Viernes 17 Mayo 2024

Discurso de Salvatore Borsellino

En la conferencia "Masacre de Borsellino, la Agenda Roja y los Autores Externos"

"No creo que haya vivido un aniversario peor que este, ni un período peor que este. Las últimas declaraciones del ministro de Justicia, Carlo Nordio, fueron un golpe muy serio. El ministro de Justicia, aunque de palabra dice que honra a Paolo Borsellino y Giovanni Falcone, cuando de hecho quiere destruir el patrimonio de leyes que Paolo y Giovanni nos han legado para dar a la magistratura las armas necesarias para luchar contra la mafia. El ataque al delito de concurso externo en asociación mafiosa, es verdaderamente un ataque a la memoria de Falcone y Borsellino. Y si Meloni viniere a Palermo para la conmemoración de mi hermano le preguntaré". Estas fueron las palabras de Salvatore Borsellino, hermano del juez Paolo Borsellino, durante su intervención en la conferencia organizada por esta revista y titulada "Masacre Borsellino, la Agenda Roja y los Autores Externos". "Cómo puede conciliar -expresó- lo que con palabras dice ser su compromiso, la razón por la cual afirma que entró a la política tras la masacre de via D'Amelio, para luego dar espacio y no censurar, como debería hacer un primer ministro, los atentados tanto al patrimonio de leyes que nos han dejado los dos magistrados como a la independencia de la magistratura. Lamentablemente, esta es una reforma que se suma a las anteriores, al igual que la de la exministra Marta Cartabia. Esa reforma, que sanciona la improcedibilidad, para mí es una renuncia del Estado a ser un Estado de derecho. De eso se trata. El Estado manifiesta su incapacidad para llevar un juicio a término en el tiempo justo y debido y establece la improcedibilidad, no hacer justicia ni a las víctimas ni a los acusados ​​de un delito. El juicio ya no puede llevarse a cabo. Una reforma que también establece una doble vía para la justicia. Por un lado, para aquellos que pueden pagar abogados o testigos importantes, y que por lo tanto pueden postergar indefinidamente los juicios en los que son acusados, hasta la posibilidad de intervenir por muerte sobrevenida, pero con funerales de Estado que representan una vergüenza para este país. Funerales de Estado para una persona que estaba siendo investigada por la fiscalía de Florencia en un proceso que ahora solo podrá continuar contra su socio, es decir, Marcello Dell'Utri, que tiene muy cerca la posibilidad de salvarse si se modifica la aplicación del concurso externo, lo que paralizaría a la mayoría de los procesos actualmente en curso. Es un período verdaderamente difícil porque los últimos fallos han mostrado a una magistratura en estado de confusión, que dictó tres sentencias completamente diferentes en los tres niveles del juicio".

"Hubo una aceleración de la masacre de via D'Amelio para evitar que Paolo revelara a la opinión pública la tratativa que ciertamente había descubierto. Imaginen lo que hubiera pasado en 1992 cuando la opinión pública estaba indignada por la masacre de Capaci, si Paolo hubiera revelado a la opinión pública que partes del Estado estaban negociando con los asesinos de Giovanni Falcone. Habría habido una guerra civil en Italia. Además, se decidió impedir que Paolo fuera a Caltanissetta a declarar, como pidió hacer, para relatar todo lo que había descubierto, puesto que era el mejor amigo de Falcone y el único que había leído sus diarios en su totalidad. Había pedido expresamente declarar ante la autoridad judicial. Estoy convencido de que esta fue la segunda causa acelerante de la masacre de Via D'Amelio, no ese expediente de licitaciones públicas de la mafia, del que ciertamente se ocupó Paolo, pero que no habría justificado la aceleración. Y sobre todo no hubiera justificado la sustracción de la agenda roja que siempre llevaba consigo en esos 57 días. Una agenda que fue sustraída porque sin ella matar a Paolo hubiera sido inútil. Y el hecho de que hoy, 31 años después, no haya habido un proceso específico para investigar la desaparición de esa agenda roja, es la prueba de que en este país no se quiere ni verdad ni justicia. La última sentencia de la magistratura dijo "absueltos por no haber cometido el delito". No porque el hecho no constituya delito, sino porque el hecho no se cometió. Una sentencia de la Casación que nos traslada a los tiempos de Corrado Carnevale. Una sentencia grave. Que también declara prescriptos los delitos de la contraparte mafiosa. Se sanciona definitivamente la renuncia del Estado a asegurar la justicia y la verdad. Nuestro Estado no es, y quizás nunca lo fue, un Estado de derecho. Fuimos unos ilusos al creer que el Estado podía juzgarse a sí mismo, porque el hecho se produjo. Hubo masacres, el robo de la agenda roja, hubo desvíos, pero no hay culpables. O, mejor dicho, hay culpables, pero están dentro de las estructuras mismas de este Estado asesino y que se encargó de desviar todas las investigaciones. Y por lo tanto son intocables. Este no puede ser el Estado por el que se sacrificó mi hermano. Y sólo por respeto a su sacrificio no puedo ni debo añadir nada más. Porque se hizo justicia, pero algo ha cambiado tras la sentencia de Casación en el proceso de la Tratativa Estado-Mafia que sancionó la auto absolución del Estado-Mafia. Después de esta sentencia, se fortaleció dentro de mí ese sentimiento que tal vez nunca hubiera querido confesarme ni a mí mismo, y que me ha llevado en estos años a luchar por una justicia que en el fondo sabía que nunca llegaría. A partir de hoy ya no hablaré de tratativa, porque no se trataba de eso, sino de la complicidad entre la mafia y el Estado. Y hoy parece inútil añadir el adjetivo 'desviado'. La mafia y Estado que en la planificación de las masacres actuaron concertadamente, como los cómplices que siempre han sido, empezando por Portella della Ginestra. Hasta ese definitivo: 'Gracias a ellos tenemos el país en nuestras manos'. En los últimos días, con esta sentencia de Casación, se puso el sello definitivo a este pacto de sangre. No hay culpables, porque es el propio Estado el culpable, el mismo que debe administrar justicia. El Estado se absuelve a sí mismo y también absuelve a sus cómplices. Si esto es justicia, entonces se ha hecho justicia".

Foto: Paolo Bassani