“Los impunes quiénes son: el milico y el patrón" Impunidad, ese es el aire que se respira a diario en las calles de Uruguay. Impunidad ante la pobreza, ante los atropellos, ante la violencia patriarcal y vicaria. Impunidad ante el saqueo de los recursos naturales y estratégicos. Impunidad ante los abusos de poder. Impunidad ante la corrupción estructural, el amiguismo y los favoritismos. Impunidad ante las llagas aún abiertas de cientos y cientos de expresos políticos que, hasta el día de hoy, valientemente, siguen resistiendo, y no solo. Este viernes 11 de agosto, la ciudad de Montevideo volvió a vivir un nuevo episodio de condena social, un escrache, que pretende -aunque sea mínimamente-, compensar la ineptitud, inacción, indiferencia y colusión -en el peor de los casos-, de los distintos gobiernos de turno, que desde el advenimiento de la democracia hasta ahora han hecho agua para señalar a los responsables de los más horribles crímenes que ha conocido esta sociedad. En esta ocasión, el escrache, tuvo como objetivo al expresidente Julio María Sanguinetti y al excomandante en jefe de las Fuerzas Armadas,hoy senador, Guido Manini Ríos. Ambos, acusados por los manifestantes de ser garantes de la impunidad del terrorismo de Estado. La convocatoria estuvo impulsada por Plenaria Memoria y Justicia, pero fue acompañada por representantes de otras tantas organizaciones sociales. Poco después de las 18 horas, los manifestantes se encolumnaron tras una pancarta con la leyenda: “Los impunes quienes son: el milico y el patrón”. Ocuparon media calzada de José Ellauri, y tomando por Solano García, desembocaron en Rambla Gandhi, donde está ubicado el edificio donde vive el senador cabildante. “Este general de la muerte y del olvido, tuvo personal al mando en el cuartel de Toledo, ahí donde aparecieron los cuerpos de nuestros queridos compañeros Julio Castro y Ricardo Blanco, y el 6 de junio de este año, el cuerpo desnudo y torturado de una compañera, viene a acusarlos del horror que no podrán ocultar más. Este miserable militar, seguro sabe quién la asesino, quien la enterró y quien dio la orden de desaparecer y callar”. El lugar, estaba vallado y resguardado por ocho efectivos policiales. Allí, los gritos acusatorios dejaron en claro que “no hubo excesos, no hubo errores. Son todos asesinos los milicos del proceso”. Si estaba en su casa, Manini Ríos, no aceptó carearse con los manifestantes. La procesión militante siguió rumbo a la casa del expresidente Julio María Sanguinetti, ubicada sobre calle José Luis Zorrilla de San Martín, a pocos metros de la ex cárcel de Punta Carretas, hoy devenida en shopping. Al arribar los escrachadores, el móvil policial que estaba allí apostado eligió retirarse, pero no fue muy lejos, acompañó los eventos desde una prudente distancia. Sanguinetti es un hombre de gobierno, siempre lo fue. Incluso en aquellos siniestros años, cumplió tareas ministeriales, desde dónde era imposible que no tuviera información sobre los crímenes de lesa humanidad que asolaban al país y a la región. Luego se transformaría en “el primer presidente de una democracia que sirvió para afianzar ese modelo económico social de desigualdad, represión y saqueo hasta hoy”. Tampoco el expresidente asomó sus escandalosas cejas, más allá de que durante la semana, provocadoramente, había señalado que “el escrache es fascista”. Rivera genocida, Salsipuedes no se olvida Mención aparte merecen las fuertes y vivaces palabras de uno de los representantes del pueblo charrúa, allí presente: “Sanguinetti, es el defensor de una corriente dentro del Partido Colorado, que es el riverismo. Una corriente genocida. Sanguinetti se olvida de los más de entre 350 y 500 hombres que fueron asesinados en Salsipuedes. Se olvida de las mujeres esclavizadas y llevadas a pie a Montevideo, que fueron más de 350, repartidas por José Ellauri. También fueron cientos los niños desaparecidos, en ese momento que fueron repartidos en los orfanatos de la Iglesia Católica. No fue la única matanza. También se olvidan de la matanza del cerro Yarao, del Paso del Sauce. De la matanza de la Cueva del Tigre, del arroyo Las Viudas, de las mujeres fusiladas en Durazno. Las mujeres Charrúas que fueron casadas como si fueran animales que se escapaban de Montevideo. Se olvida también de la matanza de Paysandú, de la matanza de Mata Ojo, de la matanza de Sarandí del Yi. Y así sigue la historia, porque la impunidad es una cultura que se formó del propio riverismo. El terrorismo de Estado nació con este Estado. ¡Acá estamos resistiendo, porque los que hicieron el terrorismo de Estado son los mismos de ayer, de hoy y de siempre, los riveristas! Y los que resistimos somos siempre los mismos, la sangre charrúa que sigue caminando por esta tierra. ¡Viva la nación charrúa, viva el pueblo!". Fotos: Antimafia Dos Mil
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ESCRACHE Y CONDENA SOCIAL PARA EL EXPRESIDENTE SANGUINETTI Y EL SENADOR MANINI RÍOS
- Antimafia Dos Mil
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