Jueves 28 Marzo 2024
Una noche que ha visto juntos, por primera vez, a Massimo Ciancimino y a Salvatore Borsellino en un encuentro franco y abierto, complementado por los análisis atentos de Francesco La Licata y Giorgio Bongiovanni, todos centrados en el tema de las relaciones peligrosas entre Estado y Mafia.El encuentro ha sido moderado por Lucia Castellana y Anna Petrozzi. Tema central del debate, la Negociación y el rol de los servicios secretos corruptos en los atentados del ’92. “Cuando yo decía que mi hermano había sido asesinado por la mafia –ha afirmado Salvatore- me tomaban por loco. Ahora, finalmente, hay otra persona que lo dice, así que se podría llegar a la verdad”.
Estas son las razones que han empujado a Borsellino a aceptar la invitación. Él, el hermano del magistrado asesinado, que no encuentra ni justicia ni paz. El otro, hijo de un padre connivente con la mafia, con la intención de dejar una herencia diferente a su hijo. Dos mundos, profundamente distintos, unidos por una solicitud de rescate que para ambos mira directo hacia una verdad escondida que se está comenzado a escribir en este momento. Por este motivo Salvatore a los que le han dejado de saludar por haber intercambiado, el invierno pasado, dos palabras con el hijo del ex intendente de Palermo, Don Vito Ciancimino, ha replicado: “¿Por qué tendría que avergonzarme de sentarme al lado de Massimo Ciancimino? Más bien podría sentir vergüenza si me sentase al lado de hombres del Estado como los ex ministros Martelli y Violante, que han esperado 17 años y las revelaciones de Massimo para recordar que ha habido una negociación entre mafia y Estado”. “Podría sentir vergüenza –ha proseguido- sentándome al lado del vicepresidente del Csm (Consejo Superior de la Magistratura) Nicola Mancino, que sigue sin recordar que se ha encontrado con mi hermano pocos días antes del atentado. ¿Cómo se puede decir que no se acuerda de la cara de mi hermano? “No me interesan las motivaciones que han animado a Ciancimino a hablar con los magistrados, lo importante es que lo está haciendo. Puedo solo invitarlo a no conceder declaraciones en cuotas y que evite hablar con los periodistas. Por lo demás tengo plena confianza en magistrados como Nino Di Matteo, Antonio Ingroia y Sergio Lari que supervisan sus declaraciones, para mi esto es suficiente”. Por último “diría a Massimo Ciancimino que esté atento a lo que dice a los periodistas que utilizan sus frases para sostener tesis como la de Silvio Berlusconi, víctima de mafia. Silvio Berlusconi es una persona que dejaba sus hijos a Vittorio Mangano y que ha proclamado héroe a Marcello Dell’Utri, obligándome a no usar más esta palabra por los muertos por la mafia”. Una puntualización que el autor de “Don Vito” ha hecho suya aclarando el bagaje de conocimiento adquirido del padre en el 2000, cuando los dos habían preparado la base para escribir un libro que nunca fue publicado. Fue en esa ocasión que su “viejo” le explicó la relación directa entre mafia y Dell’Utri. Ciancimino ha afirmado “yo estaba contando a la prensa el sistema de acorralamiento típico que Cosa Nostra ponía en práctica para hacer acercarse a los viejos barones. Entre ellos Berlusconi era la víctima principal, pero mi padre me dijo solo esto. Creo que no me toca a mi dar un juicio sobre él”.
