Sábado 14 Diciembre 2024
Y cada día parece más claro que lo peor puede estar por llegar. Una quinta parte de la superficie del país ha resultado afectada tras casi tres semanas de fuertes lluvias e inundaciones. La ayuda internacional llega con cuentagotas. Con cientos de localidades bajo el agua y decenas de puentes y carreteras inutilizables, apenas un millón de supervivientes han recibido hasta ahora raciones de comida, agua potable y refugios, según los datos de Naciones Unidas.
La desesperación se extiende entre las víctimas, que piden ayuda. Los cortes de carreteras en señal de protesta se repitieron ayer. "Las inundaciones no duran 30 segundos, pero las necesidades humanitarias son mayores que en el terremoto de Haití", afirmó el portavoz de la ONU, Maurizio Giuliano, a Reuters. Millones de personas todavía no han recibido asistencia. Ayer, el Banco Mundial se comprometió a desviar a Pakistán fondos por valor de 900 millones de dólares (unos 700 millones de euros). "Estamos intentando que los fondos estén disponibles de forma inmediata", dijo la portavoz Mariam Altaf. De los 459 millones de dólares (360 millones de euros) pedidos por la ONU a los donantes para ayuda inmediata, se ha recibido o se ha prometido hasta ahora la mitad. España ha aportado en total 3,6 millones de euros.
Hay consenso de que la comunidad internacional no está siendo suficientemente generosa ni rápida en la ayuda a Pakistán. "Necesitamos mucha más ayuda y mucho más rápida para poder salir adelante en un desastre de magnitudes sin precedentes", asegura a este diario Ahmad Kamal, el portavoz de la Autoridad para la Gestión de Desastres de Pakistán. Las razones para la aparente apatía o lentitud en el socorro internacional al país surasiático son varias. "Puede ser que en época vacacional la gente esté menos pendiente de lo que pasa. También que el tren de desastres en los últimos meses ha causado un cierto cansancio entre los donantes", cuenta Josep Prior, coordinador del proyecto de Médicos sin Fronteras en el valle del Swat.
Por otra parte, los expertos coinciden en que Pakistán tiene muy mala imagen en el exterior por el terrorismo y los talibanes. Además, los gobernantes del país, donde la corrupción está generalizada, tienen escasa credibilidad ante la opinión internacional. "Aun así, es muy importante que Occidente ayude a Pakistán en esta crisis; si no, habrá más pobreza, más militancia y más terrorismo", asegura el reconocido analista Rahim Ullah Yousafzai.
Tras las inundaciones, los organismos de ayuda temen una segunda oleada de muertes por las epidemias, que se pueden transmitir muy rápidamente dadas las pésimas condiciones de salubridad en las que viven los afectados: sin agua potable, sin comida, sin refugio y sumergidos en agua contaminada. Millones de personas lo han perdido todo y los talibanes pueden aprovecharse de la situación. El ministro de Exteriores, Shah Mahmood Qureshi, reconoció en una entrevista a la BBC que la gente que está sufriendo podría aceptar la ayuda de quien sea, incluidos los extremistas.
Con el gran trabajo de reconstrucción que queda por delante en Pakistán, la estabilidad del país está en juego, según los analistas. "Si el Gobierno no maneja apropiadamente el trabajo de reconstrucción y rehabilitación, la ira de la gente se va a volver en su contra", asegura el analista político y de defensa Hasan Askari Rizvi. El primer ministro, Yusuf Raza Giliani, se ha comprometido a formar una comisión independiente para gestionar los fondos.