Lunes 29 Abril 2024

La huelga general de junio de 1973 fue una herramienta que el pueblo obrero utilizó para enfrentar la ascensión de los militares al gobierno en Uruguay. Durante dos semanas, miles de personas ocuparon fábricas y centros estudiantiles, creando una red de solidaridad que les permitió sostener ese frente de lucha a pesar de la fuerte represión y las desocupaciones.

En ese momento histórico, que pudo haber significado un ejemplo de fuerza para lo que aconteció después en Chile, en setiembre del mismo año, o en marzo del 76 en Argentina, personas de todas las edades enfrentaron con valentía el poder militar y económico que se imponía por aquellos días. Pero la historia siempre habló de los líderes, de los presos, de los rehenes.

Por ese motivo, el colectivo feminista Pan y Rosas convocó a un conversatorio el pasado 4 de julio, para hablar del rol de la mujer, de sus herramientas, sus luchas, su militancia. “Las mujeres cuentan la historia en primera persona” se llevó adelante en el Salón Maggiolo de la Facultad de Humanidades, en pleno centro de Montevideo.

Las panelistas de este evento fueron Irma Leites, Martha Passeggi y Cecilia Duffau, tres mujeres que vivieron y militaron la huelga general. Tres mujeres militantes, que continúan saliendo a las calles, participando en colectivos, asambleas ciudadanas y manifestaciones sociales.

Sobre el comienzo, Leites hizo una valoración sobre temas de actual preocupación. ”Estamos en un momento de mucha sensibilidad esperando saber quién es esa compañera que apareció en el Batallón 14”.

Irma, Martha y Cecilia eran muy jóvenes cuando la dictadura golpeó al país. Cada una de ellas trabajaba y estaba vinculada a las militancias sindicales.

Cecilia Duffau, militó en el Partido Socialista de los Trabajadores donde se formó en feminismo. Durante la huelga general estuvo fundamentalmente “en el apoyo a los trabajadores de Coca Cola”, expresó al comienzo del conversatorio. Fue detenida y presa en 1982 hasta el término del golpe. Es una de las autoras del libro "Los ovillos de la memoria". También escribió "Xenia, una luchadora social", un recorrido por la historia de Xenia Itte, militante y esposa del dirigente tupamaro Raúl Sendic.

Sobre el militante rol de las mujeres en la huelga general del 73 en Uruguay 2

"Dieron el golpe". Con esa noticia despertó la madre a Duffau a las seis de la mañana. "Siempre hacia eso mi madre de despertarnos con la peor noticia del mundo".

Duffau comentó que en ese momento había una fuerte coordinación entre fábricas y liceos. "Era tan fuerte el apoyo popular... La gente te abría las puertas de la casa".

Irma Leites tenía 15 años. Trabajaba en una textil del barrio Manga y militaba en la Tendencia clasista y en el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros. Estuvo presa durante 8 años y nueve meses, y luego exiliada en Suecia. Años después se desvinculó del MLN “por diferencias políticas”, según contó. Actualmente participa de Tendencias militantes clasistas y de Plenaria Memoria y Justicia.

Sobre el día del inicio de la huelga, recordó: “Hicimos una asamblea a las 6 de la mañana y se ocupó la fábrica. Hubo coordinación con Coca Cola, Funsa” y otras empresas. Destacó además que en la fábrica fueron desocupadas varias veces, y los vecinos les ayudaron a volver. Junto a vecinos y estudiantes del liceo 13, y una olla popular, se hizo un grupo zonal muy fuerte, según explicó.

“Se largó la huelga general sin una decisión de la CNT, lo que complicaba la operativa de la huelga. La solidaridad se daba en el grupo familiar y en el barrio”.

"Fue una de las experiencias más importantes de mi vida", destacó.

Luego de detenida, “Gavazzo y compañía”, según sus palabras, la llevaron junto a otra compañera a la fábrica y las usaron de carnada para atrapar a otras personas que pretendían llevarse como “subversivas”.

Martha Passeggi perteneció al MLN y cuando era estudiante al FER68. Estuvo presa desde 1973 hasta 1977 y permaneció con libertad vigilada hasta varios años después. En el año 2008 estudió fotografía. Realizó numerosas exposiciones de fotos, acercándose a lugares emblemáticos como el Pozo de Orletti. Colaboró además con varios medios vinculados a los derechos humanos.

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El 27 de junio de 1973, Passeggi tenía 19 años. Su madre era dirigente sindical. “El día del golpe de Estado fue terrible la madrugada. A las 5 de la mañana mi madre me despertó y me dijo que dieron el golpe y teníamos que ir a la fábrica”, contó y recordó que allí su madre “llamó a asamblea para ocupar la fábrica”.

