Lunes 29 Abril 2024

Se cumple el 41º aniversario de la masacre de via Carini

Fueron asesinados el general Carlo Alberto dalla Chiesa, su esposa y el agente de su custodia

Era el 3 de setiembre de 1982 cuando en la calle Isidoro Carini, en Palermo, se produjo la masacre mafiosa que costó la vida al general Carlo Alberto dalla Chiesa, a su joven esposa, Emanuela Setti Carraro y al agente que lo custodiaba, Domenico Russo. Una masacre causada en un momento, cuando los asesinos, flanqueando los coches en marcha que poco antes habían abandonado Villa Whitaker (sede de la prefectura) para ir a cenar a un restaurante de Mondello, dispararon salvajemente con Kalashnikovs AK-47.

De inmediato se hizo evidente que con ese crimen Cosa Nostra elevaba el nivel del enfrentamiento contra el Estado, o al menos contra la parte sana del mismo. Con el tiempo, en torno al asesinato del altísimo oficial del Arma de Carabineros han surgido los elementos típicos que caracterizaron las grandes masacres estatales, es decir: la desaparición de documentos y los intentos de desviar las investigaciones (algunas más veladas que otras).

Las sentencias determinaron las responsabilidades de Cosa Nostra en las condenas definitivas de los asesinos (Raffaele Ganci, Giuseppe Lucchese, Vincenzo Galatolo, Nino Madonia, junto con los colaboradores de justicia Francesco Paolo Anzelmo y Calogero Ganci) y de los llamados "autores intelectuales internos" de Cosa nostra (Totò Riina, Bernardo Provenzano, Michele Greco, Pippo Calò, Bernardo Brusca y Nenè Geraci).

Mañana, en Palermo, se celebrará la conmemoración en el lugar de la masacre. En la calle Isidoro Carini se colocarán coronas de laurel en memoria de las víctimas. Entre los presentes, además de los más altos cargos de instituciones civiles y militares, también estarán familiares como, por ejemplo, el hijo del general, Nando dalla Chiesa, profesor titular de sociología del crimen organizado en la Universidad de Milán, el que -contactado por nuestros micrófonos para una entrevista- quiso aclarar su condición de "profesor" para subrayar la importancia de enseñar a los jóvenes cuáles son los antídotos contra la cultura mafiosa y sus expresiones.

Profesor, su padre fue enviado a Palermo para luchar contra Cosa Nostra sin recibir, sin embargo, las armas adecuadas, como le habían prometido. ¿Por qué?

Mi padre tuvo que aceptar el trabajo confiando en promesas hechas solamente con palabras. Asumió el cargo el mismo día del asesinato de Pío La Torre. Y ante el país no podía dar la imagen de un general que, frente a la gravedad de los hechos, esperaba la firma del gobierno. La urgencia que justificó su traslado fue también una trampa para él. No se consolidó nada, no se prepararon formas de coordinación, pero, sobre todo, lo que mi padre reclamó y pidió para actuar frente a la mafia y el entorno circundante, no se le concedió.

¿A qué se refiere?

Me refiero al prestigio de representar plenamente al Estado. Por eso tuvo que intentar construir en el campo y sobre la marcha un sistema de alianzas, apoyos y legitimación, que encontró en los círculos más diversos, pero no en las altas esferas de las instituciones.

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Dalla Chiesa quería investigar los movimientos bancarios y las relaciones políticas con la mafia. Por eso pidió centralizar en sí mismo la coordinación de dicha información, porque eran herramientas cognitivas, pero tenía las manos atadas. Al dirigirse al poder político con el que siempre había dialogado en la lucha contra el terrorismo, encontró un muro. Se trataba de los demócratas cristianos de Giulio Andreotti, a quien le dijo que no haría descuentos a nadie. ¿Andreotti traicionó a su padre?

En mi opinión mi padre le dijo esa frase a Andreotti para aclarar la relación. Andreotti fue su superior durante la lucha contra el terrorismo. Mi padre, por disposición de la ley, dependía directamente del presidente del Consejo de ministros y por tanto también tenía una relación de agradecimiento por ese nombramiento. Esto llevó a Giulio Andreotti a sentirse autorizado a preguntarle con qué intenciones iba a Sicilia. La conversación entre ambos se produjo mientras Andreotti era presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento y, por tanto, no tenía un papel vinculado a la lucha contra la mafia. Mi padre intentó dejar las cosas claras. En esencia, le dijo que estaba agradecido por lo que tenía pero que ocupaba el cargo de estadista y no de partido. Y en mi opinión, en ese diálogo restableció la fuerza de algunos conceptos al decirle a Andreotti que yendo a Sicilia sabía que encontraría temas políticos importantes vinculados a su corriente dentro de la Democracia Cristiana, y en ese momento también le dijo que no le haría descuentos a nadie. Fue una declaración de transparencia que ciertamente no lo ayudó, al contrario, le costó mucho desde el punto de vista del resultado de su traslado a Sicilia y de las relaciones con el poder siciliano.

La ausencia de Andreotti en el funeral de Carlo Alberto dalla Chiesa ¿es una confirmación?

