El delito de concurso externo a la mafia, concebido, teorizado, fuertemente deseado por Giovanni Falcone, es el único que golpea el corazón de la burguesía mafiosa, aquellos que en tiempos de Falcone se llamaban los "cuellos blancos", la tropa que flanquea a Cosa Nostra, no con armas en las manos, sino en las salas silenciosas del Poder. Que el nuevo ministro de Justicia, Carlo Nordio, quiera abolir este delito y que Maria Falcone, hermana de Giovanni, se haya expresado utilizando las expresiones "bofetada a la memoria de Giovanni" y definitiva "piedra sepulcral" sobre la lucha contra la mafia, en el caso de que este hecho se hiciere realidad, rompería irremediablemente el telón retórico que desde hace al menos treinta años se mantiene en pie. Desde el Quirinal han llegado fuertes señales que hablan de un jefe de Estado, Sergio Mattarella, atento, preocupado y muy activo. Si algo definitivo ocurriera de vez en cuando en Italia, de hecho, podríamos decir que hemos llegado al final de la carrera sobre el tema. Carlo Nordio, de buena gana se presta a hacer de ventrílocuo del gobierno, al cual le gustaría seguir regando, pero sólo para tener una vida tranquila, la plantita de la burguesía mafiosa. Vale recordar, para entender de qué se trata, que el delito de "concurso externo" permitió condenar a Marcello Dell'Utri, Salvatore Cuffaro, Nicola Cosentino y Antonio D'Alì, por citar solo a las personalidades más destacadas de las investigadas por la justicia. Por el contrario, se trata de una distorsión judicial que la mayoría debería corregir. Pero Nordio se encuentra en una situación entre burlesca y paradójica. Una milla gloriosa, que se agita en el campo de batalla en busca de medallas del cuartel general, pero cuya entrega siempre se retrasa. Pongan atención. Cada vez que Nordio tira piedras a ciegas, recibe una paliza de su propia gente, en la que confía. Giorgia Meloni, la primera ministra -con declaraciones emitidas entre una puerta y otra- da a entender, ni siquiera veladamente, que no aprecia el tono, la medida, el modo ni la elección de los tiempos, de un guardasellos que a diario es desautorizado. Por si fuera poco, Nordio es el destinatario de las críticas del subsecretario, Alfredo Mantovano, quien asegura que la cancelación del "concurso externo" no está entre las "prioridades" del gobierno. Son tiempos difíciles para el gobierno. Ya hablamos de María Falcone. Pero también salió a escena Salvatore Borsellino, con durísimas declaraciones en respuesta a las del abogado Fabio Trizzino, asistente legal de algunos familiares de Borsellino, sobre el movimiento Agendas Rojas. Según el abogado, las Agendas Rojas se han "enamorado" de la tratativa Estado-mafia. Enamoramiento "dangereux", dirían los franceses, peligroso, dado que la tratativa, por supuesto, pone en entredicho al Estado, a los altos mandos policiales, y a la plantita siempre viva de la burguesía mafiosa. Salvatore Borsellino habló. Y las Agendas Rojas podrían ser definidas como sangre de su sangre. Parece que este año Meloni y Nordio han decidido no ir a via D'Amelio. Temen -así se dice- fuertes críticas por parte de los movimientos antimafia. Eso es todo lo que necesitamos para completar la lista de Santanchè, La Russa y Delmastro. En conclusión. Paolo Borsellino, que de joven perteneció -eso dicen- al Movimento Sociale, hubiera esperado todo menos que el primer monocolor de derecha-derecha cometa errores tan groseros en la lucha contra la mafia. Paolo Borsellino, y esto me consta personalmente, detestaba a la burguesía mafiosa. Y le hubiera molestado mucho la lógica del juego de las acusaciones. Foto de portada:© Imagoeconomica Foto 2: María Falcone © Deb Photo Foto 3: Salvatore Borsellino © Paolo Bassani |