinas de droga en la provincia de Santa Fe? “Si, hay cocinas, pero hay una especie de embudo que confluye en la ruta de Rosario y que se abre hacia el mercado bonaerense de la Ciudad de Buenos Aires. Rosario es el punto de encuentro de esos dos embudos, hay droga que baja a General Rodríguez y después vuelve a Rosario, hay una circulación así. La empresa de la droga es una línea que sigue las rutas comerciales más grandes, que son las terrestres, ya que la de la hidrovía es una ruta del 2016 y que tiene que ver con la consolidación de algunas organizaciones en Paraguay. Esta es otra cosa, se trata de una ruta grande del crimen organizado transnacional, con otras organizaciones, otra cocaína, otras lógicas. Tenes por ejemplo al Primer Comando Capital (PCC) en Brasil, pero claro, este análisis es mucho más amplio. Tenes a inversionistas colombianos, que te aparecen en Europa del Este haciendo una maniobra hacia Australia, hay un margen de ganancia muy grande además pero no quiere irme por las ramas, ya que la idea es analizar la matriz criminal que atraviesa la ciudad de Rosario”.

La ciudadanía se pregunta una y otra vez como se puede revertir una realidad tan espinosa como asfixiante ¿Ajustando la justicia? ¿Con políticas públicas profundas? Ya que por mencionado y analizado se trata de un entramado es demasiado oscuro. “Tal cual, hay que meterse en todas las variables, esa es la parte complicada. Quizás la más difícil de todas es justamente la de la administración de justicia. Hay que acabar con los acuerdos políticos que protegen a sectores de la policía que garantizan la recaudación para la política partidaria, romper también los acuerdos con el cuoteo de la administración de justicia. Si vos tenés, y te doy un solo ejemplo, el principal organismo de investigación de crímenes organizados, el MPA, repleto de militantes radicales de Maximiliano Pullaro y otros, que no tienen la más mínima idea de cómo se investiga ¿Qué se supone que va a suceder? Una catástrofe, tuvieron que ir a buscar policías para meterlos dentro de la fiscalía para que colaboren con las investigaciones, y esos son todos los que terminan trabajando para las bandas poco tiempo después. Un círculo bien cuidado digamos, ¿no? Por ello muy difícil de desarmar este entramado, además, porque yo creo que es difícil hacer una reforma policial, pero en Santa Fe tiene que haber si o si una reforma de la administración de justicia o del MPA, por lo menos, y eso es mucho más complicado. Estás lidiando con gente que está cobrando sueldos de más de un millón de pesos, que tiene estabilidad en el cargo, y sin dudas es mucho más difícil de tocar”, concluyó el criminólogo Enrique Font en una extensa charla con Antimafia Dos Mil.

Foto de portada: Darío Soldani / Conclusión

Foto 2: pueblo original.com.ar / Dr. Enrique Font