“Nosotros somos hijos de la campaña de atentados 1992/93 –remarca Ingroia- podemos afirmar que ha habido una negociación a la que han participado hombres de la mafia y hombres de Estado. Pero no creo que hayan sido identificados todos los responsables”.
La gente escucha con mucha atención también cuando el fiscal palermitano ilustra su juicio sobre el testigo clave de estas nuevas investigaciones sobre el pacto mafia-Estado, Massimo Ciancimino. “Massimo Ciancimino –dice- ha contribuido a reconstruir las fases de la negociación, pero faltan elementos para reconstruirla toda”. Ingroia recuerda que solo hace un año dijo que se había sentido “frente a la antecámara de la verdad” y que hoy sin duda “han sido abiertas algunas puertas, aunque quedan algunas zonas de sombra”. El magistrado siciliano analiza el hecho de que después de muchos años solo ahora salen a la luz testigos importantes que han recuperado la memoria, mientras para los colaboradores de justicia vale aún hoy la regla férrea de los 6 meses de tiempo para verbalizar los hechos que están en su conocimiento. “Después de 18 años de los atentados –dice el fiscal de Palermo- me pregunto porque razón este prevista aún en nuestro sistema una norma que impide al colaborador de justicia después de 6 meses de recordar algo”. “La historia nos demuestra que ha pasado a muchos colaboradores de justicia (sobre todo a los de la primera generación) que recuerden algunas cosas después de muchos años”.
El magistrado hace dos propuestas que él mismo define “utópicas”: “Una señal importante de apertura sería la de reformar la ley sobre los colaboradores de justicia consintiéndoles una especie de moratoria respecto a la prohibición de hablar dentro de seis meses para decir toda la verdad. La segunda propuesta, asimismo utópica, es que se renuncie a la restricción sobre las interceptaciones telefónicas y ambientales”. “Este proyecto de ley introductorio –subraya Ingroia- es otra señal política contra- tendencia, es una señal que va contra la verdad y contra la justicia, contra la magistratura y contra la posibilidad de abrir nuevas rendijas de luz para la justicia”.El fiscal repite que “bastarían por lo tanto dos señales políticas claras e inequívocas: proponer una reforma de la norma sobre colaboradores de justicia para incentivarles a decir toda la verdad acerca de los atentados y retirar el proyecto de ley sobre interceptaciones para demostrar que no se tiene miedo de estos instrumentos en manos de la magistratura ni mucho menos de la verdad”. Para Ingroia éste sería el modo “para demostrar que se desea decir toda la verdad, de forma unitaria, sería la demostración de que el país lo desea de verdad”.
La realidad de los hechos induce al fiscal de Palermo a formular consideraciones menos optimistas: “Mi sensación –sigue diciendo el magistrado- es que una parte consistente de la clase dirigente de nuestro país no desee esa verdad porque es una verdad embarazosa. Y si hay una clase dirigente que no quiere esta verdad, esa parte de Italia que en cambio la quiere tiene que hacer escuchar su propia voz”.
Dentro de esa parte de Italia que pretende verdad y justicia está la asociación de familiares de las víctimas de la Via dei Georgofili. Giovanna Maggiani Chelli es la incansable portavoz de la asociación. En el atentado del 27 de mayo de 1993, además de los cuatro miembros de la familia Nencioni (muertos bajo los escombros de la academia), su hija Francesca quedó gravemente herida y también su novio, Dario Capolicchio, murió quemado.
“Los elementos faltantes en este libro –comienza diciendo Chelli- nosotros los buscamos desde hace 17 años. Y tememos que tendremos que buscarlos por mucho tiempo mas, aun, quizás por siempre, porque tememos de no encontrarlos nunca”. La sed de justicia de esta mujer está a la par de su rabia cuando choca con los muchos “muros de goma” elevados por un Estado que no se quiere procesar a sí mismo. Giovanna lee la carta enviada a Ingroia en el 2006 a la que el juez ha aludido sucesivamente durante el proceso por el fallido registro del escondite de Riina. “¿El registro tempestivo del escondite de Riina –pregunta, además, Chelli- hubiera podido evitar los atentados de 1993? ¿Estarían vivos aún hoy nuestros familiares? Un interrogante que está suspendido aún hoy como una espada de Damocles.
Las sombras de los ideólogos de estos atentados se presentan de nuevo en las palabras del arrepentido de mafia Giuseppe Ferro, ex jefe mafioso de Alcamo (provincia de Trapani), que durante una audiencia del proceso por los atentados de 1993, había declarado: “a nosotros los de la mafia esos atentados no nos interesaban”. Chelli insiste sobre este punto leyendo de nuevo las declaraciones de otro colaborador de la justicia, Giovan Battista Ferrante, que en su momento refirió lo que Totò Riina había dicho a Matteo Messina Denaro sobre los “masones que deseaban esos atentados”.
Por su parte el abogado Danilo Ammannato, legal de parte civil en los procesos por los atentados de 1993, recorre las etapas de la negociación a partir del rol de Vito Ciancimino en la captura de Totò Riina, hasta llegar a Marcello dell’Utri, que Massimo Ciancimino ha indicado como el posible “continuador” del pacto infame entre Estado y mafia. Aún sin ser optimista, Ammannato auspicia que las nuevas investigaciones sobre los ideólogos de los atentados del ’93 puedan llegar a un debate antes de desaparecer en enésimas archivaciones. “Esta es una exigencia histórica –afirma contundente el legal de Florencia- pretendemos que las responsabilidades de aquellos que se han manchado de crímenes similares sean aclaradas a nivel judicial y ¡sobre todo a nivel histórico!”.
Cierra el encuentro el autor del libro, el cronista palermitano Salvo Palazzolo. El colega de Repubblica reconoce “la sensación de angustia por la que nos conduce el libro en cuanto falta la esperanza”.
En su reconstrucción de los hechos, Palazzolo encuadra la “estructura de poder que ha actuado en nuestro país de forma científica” antes, durante y después de los llamados homicidios importantes El autor del libro ratifica la peligrosidad de delegar únicamente a la magistratura y a las fuerzas del orden a la defensa de la democracia y subraya el rol fundamental de la sociedad civil.
Palazzolo solicita la apertura de los archivos de los 007 para contribuir a aclarar los demasiados misterios que dominan en nuestro país. “La intención de este libro es la de vencer esta angustia, organizar la esperanza, para unir los hilos de todos estos elementos faltantes”. “La sangre de las víctimas es sangre que todavía corre –recuerda con amargura el cronista- hasta que no obtengamos la verdad las víctimas seguirán muriendo”.
En la brecha de esta voluntad de rescate Giovanna Chelli recuerda la cita para el 26 de mayo por la mañana, en la sede de la Región Toscana en ocasión del congreso sobre la justicia, la información y la lucha contra la mafia, mientras por la noche en la Piazza Signoria la Misa en Requiem de Verdi que según Chelli servirá “para exorcizar la muerte de las investigaciones”. Una provocación que hace reflexionar.
En lengua italiana:
Info: http://www.ipezzimancanti.it/ http://www.strageviadeigeorgofili.org/
Peor que una guerra – Italia bajo rescate. La requisitoria del fiscal Gabriele Chelazzi en el proceso por los atentados del 1993:
http://www.strageviadeigeorgofili.org/obj/bus.php?file=../libri/requis_chelazzi/c1.jpg&bk=requis_chelazzi&i=1