"Querido Paolo, un alboroto de emociones, sentimientos y recuerdos estalló de repente en mi corazón. Inmediatamente sentí la conciencia precisa de no poder expresar en unas pocas líneas todo lo que llevo dentro de mí desde que era un simple estudiante. Un hombre joven que, como muchos otros pares sicilianos, vio en ti, juez Borsellino, en tu compromiso y valentía y en la de los demás magistrados del pool antimafia, el símbolo de una redención posible. Ese viento de limpieza, moralidad, legalidad, que habría barrido para siempre de mis ojos la imagen insoportable de una Sicilia inevitablemente ligada para siempre a la mafia, a la violencia, al hedor del compromiso y de la resignación". Fue el 19 de julio del 2011 cuando Nino Di Matteo leyó esta carta por primera vez en via D'Amelio. En la noche del lunes, sus palabras resonaron con fuerza en la voz de la actriz Sonia Bongiovanni durante la conferencia de ANTIMAFIADuemila "Masacre Borsellino, la Agenda Roja y los Autores Intelectuales Externos". Una intervención artística cargada de pasión y emoción que ofrecemos una vez más a nuestros lectores. "En estos largos 19 años, juez Borsellino, muchas cosas, muchas situaciones que te indignaban, han seguido siendo las mismas -afirmaba contundente Di Matteo en aquellas páginas-. Tal vez hayan empeorado. Las relaciones entre la mafia y la política han continuado, y la represión, la resolución de este mortífero flagelo sigue confiada exclusivamente a la acción judicial, a la posibilidad de que se configuren delitos, como si el valor negativo del abrazo mortal entre la mafia y el poder se agotara en los delitos. La política no ha hecho nada para enmendarse y librarse para siempre de la contaminación criminal. La corrupción rampante en nuestro país se está convirtiendo en un sistema, ahora se acepta normalmente, como si fuera un agregado ineludible al ejercicio del poder. Nadie, más allá de las vagas palabras, está haciendo nada para finalmente poner una barrera a un fenómeno que pesa cada vez más sobre los honestos y sobre los más débiles. Los valores constitucionales, y en primer lugar los de la separación de poderes y de la igualdad ante la ley, se ven amenazados por leyes y reformas que sólo tienen el evidente propósito de convertir al poder judicial en un orden al servicio de la política, del gobierno de turno, de un poder que se quiere ejercer sin límites ni contrapesos. Tenemos que resistir. Y, con las armas de la ley, el coraje y la honestidad intelectual, debemos hacer todo lo posible para que los ciudadanos comprendan el peligro que se avecina. Tenemos que hacerlo. Tú, juez Borsellino, lo hubieras hecho". Foto: Antimafia Duemila
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