Sábado 18 Mayo 2024
Masiva movilización por el Día Internacional de la Mujer, en el centro de Montevideo, Uruguay

El Movimiento Our Voice realizó presentación artística, que es a la vez denuncia y propuesta

Por Victoria Camboni-9 de marzo de 2022

“Mi madre es la mar

tengo cientos de hermanas

todas juntas a quemar

el pacto patriarcal”.

La marea feminista inundó todo. En tantos países, regiones, pueblos y ciudades, las mujeres y disidencias hicieron prevalecer su voz y su grito de lucha en contra de la opresión. Es que el feminismo tiene esa cosa, de interpelarte a ver cómo haces lo que haces, por qué decidís lo que decidís y qué quieres decir cuando decís, realmente. Porque el feminismo está harto de parecer invisible, y sofocado de tanta violencia, como si fuera lo esperable, lo normal. Porque las mujeres, están hartas.

Este 8M hubo marea. “Feminista, disidente, migrante, transfeminista y antipatriarcal”, decía la convocatoria por parte de los grupos feministas, que se repartieron masivamente desde la Plaza Libertad y desde la Plaza de los Bomberos, para confluir en la rambla República Argentina y avanzar, como afluentes de un río de mujeres. Son incontables las personas que marcharon, además, en diversos puntos de la capital uruguaya, y del resto del territorio. Disidencias, parcialidades racializadas, comunidades charrúas, entre otros colectivos, convocaron para que las mujeres tuvieran siempre un lugar donde acercarse para fortalecer la visibilización de la lucha feminista.

Al comienzo de la movilización, el Movimiento Cultural Our Voice, a través de la comisión feminista, presentó una intervención artística, con sello propio. Impresionante por la puesta en escena, por lo jugado del planteo, por la intensidad de la percusión que marcaba el ritmo poderoso de la música, y por los juegos que el sol hizo, en el momento justo, con los elementos de la performance. Una cruz fue el centro de la escena, de la que pendían dos platos en cada extremo de sus brazos, como si fueran los dos lados de una balanza, y arriba, en la parte superior de las tablas, una especie de cabeza de alambre con cuernos, coronaba a ese monstruo que representaba al patriarcado y a quienes lo conforman.

Con esa simple imagen, Our Voice denunció a la institución católica, y a la institución judicial, que han sido -y siguen siendo- estandarte del machismo y el sometimiento patriarcal hacia las mujeres y disidencias. La escena estaba acompañada de un estilo céltico, y de imágenes que representaban la hoguera en la que las brujas fueron quemadas durante siglos. Mujeres de todas las edades se plantaron y sorprendieron a los miles de personas que fueron espectadoras de esa provocación. Sonia Bongiovanni, directora del movimiento, separó la cruz en dos y tiró la cabeza dentro de un caldero de bruja, y las mujeres la acompañaron. Una provocación, que es un llamado desde la fuerza rebelde, a cortar de una vez con la cultura de la violencia, con la cultura machista, con la injusticia y la brutalidad.

Y el abrazo siguió, continuó, en un mar de abrazos y miradas, de carteles y pañuelos, de luchas y de sueños de cambio. Y con esa sensación, llegó la marcha hasta un punto en la rambla Sur donde se detuvo, y con una organización admirable y casi espontánea, más de un centenar de mujeres se tomó de las manos, armó una gran ronda, y todas, se sentaron en el suelo, a leer la proclama colectiva, al unísono.

“Somos un tejido diverso y en lucha. Somos mujeres, lesbianas, trans. Somos afro, mestizas y blancas. Somos madres o no queremos serlo. Nacimos aquí o migramos desde lejos. Hoy elegimos caminar juntes hasta el mar porque defendemos nuestros cuerpos de la violencia, pero no podemos sostener estos cuerpos de mujeres, estos cuerpos trans, no binaries, estas cuerpas gordas, sin defender nuestros territorios del despojo y envenenamiento, y esto implica cuidar la vida humana y no humana. Por eso aquí estamos otra vez en las calles, otra vez en huelga feminista para gritar que si paramos nosotras y nosotres se para el mundo”.

“Porque sabemos de los graves problemas a los que nos enfrentamos. La violencia con su cara más terrible el feminicidio, la trata y la violación. Violencia ante la cual la justicia estatal responde de forma absurda e injusta. Solo piensa en el castigo y más penas, pero nosotras sabemos que justicia feminista es que no pase nunca más. Violencia que también es racista y colonizadora. Violencia que desgarra nuestros vínculos, daña nuestra salud psíquica y física y deja profundas heridas sociales. Violencia también es la precarización de nuestras vidas, de nuestros trabajos, la imposibilidad de acceder a una casa digna donde vivir, más si somos migrantes. Todes sabemos de nuestros malabares para llegar a fin de mes, de los precios por las nubes. Sabemos de los problemas a los que nos enfrentamos día a día todas aquellas que cuidamos y sostenemos la vida en las casas y fuera de ellas. Aquellas que maternan en esta sociedad que las deja solas y les devuelve solo culpa. Somos nosotras también las que cuidamos en el mundo laboral, sostenemos la sobrecarga de trabajo en la educación, la salud física y mental, y los cuidados en condiciones paupérrimas agravadas por la pandemia. Pero también sabemos de la fuerza que hemos recreado y de nuestros deseos de cambiarlo todo”.

“Queremos cuidar y ser cuidades por eso reinventamos tramas feministas para sostener nuestras vidas y la lucha. Queremos que no haya ni una muerta ni una desaparecida más. Queremos un mundo donde el trabajo sea para sostener la vida, donde la violencia no se siga multiplicando como una peste, donde tengamos salud digna y educación feminista, donde la educación sexual integral este presente en todos los espacios. Un mundo donde tengamos casas donde vivir y tiempo libre para el disfrute, donde el arte no sea HUELGA FEMINISTA 8M mercancía sino una forma de contar el mundo y reencantarlo. Queremos lanzar nuestras voces y seguiremos haciéndolo para que nadie más hable por nosotras y nosotres. Ni quiera controlar ni tutelar nuestros cuerpos ni nuestras prácticas políticas. Ningún patriarcon hará la revolución, de ahora en adelante nada sin nosotras”.

“Hoy caminamos hacia el mar porque somos agua. Porque nuestra fuerza arrasa y desborda. Fluimos hacia lugares inesperados, permeamos y nacemos desde lo profundo. Somos ríos, mares, arroyos, cañadas. Somos rebelión, movimiento, libertad. Somos diluvio sobre la tierra árida, brotamos desde los espacios más pequeños e impensados. Somos agua porque dejamos huella por donde pasamos, llevamos vida, nuevas formas de ser y estar en el mundo. Creamos tejidos capaces de volverse sostén, embalse y refugio, o de emerger e inundarlo todo”.

“Somos agua cuando la realidad es piedra”.

“Somos marea transformando todos los rincones”.

“Viva el 8 de marzo! ¡Viva la lucha feminista para cambiarlo todo!”.

Como dijo alguna vez un sabio: más que la fuerza, es la constancia de la gota, aquella que perfora la piedra. Y esa es la conciencia feminista. Es la que sabe que ya no hay marcha atrás, y que necesita transformar la realidad en cada cosa que hace. Para no tener que llorar más a una mujer muerta por odio, violada, violentada, sometida, o desvalorizada, solo por ser.

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*Foto de portada: Gentileza de Martha Passeggi / @reportera_grafica

*Galería: Martha Passeggi, Victoria Márquez y Laura Sosa / @reportera_grafica, @vicharadentro y @leidy_laura_sosa