Viernes 17 Mayo 2024

Conmoción y dolor a todo nivel por el crimen de una defensora de los derechos humanos

Sicarios tripulando una moto la tirotearon a quemarropa

Fue en el estado de Bahía; se trata de un atentado por el racismo religioso imperante en la zona

Ya no hay palabras para calificativo alguno. No encuentro forma moderada de procesar, este nuevo ataque a la vida y a la libertad. En la noche del jueves a balazos asesinaron a una mujer de 72 años, una líder afrodescendiente de una comunidad del estado de Bahía, reconocida en esa región y fuera de ella, por ser una defensora de los derechos humanos, y también por reclamar y protestar enérgicamente por el asesinato de su hijo, no hace muchos años; pero en particular, “Mae” Bernadete Pacífico era una referente activa y tenaz, en la defensa de las comunidades afrodescendientes, una de ellas en particular, originaria desde tiempos de la esclavitud, denominada quilombola de Pitanga Dos Palmares.

Cuando Mae bernadete estaba en una sesión de culto, en horas de la noche, sorpresivamente y a la vista de todos, ingresó al área una moto ocupada por dos personas, y una de ellas, empuñando un arma corta automática de alto calibre disparó sobre Bernadete, acabando con su vida en cuestión de segundos.

No hay forma de describir, de acuerdo a los despachos internacionales que llegaron a nuestra redacción, la conmoción que se generó en el lugar, la sede de la Asociación Quilombo Pitanga Dos Palmares, en la ciudad de Simoes Filho

bernadete, además, era la titular de la Coordinación Nacional de Articulación de Quilombos (CONAQ), como se conocen a los asentamientos centenarios fundados por esclavos que huían y que todavía son ocupados por sus descendientes.

Voceros de la Conaq señalaron a los periodistas que dieron cobertura al hecho, que Bernadete junto a otros integrantes de la comunidad tenía una dedicación extrema e incansable a la preservación de la cultura, de la espiritualidad y de la historia de su pueblo, como así también por la defensa de los Derechos Humanos.

Destacaron las personas consultadas que Mae Bernadete era además “una madre negra que luchaba para buscar justicia por el asesinato de su hijo, hace seis años. El fallecido era Gabriel Pacífico dos Santos, líder de la comunidad y conocido en la región, y en el Brasil como “Binho do Quilombo”

"Es crucial que se haga justicia, que la verdad sea conocida y que los autores sean castigados. Queremos justicia para honrar la memoria de nuestra líder, pero también para afirmar que en Brasil los actos de violencia contra quilombos no serán tolerado", dijo una autoridad de la Asociación que formaba parte Mae Bernadete.

Desde ámbitos gubernamentales se dieron a conocer de inmediato comunicados y voces en repudio por el asesinato, y en ese contexto, por ejemplo, además de llegar una airada arenga de pedido de justicia del presidente del Brasil Luis Ignacio Lula Da Silva, la ministra de Igualdad Racial, de su gobierno Anielle Franco dijo públicamente, por las redes “el racismo religioso es una faceta más de la conformación racista que estructura el país y que necesita ser combatido por medio de políticas públicas”.

Por su parte, el ministro de Derechos Humanos, Silvio Almeida, lamentó la pérdida de Mae Bernadete ordenando al mismo tiempo que un equipo de su confianza acompañe a las investigaciones de la Policía, en el lugar de los hechos.

La ola de violencias por racismo, discriminaciones, odios a los defensores de derechos humanos y a los activistas sociales, tienen un común denominador: el poder instalado en sociedades en las que hay comunidades de personas que no están de acuerdo con emprendimientos inmobiliarios que alteran el ecosistema y la convivencia de los regionales.

Son descarados atentados contra la vida, y contra la libertad. Atentados que en la mayoría de las veces quedan impunes. Esa impunidad que se gesta con el uso y abuso del poder, por el poder mismo, abrazado a los intereses capitalistas, sin importar ni por un minuto, que todos esos emprendimientos ocasionaran consecuencias en las vidas de otras personas, y en la naturaleza. Y para preservar esos intereses extractivistas, no les importa apelar al sicariato para sacar del medio a personas que tienen el valor de enfrentar a los responsables de esas iniciativas obscenas y nefastas.

Mae Bernadete Pacífico, septuagenaria, no tuvo miedo y era una valerosa luchadora. Nuestra solidaridad a su comunidad. Y nuestra lucha, porque su causa también es la nuestra.

Foto: Twitter