Sábado 18 Mayo 2024
Madres de Plaza de Mayo, una incansable apelación a la resistencia
 
Por Andrés Volpe-24 de marzo de 2022

Por fuera del libreto de los demás medios, la tv holandesa, lejos del estadio mundialista, movió sus cámaras, en un lamentable día de 1978, y apuntó sus micrófonos hacia la Plaza de Mayo. Mujeres con pañuelos blancos en sus cabezas, humildes, insistentes y angustiadas tenían algo importante que decir. El mundo muy pronto se enteraría lo que la última dictadura cívico militar le había hecho a sus compatriotas. Un periodista entre las insistentes mujeres, que había llegado al país para cubrir la Copa del Mundo, dio voz a tal impactante escena: "Queremos saber dónde están nuestros hijos. Vivos o muertos. Son nuestra última esperanza. Por favor. ¡Ayúdennos! ¡Ayúdennos, por favor!".

Si bien, la entrevista no es del primero de junio del 78, la fecha exacta de la ceremonia inaugural del mundial, pero sí es un hito fundamental en la trayectoria de la lucha por los derechos humanos en Argentina.

Para ese momento, las Madres ya hacía un año que estaban en la calle. Azucena Villaflor, que capitaneó a las Madres hasta que fue desaparecida y asesinada en diciembre del 77, intentaba motivar a las otras luego de caminar y caminar por las dependencias estatales: "Así no conseguimos nada. Nos mienten en todas partes, nos cierran todas las puertas. Tenemos que ir directamente a la Plaza de Mayo y quedarnos ahí hasta que nos den una respuesta. Tenemos que llegar a ser cien, doscientas, mil madres hasta que nos vean, hasta que todos se enteren y el propio Videla se vea obligado a recibirnos y darnos una respuesta".

Entonces decidieron juntarse cada día jueves. Para gritarle en la cara al Estado, y burlar el toque de queda de la dictadura. Caminaban de dos en dos, tomadas del brazo, dando vueltas alrededor de la estatua del general Belgrano. 

Uno de esos días de resistencia, algunas de ellas que salían del Ministerio del Interior, escucharon que dos guardias dijeron: "Mirá, ahí están, de nuevo esas locas". Y el apodo les quedó. Luego el periodista francés Jean-Pierre Bousquet, lo popularizó, Enriqueta Maroni, dijo: "Y sí: había que estar locas para hacer lo que hicimos".

El día de la inauguración del mundial, la plaza estaba desierta. Solo había un centenar de mujeres y sus esperanzas de encontrar con vida a sus hijos. Entonces, la televisión holandesa tomó una decisión que cambiaría todo. Como la ceremonia en el estadio de River Plate y la ronda de los días jueves eran a la misma hora, transmitió las dos de manera simultánea. La pantalla dividida en dos mostraba la algarabía inconsciente del futbol y por otro lado se veía el dolor de las Madres.

El efecto que tuvo esa transmisión fue inesperado. Una semana después, los principales medios de toda Europa cubrían lo que pasaba en Plaza de Mayo. En otras entrevistas de ese mismo mes, se observa cómo los transeúntes pasan por la plaza y les gritan a aquellas mujeres con todas las letras, les recuerdan que ´están ensuciando al país´. "Que se vayan, que se vayan", se escucha por detrás de las cámaras. 

Jean-Pierre Bousquet lo plasmó en la edición del diario Le Monde al día siguiente, el 9 de junio del 78: "Muchos transeúntes las interpelaban: '¿Qué hacen aquí?', '¿Se dan cuenta de la imagen que dan del país?', '¿No ven que hay periodistas extranjeros que van a aprovecharse para atacarnos?', '¿Ustedes no son argentinas?'. No se trataba ni de policías ni de provocadores profesionales. Era, simplemente, gente que pasaba".

Motivado por los comentarios de sus colegas, Italo Cucci, director del Guerin Sportivo, la principal publicación deportiva italiana, fue a la plaza un jueves. La conversación del periodista extranjero con las Madres quedó registrada y algunas de las palabras son estremecedoras:

"Nosotras queremos saber dónde están nuestros hijos. Vivos o muertos", exclamó ante las cámaras una de las Madres.

El periodista holandés que protagonizó la transmisión permaneció en Argentina después del Mundial. Y acompañó a las Madres en su reclamo. Su labor tuvo un resultado inusitado. Algunas mujeres holandesas de una asociación de mujeres que había luchado contra el nazismo (la SAAM) se vieron conmovidas por la situación e iniciaron una colecta. Se comunicaron posteriormente con las Madres y les aconsejaron que debían tener su propio lugar. Con el dinero que juntaron desde Holanda les sirvió a las Madres para que pudieran comprar su primera sede, entonces la lucha se profundizó.

El saldo del mundial para las Madres de Plaza de Mayo fue tristemente desgastante, pero también tuvo un salto de calidad en la repercusión de su reclamo. La paradoja se produjo porque se sintieron más ninguneadas que nunca, hasta por simples transeúntes. Pero por otro lado pudieron plasmar su pedido de auxilio en muchas televisiones del mundo. 

Sus reclamos trascendieron fronteras y llegaron a los organismos de derechos humanos y a los ciudadanos comunes que escucharon sus voces por vez primera. Todo dejaría de ser solo injusticia. Hoy esos pies cansados de tanto andar y andar vuelven a marchar, esta vez con bastones o en silla de ruedas, pero con la convicción intocable. 

Hoy no solo se trata de sus hijos. Es el día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia en Argentina, y se marcha por los hijos de nuestros hijos. Este año es un año del mundial, que el festejo no nos deje olvidar el por qué, hoy, las valientes de pañuelo blanco no dejan de salir a la calle. 

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*Foto de portada: notaalpie.com.ar