Jueves 9 Mayo 2024

Por Jean Georges Almendras-9 de diciembre de 2022 

No tuvo límites a la hora de reprimir y de servir al terrorismo de Estado, y no tiene límites cuando ahora en democracia, condenado legítimamente por la justicia. Estamos hablando del ex marino Alfredo Astiz, quien declaró públicamente en una carta que no fue ni criminal, ni mucho menos un genocida y, además, dejó entrever -sin medias tintas- que nunca podía él asumir o aceptar (como ocurrió hace menos de 48 horas) que se le hubo negado la libertad condicional “porque no la pedí”- en virtud de que entiende que no está lícitamente privado de su libertad desde hace ya unos 20 años- “de ahí que quiero mi libertad sin restricciones”. Estas expresiones, esta carta y esos conceptos -digamos más bien, de pura reivindicación de su rol como represor- la hizo hace escasas horas, casi al mismo momento, que en las instalaciones de la Iglesia de la Santa Cruz del Barrio de Boedo, en la provincia de Buenos Aires, se homenajeaba y se recordaba a quienes -hace 48 años-  fueron asesinados y desaparecidos, en la ex ESMA, tras la acción, precisamente de Astiz, cuando infiltrado, en los años de la dictadura, fue el hacedor del operativo -en esa institución religiosa, bastión de la resistencia- donde grupos de tareas y militares detuvieron a históricas y emblemáticas madres de Plaza de Mayo, a dos religiosas y a otras personas que hacían parte de ese valeroso movimiento de reclamo por los desaparecidos argentinos.

Una de las páginas más dolorosas, más crueles, y más desgarradoras de la historia de la resistencia de los argentinos, durante la dictadura, se escribió hace 45 años en la Iglesia de la Santa Cruz, donde nació uno de los movimientos mundiales de defensa de los derechos humanos y de la vida misma -Madres de Plaza Mayo- de aquellos días y de hoy.

En ese hoy, en el que un pútrido personaje llamado Alfredo Astiz, tuvo el descaro de levantar su voz y su dedo reivindicador del terrorismo de Estado, desde la Unidad 31 de cárcel de Eseiza, primero, con un pedido de libertad sin restricciones y segundo con una carta, de puño y letra, en la que se declara distante de su rol de represor y de genocida.

Los medios de prensa argentinos dieron a conocer en las últimas horas su arenga, su descaro, su provocación, en definitiva, su ataque al Estado de derecho, y a la democracia.

Astiz provoca a la democracia 2

“Dejo constancia -escribió Astiz, al Tribunal que le negó la libertad, 24 horas antes- que yo no pedí jamás la libertad condicional. Esto es así ya que me encuentro privado ilegítimamente de mi libertad hace veinte años y lo único que exijo es mi libertad sin restricciones”.

“No acepto el trato vejatorio del abogado Obligado (uno de los jueces del Tribunal que hizo precisas consideraciones sobre la naturaleza de los delitos que cometió Astiz, ndr), ya que no soy un criminal ni mucho menos un genocida. Prefiero estar detenido por combatir al terrorismo y no por ser un ladrón”.

El diario Página/12 tomó la opinión de Mabel Careaga, hija de Esther Ballestrino de Careaga -una de las Madres que fue secuestrada precisamente el 8 de diciembre de 1977, hace 45 años precisamente, de la Iglesia de la Santa Cruz- quien afirmó, dramáticamente: “Yo no sé si los genocidas tienen grados, pero Astiz es el paradigma de los genocidas. Además de cómo actuaron en el terrorismo de Estado, él se infiltró y se ganó la confianza de las mujeres que buscaban a sus hijos y a sus hijas y él sabía perfectamente lo que iba a pasar cuando las secuestraran. Durante todos los años posteriores jamás se arrepintió. Todo lo contrario: siempre reivindicó lo que había hecho. En realidad, Astiz está reivindicando lo que hizo una vez más. En estos tiempos en los que el negacionismo es moneda corriente, él vuelve a decirlo, en esta fecha que a nosotros nos conmueve y nos llama a comprometernos más con que esta derecha y estos genocidas no vuelvan nunca más. Es perverso y provocador”.

Ana Bianco, hija de Mary Ponce -otra de las Madres secuestradas de la Iglesia del barrio de Boedo- tuvo palabras no menos fuertes y enérgicas en contra de los dichos y del accionar de Astiz.

“Quien formó parte de un plan de exterminio, terror y muerte (incluidos los vuelos de la muerte, ndr) no puede más que ser considerado un genocida. Astiz es un genocida con todas las letras, marcó a las Madre en la Iglesia de la Santa Cruz para poder determinar quiénes eran las dirigentes que debían desaparecer para aniquilar el incipiente movimiento de derechos humanos. El único lugar para un genocida es la cárcel perpetua y efectiva”.

Aquel 8 de diciembre de 1977, con el nombre de Gustavo Niño -el personaje que representó para infiltrarse en las reuniones de la Iglesia de la Santa Cruz- Alfredo Astiz, hoy repite como una letanía patética su reivindicación patológica, que envuelve una ideología, que en nuestros días sigue pregonando el negacionismo, de lo que hizo el terrorismo de Estado de aquellos días.

Hoy, ese terrorismo de Estado permanece incólume, por más que haya represores entre rejas, y porque estos terroristas siguen voceándose inocentes y víctimas; y, además, porque desde las instituciones democráticas -ya extremadamente contaminadas- se siguen incentivando odios y posturas que atentan a la vida misma, y que son irrespetuosas moralmente, cuando las heridas están todavía abiertas, después de 45 años.

Muchos creen todavía, cándidamente, que aquello ya fue, y no perciben, que sigue siendo. No perciben que se siguen alimentando diariamente los odios a quienes preservan la memoria, y a quienes osan por denunciar a la represión estatal que se puso en práctica en el nombre de las instituciones.

La moneda corriente del terrorismo de Estado no ha sido devastada con los juicios a las Juntas, ni con los juicios posteriores, hasta nuestros días. Un mal demoníaco, cruel y endémico sigue instalado entre nosotros.

Nos debe hacer hervir la sangre de rabia, de repudio y de coraje, para siempre denunciarlo, oponerse y revelarlo. No será nunca posible la paz si no se ejerce la justicia.

Una ecuación inequívoca, que debe ser premisa de cabecera.

-------------------

*Foto de portada: sinfiltro.ar

*Foto 2: pagina12.com.ar