Así habla Ciancimino del prejuicio de muchas personas. “Muchos se preguntan por qué hablo solo ahora” pero “nadie dice cómo es que ningún magistrado me haya llamado antes”. “Sin embargo todos sabían el rol que había tenido en 1992”. “¿Pero tu padre era consciente –le ha apremiado Salvatore- de que llevando adelante la negociación se hacía necesario que se matase a Paolo Borsellino?”. “Mi padre –ha contestado- no quería ni siquiera encaminar una negociación. El pecado original había sido cometido en el momento en que el capitán De Donno me contacta en el avión para solicitar un diálogo con mi padre y hablar con Riina para pedirle que terminasen los atentados. Cuando ha visto que por parte de los exponentes del Estado había voluntad de proseguir con la negociación, comprendió que se había querido aprobar y aceptar, o acelerar el plan de muerte de Totó Riina, quien había decidido el asesinato de algunos personajes, entre ellos el juez Borsellino”. Massimo Ciancimino ha hablado ampliamente de estas situaciones a los magistrados de Palermo y de Caltanissetta para completar ese cuadro indagatorio que siempre se ha detenido frente a una intervención externa a la mafia, dentro de un proyecto de eliminación de Giovanni Falcone y de Paolo Borsellino. Por ello es necesario escribir un libro, ha explicado La Licata. Después de que Massimo hiciera sus declaraciones en el proceso, se tenía que dar a conocer su testimonio sobre Vito Ciancimino, jefe de ese grupo de poder que por muchos años ha condicionado la política siciliana. Era “un deber la aclaración sobre la mafia, los Servicios, las Instituciones y la Negociación”, ha añadido “pero si tú, Estado, tratas con la mafia sabes que tienes también que prometer algo a cambio”. “Y la negociación continúa también después de la captura de Riina con los atentados de Roma, Florencia y Milán y con un intento de atentado en 1994. Poco a poco las investigaciones han evolucionado, pero la pieza que falta es la respuesta a esta pregunta: “Por qué Cosa Nostra se ha vuelto “estragista”? ¿Y por qué terminaron los atentados?” “La respuesta judicial no prohíbe a los cronistas el hacer un análisis de los hechos que han acaecido: ha llegado la segunda República que ha aclarado los males de la primera”. Y todo ello, diga lo que se diga, se ha sabido gracias a la prensa que tiene el deber de controlar cómo va la política y el buen Gobierno. Precisamente aludiendo a la libertad de información y a la “ley mordaza”, que impediría la publicación de escuchas telefónicas castigando a los periodistas de manera ejemplar, Bongiovanni ha anunciado su desobediencia. “Mientras viajaba en avión para venir aquí, he escrito una editorial que he publicado en nuestro periódico on-line que dice que seré seguramente arrestado porque ANTIMAFIADuemila seguirá publicando las actas de investigación, incluidas las interceptaciones que hemos obtenido siempre de forma completamente legal”. “Si tuviésemos que ir a la cárcel por una causa justa, imitando dentro de nuestra pequeñez a grandes hombres como Antonio Grasmci o a Mahatma Gandhi, para mí sería un honor”. “Sería un motivo de orgullo para un periodista de este país terminar en la cárcel por culpa de un pequeño dictadorzucho depravado y descarado que seguirá siendo el presidente del Consejo hasta cuando los italianos no decidan echarlo con el voto”. “Lo que anima a Berlusconi –ha subrayado el director de ANTIMAFIADuemila- lo mismo que a los varios poderes fuertes que están por encima de los políticos, como los bancos y la gran finanza corrupta, es el miedo a la verdad”. “Una verdad que molesta a quien tiene el poder, es decir a esas personas que han tratado con la mafia en el ’92 exponiendo a pobres carabineros a un proyecto de desestabilización política que preveía una remodelación administrativa que sostuviera la realización de proyectos ideados por ese Poder Económico”. “Por lo tanto, los Servicios Secretos, que han tenido un papel en la estrategia de la tensión desde siempre –ha seguido diciendo- no son corruptos, trabajan para quien manda este Estado y si tienen que matar, lo hacen. En cambio son corruptos los Servicios Secretos “buenos”, quizás como aquellos de los que formaban parte Emanuele Piazza y Nino Agostino, probablemente eliminados por haber salvado en 1989 la vida del juez Falcone. “Espero –ha añadido Bongiovanni- que el jefe de los Servicios Secretos Gianni De Gennaro, amigo fraterno de Giovanni Falcone nos diga si alguien de ese aparato investigativo ha colaborado en la muerte del juez y si tiene que desobedecer revelando que Falcone ha sido asesinado también por sus colegas, que lo haga por amor a sus amigos asesinados”. “Es necesario tener el coraje de decir la verdad –ha concluido Bongiovanni- aunque haga daño, incluso a costa de la carrera o de la vida; pero como Falcone y Borsellino, como Chinnici, como los chicos de la escolta, no hay muchos en este país”.