Los partidarios de Erdogan están de fiesta esta noche: una campaña de casi dos meses ha dado sus frutos y ha convencido a la población de que la reforma, sin ser la ideal, era en todo caso un paso adelante.
Quizás eso fuera el secreto del éxito del AKP, el partido conservador-religioso de Erdogan, en el poder desde hace 8 años: en esta campaña no ha cargado las tintas partidistas ni tampoco las religiosas.
La campaña más difundida, bajo el lema "No basta pero sí", no se identificaba con el partido, no rehuía las críticas al Gobierno y sus cabezas visibles no eran ni imanes ni mujeres veladas sino jóvenes con la melena al viento que no rechazan una cerveza en un bar. El mejor antídoto para el miedo de la oposición a que la reforma significara vía libre para un islamismo rampante, al reducir la independencia de la Judicatura.
Uno de los argumentos más repetidos de los partidarios del sí era que la reforma acerca Turquía a los estándares de la Unión Europa: en todos los países democráticos, argumentaban, el Parlamento tiene cierta mano en el nombramiento de los máximos cargos judiciales, mientras que en Turquía, la renovación de la cúpula se decidía en un reducido número de clanes. Estos, opuestos al AKP y defensores de la línea dura, obstaculizaban tanto una solución pacífica del conflicto kurdo como otros avances en materia de derechos humanos, como el reconocimiento de la minoría aleví.
La victoria del 'sí' refuerza considerablemente la posición de Erdogan, cuyo partido será favorito en las elecciones de 2011. Debilita, por otra parte, al CHP, el mayor partido de la oposición, y a su flamante líder, Kemal Kilicdaroglu, que había aunado las esperanzas de la oposición pero que ahora tendrá que asumir ante sus bases el fracaso de su campaña.
También sale ganando el partido prokurdo BDP: según los primeros datos, su llamamiento al boicot ha sido seguida por un altísimo número de militantes, entre el 60 y el 90% de la población kurda, lo que reafirma la posición de esta formación como representante de los kurdos en cualquier negociación futura.
Argumentos electorales
Entre los cerca de 50 millones de ciudadanos llamados a las urnas, también hay quienes se acercaron a la mesa electoral, entregaron su tarjeta de identidad y se volvieron a ir sin estampar el sello en ninguna parte de la papeleta. Evitaron así la multa de alrededor de 11 euros que la Administración impone a quienes no votan, pero expresaron su desacuerdo con ambos bandos.
Otros sí lo hicieron. "He votado 'sí': sufrimos mucho en los 80 bajo la dictadura militar y me alegro de tener la oportunidad de cambiar la Constitución que entonces nos impusieron". Lo dice Zübeyde Matur, 68 años, vecina del conservador barrio de Fatih en Estambul, modesto velo islamista y sonrisa franca.
"He votado 'no': quiero una nueva Constitución, pero una enteramente nueva, una reforma que vaya más lejos y que se haga con la participación de todos, no sólo de una parte de la sociedad", responde, a su lado, Cevriye Selma, de la misma edad, pelo corto y gafas.
Buket Altaç, estudiante, tiene otro motivo para rechazar la reforma de la Constitución propuesta por el Gobierno: "¿Ve todas estas mujeres con velo negro? ¡Esto parece Irán! Y tienen cada día más poder. Si se aprueba la reforma, no habrá ya quien ponga freno a los islamistas".
Más tajante fue el partido prokurdo BDP: pidió a sus militantes no acudir a las urnas. Tanto en los barrios kurdos de Estambul como en las regiones del sureste, los colegios electorales quedaron desiertos, asegura la formación. Una decisión no siempre fácil para los militantes: por una parte consideran positiva la reforma, al limitar el poder del Ejército y los tribunales militares, por otra han perdido la confianza en el AKP y no quieren apoyar a un partido que consideran parte de un sistema político que siempre ha negado su identidad.
Elmundo.es - lunes 13/09/2010 15:58 horas
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