Sábado 18 Mayo 2024

Prácticamente a un año y pocos meses del asesinato del fiscal paraguayo Marcelo Pecci en Colombia, en la isla barú, la identidad de él o los mandantes (los ideólogos) no pudieron ser definidos oficialmente por las autoridades que investigaron el hecho, al menos hasta hace menos de 48 horas, momento en que se dio a conocer a la región y al mundo, el nombre y el apellido de un sospechoso, tras las declaraciones de uno de los involucrados en el sangriento hecho. En efecto, según uno de los detenidos en la causa, y según medios de prensa colombianos, el sospechoso sería el ex presidente paraguayo Horacio Cartes, junto a un narco, de nombre Miguel Ángel Insfrán “Tío Rico”, quien, por si fuera poco -para nuestro país- tenía fuerte vínculo con Sebastián Marset, prófugo de la justicia internacional desde hace unos pocos meses, tras un escandaloso episodio de fuga en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. Pero lo cierto es que, si hoy por hoy, sale a la luz pública la idea de que un expresidente haya sido señalado con el dedo por un delincuente que estuvo involucrado en el magnicidio, no nos asombra, y muchos menos si se trata de un personaje turbio como Horacio Cartes, cuya administración y cuya presencia empresarial u operativa, fueron siempre centro de atención de la Justicia de su país e inclusive de la mirada internacional. Aunque no es oficial esa imputación, no deja de ser muy sugestiva, dado el contexto y su perfil.

Las agencias de prensa internacionales dieron la noticia en las últimas horas: Francisco Luis Correa Galeano, que está siendo investigado por ser uno de los partícipes y articuladores del crimen de Pecci, fue quien puso su dedo acusador sobre Horacio Cartes y sobre “Tío Rico” un archiconocido narco, integrante de la familia Insfrán.

Resumiendo: trascendió que Correa, en una reciente audiencia realizada en Colombia, dijo que Marcelo Pecci les había enviado entre rejas a un hermano de cada uno de los mencionados (Cartes y “Tío Rico”) y que esa circunstancia habría sido concluyente para disponer su asesinato.

Los medios de prensa internacionales, haciéndose eco de un medio colombiano -El Heraldo- primero difundieron que Correa, en carácter de testigo, habría asegurado en una audiencia que un ex presidente estuvo involucrado en la orden dada para matar a Pecci, sin puntualizar identidad alguna, pero días después, las informaciones procedentes de Colombia, y levantadas por la agencias, dieron a conocer que el testigo (en la audiencia) había dicho que "tanto el expresidente como el señor 'Tío Rico' fueron los que empezaron a planear y contactaron a los hermanos (Andrés Felipe y Ramón Emilio) Pérez Hoyos y a la señora Margaret (Lizeth Chacón Zúñiga) para llevar a cabo el homicidio del doctor Marcelo"

Tras estas informaciones que recorrieron el mundo, ya el solo hecho de suponer a Cartes, como presunto (o sospechoso, dado lo que se maneja en las audiencias en Colombia) no es para Antimafia Dos Mil, un motivo para el asombro. ¿Por qué?

Pues porque el sistema político, es claramente uno de los más probables terrenos que la ideología criminal sondeará para infiltrarse, ya sea por interés, o mismo porque el político ya está dentro de ese cuerpo de la vida nacional, con un sólido poder económico funcional al crimen. Así de simple.

Horacio Cartes, en su país, y en la región, ha cobrado fama mediática, no solo -siendo presidente- sino como empresario, dentro de un contexto de turbiedad que era literalmente un secreto a voces, pese a sus constantes intervenciones públicas, donde una y mil veces dejó en claro su cristalinidad y su honestidad. Obviamente, él personalmente se daba una imagen, como mandatario, aferrada a la legalidad, pero en el otro extremo se hallaba su imagen como empresario, que, a juzgar por una serie de episodios en su trayectoria, lo ubicaban más cercano a la corruptibilidad, en su gestión de hombre de negocios, que a la honestidad.

La cuestión que su nombre ya salió a la luz pública, como sospechoso o como presunto involucrado en el magnicidio. Y eso no deja de ser un impacto, por más que a nosotros, no nos cause asombro. En definitiva, la implicancia política, siempre hace parte del sistema criminal integrado. Es una ecuación, casi indeclinable; casi infranqueable.

Cartes, de la mano del otro sospechado: “Tío Rico” Insfrán, son ahora el centro de atención, de una opinión pública, que debe sentirse ratificada, por un lado, y por otro, desilusionada, especialmente si en verdad se constata oficialmente respectiva participación en el magnicidio Pecci.

Por ahora, solo se puede hablar, de ambos, en un tono de sospecha; de posibilidad, pero repito, no nos asombra, no nos deslumbra ni nos deja perplejos, porque en el buen romance, hasta encuadraría con el perfil de cada uno de ellos.

Esperemos el curso de las investigaciones. No hay otra. Pero, cuando el rio suena, es porque piedras trae.

Foto: Renato Delgado de Última Hora