Viernes 17 Mayo 2024

Montevideanos se sumaron multitudinariamente a las movilizaciones mundiales para detener la violencia en Gaza

Miles de personas marcharon por las calles de Montevideo en solidaridad con el pueblo palestino, que en los últimos días ha padecido la furia, ya totalmente descontrolada, del ejército israelí. Las crudas imágenes que recorren el mundo, con niños masacrados por los bombardeos indiscriminados contra hospitales, escuelas y otros objetivos civiles; sumados a los testimonios inobjetables de organizaciones humanitarias como Médicos Sin Fronteras, han roto el blindaje mediático sobre el régimen de apartheid y genocidio que impone el Estado de Israel sobre la Franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este.

La movilización convocada por la Coordinación por Palestina Libre, que agrupa a más de una veintena de organizaciones políticas y sociales, partió desde la Plaza Libertad, en pleno centro de la ciudad, para unirse al reclamo mundial que exige el inmediato alto al fuego, la apertura de un cordón humanitario y que la ONU asuma la protección de la población palestina.

La columna de gente de todas las edades, se agrupó detrás de una pancarta que sin medias tintas exigía el “Alto al genocidio en Gaza: no es una guerra, es exterminio”. En la primera fila destacaba la presencia de la embajadora palestina en Uruguay, Nadya Rifaat Rasheed, y el diputado Christian Mirza, quien desde hace años milita incansablemente la causa palestina.

Decenas de banderas palestinas flameaban, mientras la multitud avanzaba sobre 18 de julio, entre cantos y arengas. Otros alzaban pancartas y pasacalles que complementaban las consignas de la marcha: “Basta de bloqueo”, “No a la ocupación y el apartheid”. “Sionistas asesinos, Palestina libre”, “Las vidas palestinas también importan”.

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Pese a las posiciones encontradas, que históricamente despierta la crisis entre palestinos e israelíes, no hubo oposiciones a la marcha. No hubo bocinas de rechazo, ni reproches que en otros reclamos sociales se suelen escuchar entre murmullos y quejidos. Pacíficamente, pero enérgicamente, se avanzó hasta la plaza Independencia, donde en un improvisado patíbulo de cara a la Torre Ejecutiva, se hizo el acto de cierre.

En los días previos el presidente del país, Luis Lacalle Pou -quien acosado por los escándalos de corrupción y pedofilia dentro las filas de su gobierno, ha mantenido en el último tiempo un bajo perfil-, salió instantáneamente a condenar el ataque de Hamas contra la población israelí, que tuvo lugar el pasado 7 de octubre, bajo el nombre de Operación Al-Aqsda. Desde entonces, pese al innegable genocidio del gobierno de Benjamin Netaniahu, el presidente Lacalle Pou se ha mantenido en absoluto silencio.

El cierre de la inédita movilización la hicieron Karina Rojas de Pan y Rosas, y Rubén Benítez referente de Crysol. Entre ambos explicaron brevemente la situación en Palestina, donde más de “dos millones de personas viven sin agua, sin alimentos, sin combustibles, sin medicamentos, y todo esto a partir del bloqueo asesino del Estado de Israel, que constituye un crimen de guerra”.

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Luego invitaron al diputado Mirza, que en compañía de la joven Camila, leyeron intercaladamente la proclama de adhesión:

“Llegamos hasta acá para afirmar que esto no es una guerra, es un genocidio, es un exterminio. Estamos presenciando un genocidio contra la población palestina de Gaza, una Nakba televisada, la continuación de la catástrofe iniciada hace más de 75 años.

Estamos aquí frente a la Torre Ejecutiva para exigirle al presidente Lacalle, que deje de solidarizarse con el opresor, ocupante y colonizador del pueblo palestino. El país (Israel) que en su corta vida ha violado más resoluciones de la ONU y del derecho internacional que ningún otro.

La Convención Internacional para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio lo define como la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico o religioso, mediante actos como el asesinato de miembros del grupo, la imposición de daños corporales o mentales y la imposición de condiciones destructivas.

La violencia que hemos visto desde el 7 de octubre debe ser puesta en contexto y en perspectiva. El pueblo palestino lleva más de siete décadas sufriendo un intolerable régimen de ocupación militar y colonización que se ha materializado en un sistema de apartheid. El pueblo palestino no ha vivido un solo día de normalidad en 75 años. Demoliciones de viviendas, detenciones indefinidas sin cargo ni juicio, menores juzgados en tribunales militares, ejecuciones arbitrarias, agresiones de colones armados y soldados hacia sus comunidades, robo constante de sus tierras y su agua, violación de sitios sagrados y muchos delitos más. Es la violencia cotidiana del terrorismo de Estado israelí que nunca es noticia, ni reconocida como tal, y que es sistemáticamente respaldado por el imperialismo norteamericano.

El pueblo palestino quiere vivir en paz en su tierra. Nos unimos a miles de personas y colectivos judíos de todo el mundo que se alzan para gritar, ¡No en nuestro nombre! Y dejar en claro que el antisionismo no es antisemitismo. Pueden deshumanizar al pueblo palestino en nombre de la civilización occidental e intentar aniquilarlo. Pueden prohibir más manifestaciones a favor de Palestina. Pueden censurar y tergiversar los sucesos en Gaza. Pero no pueden acallar para siempre a la vida misma.

Afirmamos que la paz solo será posible y duradera cuando los derechos del pueblo palestino sean respetados plenamente. Por eso, exigimos también levantar el bloqueo a Gaza de inmediato, desmantelar el apartheid, el fin de la ocupación militar y la colonización de Palestina. Por y junto al pueblo palestino, por la vida, la justicia y la libertad. ¡Viva Palestina libre y soberana!”.

Fotos: Antimafia Dos Mil