Jueves 16 Mayo 2024

El Ministerio del Interior se tomó cuatro años para realizar un sumario administrativo

El Ministerio del Interior de la República Oriental del Uruguay, parece que simula luchar contra el crimen organizado de alto perfil. No podemos tener otra consideración ante el hecho escandaloso, de que la cartera que dirigió Eduardo Bonomi (hoy fallecido) y que hoy dirige Luis Alberto Heber, tardó cuatro años en realizar un sumario administrativo por la escandalosa “fuga” de la excárcel Central del capomafia Rocco Morabito, miembro de la ‘Ndrangheta, la organización responsable del tráfico de miles y miles de toneladas cocaína, entre otros delitos complejos. Cuatro años de investigación para suspender a cuatro policías por “faltas muy graves”. Además, tres altos funcionarios fueron suspendidos por “faltas graves”, y otros siete policías por “faltas leves”. La inoperancia de 14 policías -la mitad del cuerpo de seguridad investigado-, derivó en la “fuga” de cuatro presos, uno de alto perfil. ¿Podemos seguir hablando de fuga? ¿O podremos hablar sin medias tintas de que a Rocco Morabito alguien, desde el Estado, en la administración Bonomi, le abrió la puerta?

"Había que haber tenido controles”

Le tocó al subsecretario del Interior, Guillermo Maciel, realizar el anunció frente a la prensa. Con tranquilidad expreso que “tres días después de la fuga de Morabito, el ministro de aquel entonces -el difunto Jorge Larrañaga-, decretó un sumario administrativo para 28 funcionarios (…) de los cuales 14 fueron exonerados de responsabilidad. Siete de ellos con faltas leves, tres con faltas graves, y cuatro con faltas muy graves, lo cual es motivo de destitución”. Y agregó que los cuatro destituidos cumplían roles de “supervisión, coordinación. Eran los encargados, las jerarquías máximas dentro de los controles que habría que haber tenido y no se tuvo. No se dieron indicaciones, por ejemplo, a los guardias, que vinieron de Guardia Republicana, de que debían hacer en el piso sexto donde estaba Morabito”

A los policías “no se les ocurrió” hacer su trabajo

A este punto es fundamental tener presente que varias semanas antes de que se produjera la “fuga” del 24 de junio de 2019, fue presentado ante las autoridades un reporte de inteligencia elaborado por el Departamento de Información y Análisis Penitenciario, donde se alertaba el posible intento de fuga del capo ndranghetista. Se detallaba que sería por la azotea, y que saltarían al edificio lindante. Incluso que había una cifra cercana a los 70 mil dólares para financiarlo. Según la versión oficial, así es como fueron luego los hechos.

De los 14 policías que fueron sancionados, por estar directamente relacionados a la inoperatividad -en el más ingenuo de los casos-, del mecanismo de seguridad, siete realizaron “faltas leves”. Estos policías fueron los que aquel día recibieron la alerta de la vecina del edificio lindante, que explícitamente vino a decirles que cuatro sujetos habían ingresado a su casa y le habían exigido que les abriera la puerta del edificio para salir. Según las resoluciones del Ministerio del Interior, exhibidas por el programa Santo y Seña, a estos policías no “se les ocurrió que fueran personas que se fugaron, y no lo informaron”. Los uniformados -supuestamente personal calificado para cumplir la sensible tarea de custodiar criminales de alto perfil-, “carecieron de sentido común o al menos de un criterio medio de razonabilidad, al no prever o percibir como una mera posibilidad de que fueran personas fugadas”. A este punto, hay que destacar los imponentes operativos de seguridad que realizaba la misma gestión del Interior, en ese mismo presente, para trasladar a ese establecimiento -una suerte de cárcel VIP-, al narco mexicano Gerardo González Valencia (otro criminal de alto perfil), para que tuviera sus visitas conyugales. Momentos en los que se sospecha se reunía con el rey de la cocaína de Milán.

Estos siete policías, luego de cumplir una sanción de cinco días, continuarán prestando funciones, esperemos que con un poco más de sentido común.