"Fue uno de los inviernos más crueles", rememoró.

“La gente salió a apoyar. Nos llevaba alimentos y abrigos. En el caso nuestro llegaron brigadas de estudiantes para ayudar”.

“Cuando llegó la represión, derribaron el portón de la fábrica. Camiones antimotines, nos empezaron a sacar a palos. Nos llevaron a la seccional del barrio, abarrotada de la gente de todos los talleres”. A Marta fue a la última que liberaron.

Durante la charla, se plantearon algunos temas sensibles, que generaron diversos puntos de vista en las panelistas, y en el público. Uno de ellos fue si en aquel momento se luchaba por la democracia, como dijeron, habría dicho el PIT-CNT. Passeggi fue tajante con la respuesta: "Eso es tergiversar la historia de una manera espantosa".

Lo que sucedió fue que “se implantó un modelo económico”. Además, “la represión estaba dirigida a descabezar a todas las organizaciones sociales y a toda la sociedad”, refirió. Un ejemplo de estos grupos atacados fueron grupos religiosos, dijo, y recordó que en La Teja allanaron diez veces una iglesia.

Leites agregó: “Decir que la gente quería libertades, sí. Pero eso no quiere decir que se peleara por la democracia, porque es reducir la plataforma de un movimiento popular, integrada por organizaciones sociales y movimientos políticos también”.

“¿Qué ibas a defender? Aquella estructura podrida... (…). Peleábamos por la liberación y la justicia social. La gente se sentía defraudada de que no se hubiesen puesto todos los mecanismos para la lucha”.

Una afirmación así “es una afrenta a todo lo que se vivió”, afirmó, contundente. Y aclaró que “había dos posturas en la CNT, una de las cuales no apoyó la huelga”.

Passeggi acotó que al hablar de “democracia” piensa en “una democracia burguesa que estaba totalmente corrupta”. Y preguntó: “¿De qué democracia están hablando?”. Además, sostuvo que en la famosa marcha del 9 de julio “a las 5 en punto de la tarde” (tal como dijera el poema de Federico García Lorca y repitiera por la radio el comunicador Rubén Castillo para convocar a la población a manifestarse contra la dictadura) “era contra el golpe de Estado, no contra la democracia”.

Duffau disintió con ambas mujeres. “La gente quería que cayera Bordaberry. La tendencia combativa luchaba por que se instalara un gobierno provisorio para sacar a Bordaberry y llamar a elecciones”, dijo Duffau, que aseveró: “La gente en ese momento realmente estaba defendiendo que hubiera una democracia”.

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Y relató: “La dirección de la CNT estaba contra la huelga general porque era insurreccional. La CNT estuvo negociando durante toda la huelga general con los militares. La consigna era la caída de Bordaberry, pero la CNT la sacó, algo que se reclamó de parte de la tendencia combativa. Algunos iban a la ESMAD y otros a la Junta de comandantes en jefe. Villaverde, Torres y Reyes iban juntos. Siempre iban en grupitos. En la ESMAD Villaverde escuchó por radio que estaba requerido desde la Junta...”.

Otro tema que tocaron fue el rol de la mujer durante esos años de militancia y huelga. Irma Leites relató: "En mi casa nunca pude decir que militaba en el MLN. La militancia era clandestina en ese terreno. Rompías las normas".

"Se peleó por todo, y por la libertad de hacer", destacó Leites y recalcó que en aquellos años “discutíamos para capacitarnos, e ir adelante con los sueños”.

En esos años las militantes “no cumplieron con el rol que se esperaba de las mujeres. A medida que los compañeros iban cayendo, se iba asumiendo nuevos roles”.

Por su parte, Duffau expresó que "en esa época la militancia de las mujeres era masiva. Militábamos de todas las formas habidas y por haber".

“El ir tras el objetivo claro revolucionario hacía que las relaciones igualitarias se afirmaran. Hablamos del hombre nuevo, pero no de la mujer nueva”.

“Los dirigentes de la CNT eran todos hombres”, puntualizó.

En este punto, Leites acotó: “Se apuntaba a la nueva humanidad”.

“Tuve una pareja que nunca supe su nombre verdadero. Lo mataron en el Estadio nacional de Chile. Las compañeras tenían grandes discusiones sobre los roles”. Y opinó: “Los roles estaban supeditados a los compromisos políticos”.

Sobre el cierre, Karina Rojas, integrante de Pan y Rosas, se refirió al debate en torno a la democracia que surgió entre las panelistas: "No se puede hacer la dicotomía entre democracia y dictadura porque la clase trabajadora supo cuestionar la democracia para ricos".

Y concluyó, haciendo un llamado al público: "La correlación de fuerzas se cambia luchando, desde las calles".

Fotos: Antimafia Dos Mil