Sábado 18 Mayo 2024

Todas las campanas doblan en el Ecuador tras el impactante asesinato en Quito del presidenciable, Fernando Villavicencio, de 59 años, de profesión periodista de investigación, del Movimiento Construye (Lista 25) quien a lo largo de su campaña proclamó abiertamente su decisión de acabar con la espiral de violencia que venía azotando su país, promovida y ejecutada por grupos criminales funcionales al narcotráfico internacional, en particular a la célula ecuatoriana del Cártel de Sinaloa, con base en México. Villavicencio había sido contantemente amenazado desde las estructuras mafiosas que operan en el Ecuador, las que de hecho ayer cometieron uno de sus mayores atentados, quitándole la vida, en un hecho que dejó además un saldo de nueve personas heridas de diversa entidad, siendo algunos de ellos policías. En el impactante ataque, donde tres fueron los sicarios que apuntaron con sus armas a la cabeza del candidato, en medio de la confusión, y cuando los policías que allí estaban en custodia respondieron a los atacantes, uno de estos cayó herido y más tarde falleció. Por otra parte, los operativos policiales que sobrevinieron al asesinato permitieron detener a seis personas que estarían celosamente custodiadas, imputadas de hacer parte del plan para el crimen.

No hay ecuatoriano que no llore hoy la muerte de Villavicencio, un periodista que hizo carrera política en un país fagocitado por la violencia de raíces criminales. En la tarde ayer, cuando salía de un mitin político, de un local del centro de la ciudad de Quito, literalmente rodeado de custodias y colaboradores (tal como se puede ver en los numerosos videos que se divulgaron por You Tube) y se aprestaba a ascender a un vehículo, se sintieron detonaciones de armas de fuego, visualizándose en medio del gentío a tres sicarios baleándolo en el cráneo. Pero la dramática situación desató un baño de sangre, porque los custodias y policías que allí estaban respondieron al ataque con sus armas de reglamento y en el fuego cruzado más personas cayeron heridas, dentro de un episodio donde el pánico alcanzó a todos los presentes. Mientras algunas personas procuraban protegerse de las balas, otras acudieron a asistir a Villavivencio para finalmente trasladarlo a un centro asistencial donde se constató su deceso por las graves lesiones que presentaba en la región craneana, lo que pauta que los asesinos eran profesionales. De todas formas, la respuesta de las autoridades tuvo sus efectos, ya que uno de los sicarios cayó herido en el lugar y más tarde al ser derivado a un hospital halló la muerte. Sus cómplices lograron darse a la fuga, pero igualmente fueron detenidos algunos sospechosos, seis en total, que en estos momentos están siendo interrogados, y seguramente en las próximas horas se logren avances en las investigaciones. 

Pero lo que sí ha quedado claro ayer, con los hechos, es que el sicariato actuante operó bajo órdenes de la criminalidad organizada y tal como en no pocas oportunidades lo había anunciado profiriendo amenazas contra Villavicencio, quien también en no pocas oportunidades en su campaña política dijo a los cuatro vientos que él estaba dispuesto, por amor a su patria, a acabar con los grupos criminales del narcotráfico, que estaban desde hace tiempo desangrando al Ecuador, con atentados a Fiscales y periodistas que se oponían libremente a sus actividades ilícitas.

Fernando Villavicencio, tildado al inicio como un político de izquierda, de todas formas, tuvo en su haber una carrera política controvertida, porque si bien en sus comienzos, como periodista de investigación trabajó para denunciar actos de corrupción en la administración del entonces presidente Rafael Correa, luego fue acusado de ser funcional a las ideologías de los Estados Unidos, y dentro de ese marco se habría apartado de sus viejas ideas, para ser un confeso anticorreista. Últimamente se denominó un político de centro izquierda.

No obstante, en medio de esas idas y venidas, en los últimos años su sello fue el de luchar contra el crimen organizado operante en su país, sembrando de muerte y dolor sus calles. Entonces, según los observadores políticos, Fernando Villavicencio tuvo un desempeño público de hondo tenor patriótico y sediento por acabar con las violencias mafiosas que tantas víctimas estaba ocasionando. Uno de sus principales enemigos, fue desde ese momento el grupo mafioso del cartel de Sinaloa, quien bajo variadas formas lo amenazó de muerte, en forma recurrente.

En una de las intervenciones últimas de Villavicencio, él personalmente había desechado medidas de seguridad y en los micrófonos de sus actos políticos decía que su chaleco de balas era el pueblo.

Con la aureola de personalidad política enemiga incondicional de la criminalidad ecuatoriana y extranjera, es que organizó los parámetros de su campaña electoral, convirtiéndose en uno de los favoritos para llegar al sillón presidencial en las elecciones previstas para este próximo 20 de agosto.

En el reciente mes de mayo al ser entrevistado por agencias internacionales, aseguró que procuraba la presidencia para enfrentar y derrotar las mafias que han cooptado el Estado y tienen de rodillas a la sociedad.

El periodismo ecuatoriano escribía sobre él en ese sentido, indicando que Villavicencio ponía foco en las mafias políticas vinculadas estrechamente con estructuras del narcotráfico y estructuras delictivas funcionales a la minería ilegal, y también esquemas de corrupción dentro del sector público.

Algunas de las afirmaciones suyas se relacionaban con la forma en que él iba a gobernar, de ser electo presidente: “Ecuador necesita un Gobierno valiente” para poder “desarticular a las mafias con la ley y con las armas. Ecuador está caminando muy rápidamente a la contaminación generalizada de la economía. Tenemos una economía criminal financiada por el narcotráfico, por la minería ilegal y por los recursos de los sobreprecios y los sobornos de la corrupción en el sector público”.

Pero ahora con el atentado contra su vida, las elecciones parecen estar tintas de sangre y de temor. Por ese motivo, y ante el clima de tensión ciudadano -por la inseguridad reinante- que llegó a sus niveles más altos, es que el presidente en ejercicio Guillermo Lasso decretó 60 días de Estado de excepción, con el fin de preservar el acto eleccionario del próximo 20 de agosto.

Las expresiones de repudio por los hechos, y de condolencias por la muerte de Villavicencio recorren, todo el Ecuador, la región y el mundo. El presidente Laso afirmó enérgicamente que esta vez la criminalidad había llegado muy lejos y que todo el peso de la ley caería sobre los autores del asesinato, prometiendo que no quedaría impune.

Desde el gobierno uruguayo, presidido por el abogado Luis Lacalle Pou, un comunicado oficial de la Cancillería, da cuenta del repudio a lo acontecido y su profunda consternación por el asesinato, extendiendo sus condolencias a los familiares de Villavicencio, el gobierno ecuatoriano y al pueblo. 

Foto: Wikipedia