Jerarquías, en suspenso

Los informes consideran que las tres jerarquías que intervinieron directamente en los hechos, cometieron “faltas graves”. Recordemos que los hechos investigados son respecto a haber “dejado libre” a un alto jefe de una organización criminal de alto perfil, responsable de actos de terrorismo político, así como también centenas de asesinatos, y miles y miles de crímenes vinculados al tráfico de armas, de drogas, residuos tóxicos, entre otros infinitos delitos graves.

La entonces directora de Cárcel Central, Mary Gonzales será sancionada por seis meses. El subdirector operativo, Camilo Zamit le corresponden tres meses, al igual que Gerardo Bidarte, subdirector operativo del Instituto Nacional de Rehabilitación. Según el citado informe, se consideró que “no tuvieron la previsión de tener gente obligatoriamente entre las 19:00 y las 22:00, que es el horario en que se presume que se fugó Morabito, y tampoco entre las 6:00 y las 7:00 de la mañana”. Básicamente no se encargaron de alguien estuviera vigilando a los detenidos, que ya de por si gozaban de muchos privilegios y controles laxos.

A Morabito nadie lo contó

El personal destituido, que tampoco podrá volver a ejercer la función pública, fue sancionado por haber cometido “faltas graves”. El primero es el exjefe de Servicio de Cárcel Central, Klismmam Ramos, quien el día de la “fuga”, no solo llegó dos horas más tarde a tomar su turno, sino que además al realizar el conteo y la identificación de los detenidos, no fue hasta el piso donde se encontraba alojado Morabito. Para que se entienda, no se fijó si el capomafia de la ‘Ndrangheta estaba en su celda. Cuando lo consultaron, pretendió deslindar esta responsabilidad, inherente al cargo que ocupaba, en los agentes de la Guardia Republicana. 

El siguiente en la lista es el cabo Edgardo Hidalgo, que estaba inmediatamente subordinado a Ramos. Aquella jornada tampoco realizó los controles en el piso de Morabito, y declaró que no lo hizo por pedido explícito de Ramos.

Desde el 27 de mayo, casi un mes antes de la “fuga”, y por los incesantes rumores sobre ella, el INR solicitó el apoyo a la Guardia Republicana para incrementar los controles. Este pedido se resolvió apostando dos agentes en el piso, que ahora fueron desplazados de sus cargos porque, siempre según el informe, “carecieron totalmente de proactividad, no desarrollaron tarea alguna más que estar sentados en una pieza, lo cual denota incumplimiento de los deberes del cargo”. Básicamente cuatro presos, uno de alto perfil, se escaparon bajo las narices de una fuerza de choque especialmente entrenada, como lo son los agentes de la Guardia Republicana, que aquel día se dedicaron a no hacer nada.  

Sueños de libertad

Cada vez que pienso en la fuga de un preso, viene a mi memoria las peripecias que tuvo que atravesar Andy Dufresne, interpretado por el actor Tim Robbins, en la película ‘The Shawshank Redemption’, conocida en nuestras tierras como ‘Sueños de libertad’; done estando preso en una cárcel de máxima seguridad, pacientemente, durante más de 20 años cavó un túnel con una cuchara, para escaparse por las cloacas. Uno podría decir que eso pasa solo en las películas, pero vivimos en un país en donde, según la historia oficial, en más de una ocasión durante meses se cavaron túneles para fugar, no uno sino, cientos de presos de las cárceles. Pero la “fuga” de Morabito no fue tan espectacular, ni requirió de tantos elementos de mampostería. Simplemente hizo uso de las conexiones que su estatus de capo mafia de la ‘Ndrangheta le permiten tener, y no solo salió caminando de Cárcel Central -en pleno centro de Montevideo-, sino que atravesó toda la ciudad, y el país, hasta llegar a las playas brasileras sin ser molestado. Distinta suerte compartió sus compañeros de “fuga” que -quizás sin apoyo logístico, quizás como parte del plan-, rápidamente fueron recapturados.

¿Debemos seguir hablando de fuga y de inutilidad policial? ¿O podremos comenzar a hablar lisa y llanamente de corrupción de alto perfil?

Foto: Sitios de memoria