Sábado 18 Mayo 2024

Se investiga una posible fuga, pero no se descarta que haya sido víctima de otros presos

Insólito. Mauricio Laferrara, el jefe de sicarios del capo narco Esteban Lindor Alvarado, se esfumó de la cárcel de Devoto, donde cumple una condena a prisión perpetua. Según informaron las autoridades se notó su ausencia luego de un recuento que se realizó el día viernes. Ahora las investigaciones correr contra reloj para determinar si el sicario se escapó y si es así, con la connivencia de quien. Pero, no se descarta la tenebrosa hipótesis de que haya sido asesinado dentro del penal, desmembrado y descartado entre los desechos del lugar. El sistema criminal en Argentina, fuera de control.

Mauricio Laferrara, de 27 años, conocido en el ambiente delictivo como ‘Caníbal’, estaba recluido en el penal de Devoto, en Buenos Aires, desde el 2021. Está sindicado como jefe de sicarios del clan Alvarado, que desde hace años le disputa el territorio de la ciudad de Rosario, al clan de Los Monos. Caníbal esta sospechado de participar en numerosos crímenes y asesinatos, pero la justicia logró condenarlo por seis homicidios, un secuestro, y por ser parte de una asociación ilícita dedicada al tráfico de estupefacientes.

“Con la mafia no se jode”

El sicario fue condenado a prisión perpetua por el secuestro, tortura y asesinato del prestamista Lucio Maldonado, quien fue hallado en noviembre de 2018, maniatado, con signos de tortura, un tiro en la espalda y dos en la nuca. “Con la mafia no se jode”, decía el papelito que se encontró junto al cuerpo. Una consigna nefasta, que emula los orígenes de la criminalidad organizada italiana de principios del 1900, que se asentó en ambas orillas del río de La Plata con el mote de ‘Mano Negra’. Por el crimen de Maldonado, fue condenado a perpetua el propio jefe del clan Alvarado.

Misma lógica se desarrolló en el crimen del joven Cristian Enrique, que tenía tan solo 23 años, cuando fue secuestrado en octubre de 2018. Su cuerpo fue hallado un mes más tarde.

Caníbal también fue condenado por el triple crimen Gerardo Abregú, y los hermanos Ezequiel y José Horacio Fernández, acribillados en Granadero Baigorria, a las afueras de Rosario, en abril de 2018. Los tres estaban vinculados a Los Monos, y habían participado en numerosos delitos, entre los que se destacan varios secuestros extorsivos y el asalto a un banco.

El sexto homicidio comprobado que tiene Laferrara es el de Cristian Beliz, otro muchacho de 27 años, asesinado cuando la banda de Caníbal ingresó al galpón de una distribuidora de bebidas en la zona Oeste de Rosario, que sería propiedad Oscar César ‘Manco’ García, quien estaría vinculado a Los Monos, y resultó herido de bala. Los hechos fueron en setiembre de 2019.

En trozos, pero sin digerir

Los rumores entre las autoridades, por fuera de la posible fuga, manejan la escalofriante hipótesis de que Caníbal, Mauricio Laferrara, haya sido asesinado por otros presos, y que su cuerpo, que no pudo ser hallado, haya sido descuartizado y descartado, en el mejor de los casos, entre los desechos del penal.

No es la primera vez que se habla de descuartizados y de canibalismo en las cárceles argentinas. Todos deberían recordar los fatídicos hechos del motín de Sierra Chica, donde en marzo de 1996, un grupo de presos identificados como ‘Los 12 apóstoles’, tomó la cárcel en el marco de una lucha de poder dentro del sistema penitenciario. El principal enemigo de los apóstoles, era Agapito Lenzina, un feroz e inhumano preso, violador serial de reclusos, que trabajaba como regulador del crimen dentro de los penales al servicio del área corrupta del sistema. Lenzina, terminó descuartizado, y su carne fue usada como relleno de empanadas. Los presos, muchos que habían sido víctimas de sus abusos, jugaron al futbol con su cabeza.

Más allá de lo aberrante que sean los crímenes cometidos por Laferrara, es inadmisible que en la Argentina “democrática”, se hable de un desaparecido que estaba bajo custodia plena del Estado.

Foto: viapais.com.ar