¡Por favor, no conviertan un secreto del Estado-mafia en una farsa!
Esta mañana, el diario La Repubblica, en un artículo de Salvo Palazzolo, informa sobre la última revelación "impactante" en el misterio de la agenda roja de Borsellino: "Estaba en la Fiscalía".
Esto dijo Salvatore Pilato, magistrado de turno en la fiscalía de Palermo en el momento de la masacre y hoy presidente de la sección de control de la Región de Sicilia del Tribunal de Cuentas.
Antes de continuar queremos hacer una consideración.
Como ya hemos dicho en el editorial "¡La Agenda Roja de Paolo Borsellino de Papá Noel!" lo que está sucediendo en las últimas semanas parece todo muy loco y absurdo.
Ciertamente, no nos referimos al trabajo de la Fiscalía que continúa investigando la desaparición de la Agenda Roja, que es sin duda la "piedra angular" para comprender por qué fue asesinado Paolo Borsellino.
Pero parece claro que treinta y un años después de las masacres de 1992, se está realizando una revisión de los hechos en la que algunos intentan transformar esta tragedia, símbolo de los secretos del Estado-mafia, en una farsa.
¿Por qué ahora? Quizás Salvatore Borsellino tenía razón al recordar que el momento de esta sucesión de informaciones no es casual, destacando que todo surge "en el momento en que se intenta santificar a Mario Mori tras la absolución en Casación de los cargos del juicio de la Tratativa Estado-mafia".
Pero volvamos a las declaraciones del magistrado Pilato. Están incluidas en el libro escrito por el investigador Vincenzo Ceruso titulado La masacre. La agenda roja de Paolo Borsellino y las pistas falsas de via d'Amelio (publicado por Newton Compton), que saldrá a las librerías en las próximas semanas. "La mañana del 20 de julio, cuando llegué a la fiscalía, me dijeron que la agenda roja estaba en el despacho del colega asesinado, que había sido sellada por los magistrados de Caltanissetta". He aquí.
Así pues, ahora se revela que "una fuente institucional, nunca antes escuchada", anunciada en la publicidad del libro que se publica justo cuando la Fiscalía de Caltanissetta ha vuelto con fuerza a investigar la desaparición de la agenda roja de Borsellino, con pesquisas y búsquedas en los últimos meses en las casas de los familiares del exjefe de la Escuadra Móvil, Arnaldo La Barbera.
Hoy La Repubblica publicó algunos pasajes del libro en los que se da a entender que el lugar de donde fue robada no es via d'Amelio, sino la Fiscalía de Palermo.
"Yo no vi la agenda roja de la que me hablaron al día siguiente de la masacre", dijo el propio Pilato al ser contactado por el diario.
Según escribió Ceruso, "después de lo que supo en la mañana del 20 de julio, Pilato no se interesó más en el asunto, hasta que un día, tiempo después, leyó en un periódico que a la señora Agnese le habían mostrado una agenda roja y habría negado que esa fuera la agenda que había pertenecido a su marido".
Sin embargo, hasta donde sabemos, a la esposa de Paolo Borsellino nunca se le mostró ninguna agenda roja. Y no solo eso. Pilato elaboró un informe de servicio sobre su actividad como magistrado de turno con motivo de la masacre del 19 de julio, pero en ese texto, archivado en los autos del proceso Borsellino bis, no hay ninguna referencia a la agenda roja del juez.
¿Cómo es posible que recién 31 años después de la masacre se recuerde tal detalle?
Se habla de la desaparición de la agenda roja desde los días posteriores al atentado.
Los familiares del juez denunciaron inmediatamente su desaparición a través del doctor Antonino Caponnetto, quien el 25 de julio de 1992 hizo una declaración a Andrea Purgatori, para el Corriere della Sera. Un pasaje que merece ser recordado en su totalidad:
Purgatori: Entonces podemos decir que el trabajo realizado por Borsellino está en un lugar seguro.
