"Di Matteo es verdaderamente vintage, es decir, pasado de moda, fuera de tiempo. Creo que su tiempo lo cumplió ampliamente. Cada vez que ha abierto la boca sobre cualquier reforma siempre fue con un ipse dixit, un comentario autorreferencial tan impresionante como patológico". El ataque del viceministro de Justicia, Francesco Paolo Sisto, que habló hace unos días en Tagadà, programa del canal La7, contra el fiscal nacional adjunto antimafia Nino Di Matteo, quien, en el mismo programa, la semana pasada, había expresado duras y justas críticas a las recientes reformas de la justicia llevadas a cabo por Marta Cartabia y Carlo Nordio.
Sisto, abogado, político de Forza Italia desde el 2008 y subsecretario de Justicia en el gobierno de Draghi, se debe haber sentido cuestionado cuando el magistrado denunció que "vamos cada vez más hacia una justicia a dos velocidades" y "hacia un escudo de protección para los poderosos". Un camino legislativo que pasará por la creación de un sistema que limite "la acción incisiva de las investigaciones de los fiscales, de los magistrados en general, hacia los poderosos y que limite el derecho a la información sobre hechos objetivamente relevantes para los ciudadanos". Y tampoco faltaron referencias al proyecto de reforma sobre la separación de las carreras entre fiscales y jueces, rechazado varias veces incluso en referendos, pero que se vuelve a proponer continuamente. Un proyecto que también estaba incluido en el plan de renacimiento democrático de la logia P2 liderada por Licio Gelli.
Para más Sisto, al responder a la presentadora Tiziana Panella, que había preguntado si el nuestro es un país maravilloso y con poca corrupción, dado que "el número de presos por delitos de cuello blanco en Italia es enormemente inferior al de Alemania, Francia y Estados Unidos", simplemente afirmó que "los delitos comunes son mucho más comunes, es decir, los delitos cotidianos son mucho mayores en número".
Al oírlo hablar, las alarmas dadas por una multitud de expertos (constitucionalistas y magistrados) que criticaron duramente en estos meses las intervenciones que este gobierno está llevando a cabo con sus reformas, no tienen razón de ser. Sin embargo, el viceministro solo tiene un nombre en cabeza: el de Nino Di Matteo.
Quizás no sea una coincidencia si tenemos en cuenta que el magistrado ha optado por no guardar silencio en los últimos meses, escribiendo junto al periodista Saverio Lodato, un libro valiente como El golpe de olvido. La Tratativa entre el Estado y la mafia: el juicio que no debía hacerse celebrado (publicado por Fuoriscena-Libri Rcs) con el objetivo de recuperar algo de verdad y claridad sobre todo lo que se dijo tras la sentencia de Casación sobre el juicio que condenó en primera instancia y luego absolvió a todos los hombres de las instituciones.
El viceministro Sisto debería guardar silencio. Olvida que el partido del que forma parte, Forza Italia, fue fundado por un mafioso, Marcello Dell'Utri (que fue condenado en forma definitiva a 7 años por concurso externo en asociación mafiosa) y por otro que le pagaba a la mafia.
Estamos hablando de Silvio Berlusconi (como dicen las sentencias, lo hizo al menos hasta 1992), ya fallecido.
El propio ex Cavaliere, con motivo de un congreso previo a las elecciones europeas de 1999, abrazó a Dell'Utri y admitió que sin Dell'Utri, Forza Italia no habría existido.
Que Forza Italia fue el partido elegido por la mafia inmediatamente después de las masacres lo contaron decenas y decenas de colaboradores de justicia. E incluso los jefes de la mafia no ocultaron cuál era su "elección". Recordemos las palabras de Giuseppe Piromalli, fundador de la banda de Gioia Tauro, padre del jefe del mismo nombre (apodado "Facciazza"), detenido años después, en el proceso en el que también se le acusó de extorsión a los directivos de Fininvest. En la audiencia del 24 de febrero de 1994 (cuando la campaña electoral estaba en marcha), gritó desde su celda: "Votaremos por Berlusconi, votaremos por Berlusconi".
