Carlos César Pereira Cardozo era buscado por Interpol desde 2019

Está vinculado a la incautación de 417 kilogramos de cocaína en el puerto de Montevideo

Por Antimafia Dos Mil-25 de octubre de 2022

Contento se lo notaba al comisario Carlos Duré, titular de Interpol en Paraguay, durante la conferencia de prensa en la que anunció la detención de Carlos César Pereira Cardozo, quien tenía orden de captura internacional emitida por la justicia uruguaya, acusado de ser partícipe de la banda de narcotraficantes, que fue detenida en el 2018, durante un allanamiento en el puerto de Montevideo, donde se incautó un cargamento de 417 kilogramos de cocaína que tenían como destino el puerto de Amberes en Bélgica.

“Clandestinidad”, fue la palabra elegida por Duré para representar la estadía de Pereira Cardozo en el país guaraní. Según el director de Interpol en Paraguay, el sospechoso fue capturado en la localidad de Mariano Roque Alonso, a las afueras de Asunción. Su detención fue gracias a un arduo trabajo de Inteligencia. “No hay registros de que haya ingresado al país de manera legal”, afirmó el comisario. Las hipótesis que manejan las autoridades consideran que Cardozo cruzó la frontera en un primer momento luego de que fuera desarticulada la operación y de que se dieran las primeras detenciones. Desde entonces, según sospechan los uniformados, el declarado prófugo por la justicia uruguaya, se ocultaba en Paraguay. Más de tres años pasaron, y la gran interrogante es ¿cómo logró pasar tanto tiempo sin ser detectado, llevando una vida clandestina? ¿Qué tipo de apoyo tenía?

Un corredor logístico hacia Europa

El 7 de setiembre de 2018, las autoridades uruguayas interceptaron un cargamento con más de 350 ladrillos de cocaína camuflados entre paquetes de lana, provenientes del puerto de Zárate en Argentina. La droga tuvo un pesaje de 417 kilogramos, valuados en aquel momento en 24 millones de dólares. Una operación de contrabando importante, que comenzaba a develar una ruta de conexión permanente entre las regiones cocaleras y los consumidores europeos. En aquellos años, se darán seguidamente una serie de incautaciones particularmente en los puertos de Rotterdam, en Países Bajos, y de Amberes, en Bélgica, pero también en varias zonas portuarias de Brasil, de Paraguay, de Uruguay, de Argentina y en el norte de África. Más de 20 mil kilos de cocaína son incautados en un periodo de 4 años.

La droga ingresa a Europa a través de los puertos ubicados en el delta de los Países Bajos, donde confluyen los ríos Rin, Mosa y Escalada, que penetran hasta el corazón del viejo continente. Esta zona portuaria, esencial para la economía europea, es desde hace décadas intervenida por las poderosas mafias italianas. Quizás uno de los momentos más notorios de esta proliferación criminal haya sido la masacre de Duisburgo en el 2007, que, pese a la gravedad de los hechos, no activo medidas políticas concretas por parte de los gobiernos de la comunidad europea.

En Uruguay, la causa por la incautación recayó en la Fiscalía Especializada en Estupefacientes, a cargo de la letrada Mónica Ferraro, quien lideró las investigaciones. Según las investigaciones uno de los dueños de la empresa exportadora que coordinaba la logística del cargamento era el propio Pereyra Cardozo, pese a que en los registros figuraba un marginal, insolvente, que había accedido a prestar su nombre a cambio de mil dólares. Pereyra, en aquel presente, logró escapar. El resto de la banda fue desarticulada, lográndose condenas por delitos de narcotráfico contra un camionero, un despachante de aduanas y un funcionario portuario.

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*Foto de portada: mediospublicos.uy