El Consejo de ministros lo ha decidido. Silvio Berlusconi, un año después de su muerte, tendrá su sello conmemorativo. Se trata de un paso más de una campaña mediática que lleva años en marcha para intentar "limpiar" su imagen ante la opinión pública.
En el 2022 existía la indigna hipótesis de nombrar al ex Caballero como jefe de Estado. Luego, con su muerte en el hospital San Raffaele, tuvimos un funeral de Estado y duelo nacional (la primera vez para un ex primer ministro).
Luego, en las últimas semanas, llegó el turno de la última carta, escrita delante de sus hijos y publicada por Il Corriere della Sera en la que deja los "mandamientos" para el partido. Es tiempo de elecciones y todo lo necesita un partido que pretende desbancar a la Liga como segunda fuerza de la coalición de centro derecha.
Pero volvamos al sello.
Cada año se emiten "sellos postales conmemorativos y de celebración" y para 2024, a propuesta del ministro de Empresas y Made in Italy, Adolfo Urso, figuran personajes tan conocidos como San Tommaso, Marconi, Puccini, Duse, Gentile y Matteotti. Y es a estos nombres a los que se suma Berlusconi.
¿Todo normal? Absolutamente no.
La excusa "vendida" al pueblo es siempre la misma: estamos hablando de un personaje que marcó la historia de la Segunda República. Es cierto, pero ciertamente no por haber honrado al país.
Y una vez más nos encontramos ante otro atentado a la memoria. Porque para contrarrestar su perfil empresario, deportista, líder político y estadista hay una larga serie de hechos y fechorías que en un país normal nunca serían celebrados.
Fue un delincuente convicto, condenado en forma definitiva a cuatro años por fraude fiscal, que fue salvado por numerosas leyes y prescripciones ad personam en otros procesos y que hasta el día de su muerte fue investigado por la Fiscalía de Florencia, junto con Marcello Dell'Utri (también condenado en forma definitiva por concurso externo en asociación mafiosa), como instigador externo de las masacres de 1993.
Silvio Berlusconi, aunque muchos finjan no recordarlo (incluidos los representantes gubernamentales que izan la bandera de Falcone y Borsellino cada 23 de mayo y 19 de julio y luego proponen ciertos estragos), le pagaba a la mafia.
La sentencia de la Corte de Casación lo dice claramente al describir los pagos que se hicieron a Cosa Nostra a través de Dell'Utri.
Está dicho por escrito que, de 1974 a 1992, el ex senador de Forza Italia fue el garante "decisivo" del acuerdo entre Berlusconi y Cosa Nostra con un papel "relevante para ambas partes: la asociación mafiosa obtenía un canal constante de enriquecimiento significativo; y el empresario Berlusconi, estaba interesado en preservar su ámbito de seguridad personal y económica". Y también dice que "la sistematicidad en el desembolso de las grandes sumas de dinero de Marcello Dell'Utri a Cinà (Gaetano Cinà, capo de la mafia, ndr) son indicativas de la firme voluntad de Berlusconi de aplicar el acuerdo independientemente de los cambios en la jefatura de Cosa Nostra".
Y esto es sólo una parte de la historia del ex Caballero.
No olvidemos sus consideraciones despectivas sobre las cuestiones de la justicia, los edictos búlgaros y esa idea de mordaza contra la prensa que nunca se extinguió.
No olvidemos que Berlusconi era miembro de la logia masónica secreta P2 del Venerable Maestro Licio Gelli. Una estructura que había desarrollado un plan de renacimiento democrático que preveía una estrategia de conquista desde dentro de la política, el poder judicial y la información.
Desde la sociedad civil hay quienes se oponen. Por ejemplo, la asociación Wikimafia que hace unas semanas lanzó una recolección de firmas que serán enviadas al Quirinal para pedir al presidente de la República que no autorice la emisión. "Como jóvenes estudiantes y académicos que trabajamos diariamente para difundir el conocimiento y la sensibilización sobre el fenómeno mafioso y que luchamos para liberar a nuestro país de las mafias y de la corrupción -dicen- nos parece incoherente y muy poco educativo emitir un sello conmemorativo de Silvio Berlusconi, al igual que otros, como Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, que pagaron con la vida su oposición a Cosa Nostra".
Cómo culparlos.
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