Una indicación de voto a la que Berlusconi responderá sin distanciarse, del mismo modo que ningún político de Forza Italia se ha distanciado jamás de los condenados por pertenecer a la mafia que pertenecían al partido.
Y en este grupo de criminales no sólo figura Marcello Dell'Utri, investigado (junto con Silvio Berlusconi, hasta su muerte) en Florencia en la investigación sobre los instigadores externos de las masacres de 1993.
Otro político importante condenado definitivamente a seis años por concurso externo en asociación mafiosa es Antonino D'Alì, ex senador y ex subsecretario del Interior del 2001 al 2006. Según los jueces, era cercano a la mafia de Trapani y a Matteo Messina Denaro.
Otro político afectado por el delito de proximidad al crimen organizado es Nicola Cosentino. Napolitano, de Casal di Principe fue diputado de 1996 a 2013 por Forza Italia y el PDL y en el cuarto gobierno de Berlusconi fue subsecretario de Economía y Finanzas. En primera instancia fue condenado a 9 años por concurso externo, que luego pasaron a ser 10 en apelación y que finalmente fueron confirmados por la Casación el pasado mes de abril. Las sentencias lo consideran el representante del clan Casalesi.
No hay que olvidar el papel desempeñado por Amedeo Matacena (fallecido en la clandestinidad en 2022), diputado de Forza Italia de 1994 a 2002 y condenado en forma definitiva en el 2014 a tres años de prisión por cercanía a las bandas de Reggio. Matacena, fallecido en Dubái en el 2022, fue acusado de haber solicitado el apoyo electoral de la 'Ndrangheta para la familia Rosmini.
El exsenador de Forza Italia, Giancarlo Pittelli, fue recientemente condenado en primera instancia en el proceso Rinascita Scott a once años de prisión por el delito de concurso externo en asociación mafiosa y por dos casos de revelación de secretos oficiales (absuelto, sin embargo, de la acusación de abuso de poder agravado, con la fórmula "porque el hecho no existe").
El propio Pittelli, interceptado en 2018, había revelado otros pasajes de conexiones entre Dell'Utri y la mafia. "Chicos, chicos, Dell'Utri... Lo sé... Porque Dell'Utri, la primera persona con la que contactó para la formación de Forza Italia, fue Piromalli en Gioia Tauro. No sé si... Si lo pensamos bien -dijo hablando con sus interlocutores- Pensáis que hay dos mafiosos en Calabria, que son el número uno absoluto, uno es de la zona de Vibo y el otro es de Gioia Tauro, uno se llama Giuseppe Piromalli. El otro se llama Luigi Mancuso, que es más joven y quizás más poderoso... Los defiendo desde 1981, es decir, llevan treinta y siete años viviendo aquí... una locura... Estaba pensando en eso el otro día, dije treinta y siete años...". Es extraño que aquellas palabras sobre Dell'Utri fueran precedidas por un chiste muy elocuente sobre los motivos del fallo de primera instancia sobre la tratativa entre el Estado y la mafia: "Escuchen, estoy leyendo esta historia que contaron en el 'Fatto Quotidiano' sobre la tratativa Estado-Mafia. Berlusconi está jodido. Berlusconi está jodido".
En primera instancia, Dell'Utri fue condenado al igual que los agentes del ROS, Mori, De Donno y Subranni. En sucesivos grados del juicio, la sentencia fue revocada con la llegada de las absoluciones, pero como hemos dicho varias veces, esto no significa que la tratativa entre el Estado y la mafia no haya existido.
En definitiva, se ha demostrado que los políticos de Forza Italia han tenido tratos con organizaciones criminales. Por eso hoy, son inquietantes las palabras del viceministro "vintage" de Justicia, Sisto, del mismo modo que es inquietante la presencia en el Parlamento de un partido fundado por un mafioso.
Entonces, señor viceministro de ese partido, cállese y renuncie.
Los jardines de su ciudad natal lo esperan para pasar el resto de su tiempo con sus nietos.
Larga vida al "futuro ex viceministro" Sisto.
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*Foto de Portada: Diseño gráfico de Paolo Bassani.