Caponnetto: Eso espero. Por ahora, Agnese lamenta la desaparición de dentro del maletín de la agenda roja de Paolo, que le es especialmente querida. Una agenda en la que estaba todo el índice telefónico, incluido el familiar. Paolo nunca lo dejaba, la guardaba consigo de forma casi obsesiva, hasta el punto que el mariscal Canale en broma decía que incluso la llevaba baño.
Purgatori: ¿Estaba la agenda en un maletín que no fue destruido en la explosión?
Caponnetto: El maletín está, pero falta la agenda. Y hasta anoche todavía no la habían encontrado.
En un comunicado oficial, siempre del 25 de julio, el entonces jefe de la Escuadra Móvil de Palermo, Arnaldo La Barbera, confirmando que la agenda no había sido encontrado ni en la casa de Borsellino ni en su vehículo blindado, y que ni siquiera figuraba entre los documentos tomados de su despacho, en el juzgado, sellado por orden de la Fiscalía de Caltanissetta. Además, La Barbera añadió: "Sin embargo, no se puede descartar que la agenda haya sido destruida en el ataque del domingo pasado. De hecho, el devastador incendio, desarrollado por la explosión, ha borrado muchas huellas. Las llamas también licuaron las matrículas de los coches afectados por la explosión en Via D'Amelio''. Y también está lo que dice la agencia de noticias Ansa: "Los investigadores excluyen, sin embargo, que el contenido de la agenda roja del magistrado pueda ser de alguna utilidad para la investigación de la masacre".
Consideraciones absurdas, así como las palabras dirigidas a la familia Borsellino cuando le devolvieron el maletín ("Esa agenda es fruto de sus desvaríos").
Por estas declaraciones, La Barbera es considerado por los jueces de primera instancia del juicio Borsellino quater como un sujeto "intensamente implicado en la desaparición de la agenda roja".
El testimonio de Pilato tantos años después suscita muchas dudas. Así como se suscitaron dudas con las revelaciones del policía que hace algunos años declaró haber recibido el maletín de Borsellino del capitán de Carabineros, Giovanni Arcangioli (el militar fotografiado en via D'Amelio sosteniendo el maletín) y luego haberlo llevado a la estación de policía (un traspaso que nunca trascendió en ninguna declaración de los protagonistas hasta la fecha).
En este gran mar de hipótesis de investigación es instintivo partir de algunas aclaraciones.
El capitán de Carabineros Giovanni Arcangioli con el maletín en la mano
El asunto de la agenda roja nos preocupa de cerca desde el momento en que, en el 2005, una fuente confidencial informó a nuestro subdirector, Lorenzo Baldo, de la existencia de una fotografía que mostraba a un carabinero vestido de civil deambulando por via d'Amelio en los minutos posteriores a la explosión mientras sostenía el maletín del juez Borsellino en la mano.
Y éste es el único elemento de certeza, así como es cierto que esa mañana, según contó la familia, el magistrado había guardado la agenda dentro de su maletín.
A partir de ese momento se abrió un proceso contra el carabinero por el robo de la agenda roja que terminó con su absolución.
Sin embargo, el misterio siempre permaneció por el propio Arcangioli, que fue incapaz de llenar los numerosos vacíos que surgieron en su historia. Y es a partir de aquí que debemos empezar de nuevo porque, habiendo declarado en varios procesos, Arcangioli nunca pudo decir a quién le había entregado el maletín. Y ciertamente nunca dijo que se lo entregó a un oficial de policía.
También sabemos, por otros testimonios, que el maletín reapareció en el auto más tarde, aproximadamente una hora después. Y de allí lo llevarían a la comisaría.
Anomalías repetidas que continúan con el informe de servicio, redactado por el agente Francesco Paolo Maggi, entregado recién en diciembre de 1992 a la Fiscalía de Caltanissetta, en el que afirmaba haber tomado el maletín del auto de Borsellino y haberla llevado siguiendo instrucciones de un superior al despacho del jefe La Barbera.
¿El enésimo desvío de las investigaciones?
