Sábado 18 Mayo 2024
Por Giovanni Bongiovanni, de FUNIMA Internacional-marzo de 2022

¡Estoy indignado por lo que está sucediendo entre Rusia y Ucrania!

Es una guerra loca, pero tiene sus razones de ser, las que debemos comprender mejor para poder expresar un juicio y también nuestro desacuerdo. 

¡Pero estoy aún más indignado por la hipocresía de Occidente!

Los países de la OTAN, encabezados por los Estados Unidos de América, han invadido el mundo durante años provocando miles de muertos y numerosos fracasos. Kosovo, Libia, Afganistán: la intervención de la OTAN no ha hecho que estos países estén mejor que antes, es más, están más pobres, desordenados y sin ninguna protección a los derechos humanos. ¡Todas las intervenciones fueron injustificadas!

La excusa del terrorismo sólo sirvió para subyugar a las naciones satélites del imperio de los Estados Unidos que se alimenta gracias a nuestros recursos, que se endeuda cada vez más y que nunca paga sus deudas, porque los países vasallos están en jaque. Los gastos militares insostenibles, entre otras cosas, han favorecido a la industria de las armas, la única que aumenta sus ingresos junto con los grupos de presión farmacéuticos, mientras que el mundo está en declive. Pero esta es otra historia, y todos nos hemos dado cuenta ahora. Desestabilizar, crear una sensación de terror y guerra perenne para mantener el estatus imperial. No es una historia nueva si miramos hacia atrás.

Rusia no es una excepción: aplica el mismo poder a los que puede someter, pero con una actitud menos hollywoodiense, menos plástica, porque la cultura es muy distinta a la nuestra. Entiendo que esta diferencia pueda fascinar, pero no nos dejemos engañar ya que son dos caras de la misma moneda.

Estados Unidos y la OTAN provocaron la reacción de Rusia, que se sintió amenazada al ver que se instalaban bases de misiles "bajo sus pies", y eso no podía suceder también en Ucrania, que siempre fue considerada como parte natural de su territorio, tal vez injustamente, y que hoy se trata de recuperar por la fuerza. No podemos enjuiciar las intenciones, solo podemos juzgar lo que vemos.

Y veo políticas occidentales belicistas que nos han engañado durante años, derramando sangre en el mundo, generando una perturbación constante y levantando hipócritamente la bandera de la democracia.

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*Foto de portada: El Periódico