Sábado 4 Mayo 2024

Funeral de Estado para alguien que le pagaba a la mafia

"No me siento italiano. Pero por suerte o por desgracia lo soy", cantaba Giorgio Gaber. Pues bien, leyendo la noticia de que para hoy se ha decretado duelo nacional y funerales de Estado por Silvio Berlusconi, subrayo en particular lo primero: "No me siento italiano".

¿Cómo se puede aceptar que se haga tal cosa por un delincuente convicto, un corruptor, un perverso amante de las putas, un "amigo" de mafiosos?

Es inaceptable teniendo en cuenta que, en 1974, como lo confirmó el Tribunal de Casación en el juicio de su mano derecha, Marcello Dell'Utri (condenado por concurso externo en asociación mafiosa), Silvio Berlusconi se reunió con el jefe mafioso más autorizado de Palermo, Stefano Bontade, para pedirle protección en ese momento histórico en el que los secuestros eran moneda corriente. Cosa Nostra envió a su casa, como garantía, al "mozo de cuadra", el jefe de Porta Nuova, Vittorio Mangano.

Ese Vittorio Mangano a quien, en repetidas ocasiones, junto con Dell'Utri, ha llamado "héroe".

Es escandaloso que ese empresario, que luego fue cuatro veces primer ministro, prefiriese ampararse en la mafia antes que en el Estado.

Quién sabe qué dirán desde sus tumbas Totò Riina y Bernardo Provenzano, que se sintieron dueños de Italia y que ciertamente no tuvieron funerales públicos, después de haber sido utilizados y abandonados a su suerte por ese Estado-mafia al que habían servido.

Están "acompañados" solo por miembros de su familia. Berlusconi, que pagó grandes sumas a Cosa Nostra, es "acompañado" idealmente por todo un país.

No, no voy a participar del luto nacional por un hombre que siempre se escondió detrás del silencio, prevaliéndose del derecho a no responder en los juicios contra su "fiel amigo" Marcello, y en el juicio sobre la Tratativa Estado-mafia. 

Y no olvido que Berlusconi murió mientras estaba siendo investigado por la fiscalía de Florencia, acusado de haber sido el autor intelectual externo de las masacres de 1993.

No, no me siento italiano ante el silencio de las cadenas de televisión que, en el mejor de los casos por cobardía y en el peor por complicidad, evitan mencionar estos hechos.

No me siento parte de este Estado traidor, fascista, negacionista y criminal.

Italia se hunde en un profundo abismo y en el fondo el nauseabundo olor a m... es cada vez más fuerte.

Afortunadamente también existe una Italia honesta, formada por jóvenes, trabajadores y trabajadoras, hombres y mujeres que creen en el poder del cambio posible y en nuestra querida Constitución. Es por ellos que todavía vale la pena luchar.

P.S. En estas últimas líneas me dirijo a usted, presidente Mattarella, mostrándole el máximo respeto institucional. Como familiar de una víctima de la mafia, debe comprender el motivo de tal desconcierto. ¿Es posible que no se avergüence de estos funerales de Estado?

"Disculpe presidente... no me siento italiano", cantó el profeta de la música Giorgio Gaber. Una canción maravillosa que quiero dedicarle, con la esperanza de que tal vez lo haga reflexionar.