Ya hemos dicho en otras ocasiones que detrás del misterio de la agenda roja está el secreto de las masacres y de los autores intelectuales externos. Borsellino confiaba en importantes colaboradores de justicia como Leonardo Messina y Gaspare Mutolo.
El primero, perteneciente a la mafia de Caltanissetta, extraoficialmente, habría informado al juez sobre el plan secreto de desestabilización discutido en Enna por los líderes regionales de la mafia en 1991 y que tuvo su inicio con la masacre de Capaci.
El segundo informaba, también extraoficialmente, sobre Bruno Contrada (ex número dos del SISDE, luego condenado por concurso externo en asociación mafiosa, ndr).
Y el caso Mutolo, en estos últimos días, fue rescatado y "puesto" en el contexto de la masacre de via d'Amelio: en el libro de Vincenzo Ceruso, que comparte con Fabio Trizzino (abogado de los hijos de Borsellino) se da la hipótesis de un robo de documentos del maletín de Borsellino.
El libro hace referencia a "hallazgos importantes" en el interior del maletín del magistrado y a un informe elaborado por el entonces coronel de Carabineros Enrico Brugnoli, a cargo de la policía judicial, en el que hacía referencia a algunas hojas que luego "fueron fotocopiadas".
Además, se comunica al CSM (Consejo Superior de la Magistratura) el testimonio del ex magistrado Vittorio Aliquò. Este último informó que "en ese momento (19 de julio de 1992, ndr) Borsellino tenía consigo el expediente relativo al arrepentimiento de Gaspare Mutolo".
Un dato, en particular este último, "absolutamente contrario a la realidad", como recordó en la comisión antimafia el abogado de Salvatore Borsellino, Fabio Repici.
Y no solo eso. Ante los comisarios, Trizzino había acusado al magistrado Gioacchino Natoli de haber hecho destruir las bobinas que contenían escuchas telefónicas realizadas por la Fiscalía de Massa contra los constructores Buscemi, implicados en la investigación sobre las licitaciones de la mafia.
Sin embargo, en los últimos días, como reportó la agencia AGI, esos documentos fueron encontrados, al punto de que se llevarán a cabo investigaciones técnicas irrepetibles ordenadas por la Fiscalía de Caltanissetta el 28 de noviembre en Roma, en el laboratorio de sonido de los Carabineros del RIS. Para saber cuáles son sus contenidos habrá que esperar.
El verdadero punto de partida para comprender los secretos de la masacre de via D'Amelio es la agenda roja de Paolo Borsellino, que se ha convertido en una formidable herramienta de chantaje.
Es evidente que fueron hombres de las instituciones quienes actuaron para hacerla desaparecer.
Es igualmente plausible que quienes hoy la tienen en sus manos sean figuras muy poderosas del Estado italiano.
Entre "diálogos a golpe de bombas" y tratativas, es posible creer que algún ilustre jefe haya recibido algunas copias "como garantía" de los acuerdos.
Porque en esas páginas, además de los nombres y apellidos de personajes ya fallecidos, están los secretos sobre el nacimiento de la Segunda República y de personajes que aún gobiernan Italia a nivel político, económico y financiero.
En esta revista, Saverio Lodato escribió: "Digámoslo provocativamente: cada uno de nosotros, ya seamos familiares, abogados, altos oficiales de los Carabineros, altos oficiales de la policía, periodistas que apoyan tal o cual reconstrucción, comisario de la 'antimafia', podrá hacerse a voluntad una agenda roja en 3D que contenga todos sus deseos, pero ésta, la real (la que no se puede encontrar), nunca tendrá nada que ver con eso".
Incluso con la esperanza de que tarde o temprano se arroje luz sobre el destino de esa agenda, la sensación que se respira hoy, con la aparición en escena de ciertos personajes en esta época de revisionismo y restauración, es la de que nos estamos alejando cada vez más de la verdad.
Imagen de portada: Paolo Bassani
Foto 2: Salvatore Pilato / Imagoeconomica