Por supuesto, fue un signo de seria enemistad e incluso de ruptura moral con él.

Las masacres y los grandes crímenes de la mafia suelen estar unidos por un guion que prevé, tras el asesinato de la persona, también el robo de documentos importantes que la víctima a menudo guarda en la caja fuerte. En el caso de su padre el guion se hizo realidad. La tarde del 3 de septiembre de 1982, en Palermo, algunos documentos confidenciales del general desaparecieron de su maletín de cuero -encontrado vacío 31 años después en el juzgado-, de la caja fuerte de Villa Paino (donde vivía) y, en los días siguientes, también de una villa en Campania. Entonces ¿la mafia operaba sola?

No, no fue sólo la mafia. Cuando terminó el maxi proceso, fueron los propios magistrados quienes explicaron que había intereses convergentes con la mafia. También se abrió un expediente para investigar a los autores intelectuales externos a Cosa Nostra. Es bueno recordar esto, porque fueron los mismos magistrados que instruyeron el maxi proceso, de hecho, quienes sospecharon de la presencia de autores externos. Los autores intelectuales externos existieron, pero no en relación al caso Moro.

¿Por qué esta aclaración?

Desde hace décadas me desespero con los periodistas que cada tanto recuerdan los "papeles de Moro". No había ningún documento de Moro en la caja fuerte de mi padre. Había documentos de investigación sobre la mafia de Palermo. Y, de hecho, fueron encontrados, escondidos debajo del asiento del auto en el que mataron a mi padre, por quien hizo el primer informe del hallazgo. El asunto de los "papeles de Moro" sirvió de coartada para no buscar la verdad y para no contar lo sucedido delante de todos. Una forma de aparentar valentía invocando misterios inexistentes para no decir lo que todos podían ver.

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¿Era su padre "un muerto caminando"? ¿Sospechaba que lo podían matar?

Mi padre nunca utilizó la expresión "hombre muerto caminando", quizás porque el paréntesis de Palermo fue tan corto que es difícil atribuirle esta imagen cínica y burlona que, sin embargo, luego fue atribuida a Giovanni Falcone o a Ninni Cassarà. Seguramente mi padre tenía conocimiento de que podrían matado, pero muchos se olvidan lo que hizo.

¿Podría explicarlo?

Muchos pasan por alto los 7 años en los que fue comandante de la Legión de Carabineros en Sicilia (1966 - 1973), las audiencias ante la Comisión Parlamentaria Antimafia (en las que demostró que conocía las relaciones que tenía la mafia poniéndolas por escrito), las actas y los informes enviados involucraban a figuras políticas que mi padre luego se encontró en Palermo. Realmente hay una eliminación (en la narración, ndr) de un período que fue el que le dio a la mafia la certeza de lo que mi padre habría hecho si hubiera tenido plenos poderes al ir a Palermo. Carlo Alberto dalla Chiesa llegó a Palermo con una larga serie de actividades importantes y con las declaraciones que seguramente conocían (los mafiosos, ndr). Utilizar la figura de Aldo Moro en lugar de decirles a todos que había un partido (la Democracia Cristiana, ndr) que intentaba salvar su equilibrio nacional -porque Sicilia era la caja fuerte de Giulio Andreotti-, aislando y luego haciendo matar a Carlo Alberto dalla Chiesa para ver qué tenía en sus cajones, va en contra de lo sucedido. Bastaría contar lo que pasó. Ésta es una de las grandes paradojas del periodismo italiano. No haber dicho lo sucedido y haber buscado la verdad en cajones inexistentes. No hay dudas que también puede haber trabajos, informes, actas, informaciones reunidas mientras tanto (que condujeron a su asesinato, ndr), porque en ese período mi padre denunció las nuevas relaciones entre los corleoneses y empresas de Catania en Palermo.

Su padre tenía un gran sentido del deber. Un sentimiento poco común hoy en día en quienes ocupan puestos clave para luchar contra las mafias. Me refiero, por ejemplo, a la clase dirigente. En su opinión ¿la política no se ha dado cuenta de la evolución de las mafias?

Creo que, aunque la mafia se dedica cada vez más a la parte económica, todavía sigue arraigada en el territorio. Esa es su primera fortaleza. Y también es su sustancia, de lo contrario se trataría solo de delitos económicos. Estamos hablando de un fenómeno que se ha vuelto peligroso debido a los extraordinarios avances que ha experimentado a lo largo del tiempo, especialmente en el norte con la 'Ndrangheta, por ejemplo. Cosa Nostra está en decadencia y no se puede comparar al poder que tenía en los años 1980. Cualquiera que se atreva a hacer una comparación lo hace porque no ha vivido los años 80 y no los conoce. La 'Ndrangheta, por otra parte, ha avanzado mucho y, con respecto a esta evolución, la clase política es fundamentalmente inadecuada para oponerse a ella, tanto en términos de habilidades como de impulso moral.

Foto de portada © Deb Photo

Foto 2: General Carlo Alberto dalla Chiesa

Foto 3: Giulio Andreotti © Shobha