El futuro de la lucha contra la mafia está en riesgoNo demos vueltas. Todo el debate que se mueve detrás del llamado "caso Cospito" hace correr el riesgo de que sea utilizado como una "ganzúa" para derribar el régimen penitenciario del 41 bis. Una medida que siempre estuvo en el centro de la polémica desde que, inmediatamente después de las masacres, la ley Martelli-Scotti extendió su aplicabilidad a los presos por delitos mafiosos. Este instrumento, tras una fase inicial de justo rigor, se ha reducido sensiblemente en su forma, pero no en el fondo, cuyo propósito es el de impedir que los jefes de las organizaciones mafiosas o terroristas sigan organizando o gestionando desde la cárcel actividades delictivas. Pero procedamos con orden. La protesta de Cospito Alfredo Cospito, nacido en 1967, lleva más de 10 años detenido. En el 2014 fue condenado a 10 años y 8 meses por haberle disparado en las piernas al director general de Ansaldo Nucleare, Roberto Adinolfi, en el 2012, acto reivindicado por las siglas Núcleo Olga Fai-Fri, Federación Anarquista Informal-Frente Revolucionario Internacional. También se lo acusa de haber colocado dos bombas de bajo potencial cerca de la Escuela de Carabineros de Fossano (Cuneo), en la noche del 2 al 3 de junio del 2006. No hubo víctimas ni heridos, pero según la sentencia, esto se debió solo a una afortunada casualidad. Sea como fuere, Cospito fue condenado a veinte años de cárcel. Posteriormente, la Corte de Casación reformuló el cargo original: la imputación "masacre contra la seguridad pública", pasó a ser "masacre contra la seguridad del Estado". Suficiente para un nuevo proceso de apelación. El nuevo delito prevé la cadena perpetua obstativa. El pasado 4 de mayo la situación se agravó aún más cuando la entonces ministra de Justicia, Marta Cartabia, a petición de los fiscales competentes, decidió aplicar el régimen del 41 bis al anarquista (el primer caso en Italia). ¿El motivo? Según la acusación, "estaba en condiciones de mantener contactos con exponentes aún libres de la organización subversiva a la cual pertenece" mediante el envío de escritos y artículos, contribuciones a revistas anarquistas y a través de la correspondencia. Desde ese momento, la situación se precipitó. El 19 de octubre pasado Cospito, que estaba detenido en Sassari (recientemente fue trasladado a la prisión Opera de Milán) inició una huelga de hambre. No solo por él, sino también por los demás reclusos. Así lo dijo en una declaración espontánea durante una audiencia en el juicio de Turín: "Condenado a un limbo sin fin, espero el final de mis días. No estoy en él y no me doy por vencido, pero continuaré mi huelga de hambre por la abolición del 41 bis y la cadena perpetua obstativa hasta mi último suspiro para dar a conocer al mundo estas dos abominaciones represivas de este país". Recalcó a los médicos que lo visitaron que su objetivo no es "salir del régimen del 41 bis", dado que "estos políticos no conocen la realidad de la cárcel" y por tanto "no saben que una celda individual es para privilegiados". Por el contrario, Cospito quiere que todo el régimen penitenciario duro sea "completamente abolido", porque según él "por sobre todo impide la manifestación del pensamiento". Y lo habría dicho también a los parlamentarios Debora Serracchiani, Andrea Orlando, Silvio Lai y Walter Verini, que fueron a Cerdeña para comprobar su estado de salud ("El 41 bis es inhumano, hay que quitárselo a todos, incluso a los mafiosos"). Con estas palabras queda claro que Cospito esgrime argumentos que van más allá de su propia condición. Hoy está muy mal de salud (perdió 40 kilos en 100 días), y la situación se ha vuelto dramática desde todo punto de vista. Mientras tanto, no faltaron las manifestaciones a favor de Cospito. Pero de las pintadas iniciales contra el 41 bis repartidas por las principales ciudades, así como las sentadas, los plantones pacíficos y las manifestaciones solidarias, se ha pasado a las acciones violentas, sobre todo en los últimos días como en el caso del atentado contra el coche de la diplomática italiana en Grecia, Susanna Schlein. Y todo esto ciertamente no es a favor de Cospito que en su estado actual opta por no condenar ciertos actos. Como explicó hoy el magistrado Sebastiano Ardita al diario Il Fatto Quotidiano, quitarle el 41-bis a Cospito no es más que "una opción política", pero en la actualidad es difícil pensar en "dar un paso atrás" precisamente por el creciente estado de tensión. También porque si así se hiciere, se sentaría un peligroso "precedente". A su vez, el gobierno y el Parlamento podrían decidir abolir el 41-bis no solo para un individuo, sino para todos. Lo cierto es que en el origen de todo está la decisión del anterior gobierno de Draghi de adoptar una medida especialmente dura cuando, quizás, se podrían haber ejercido otras acciones de control sobre el detenido como el visado de censura, la vigilancia especializada, la videograbación de entrevistas y escuchas ambientales para reclusos de alta seguridad, etc. ¿Por qué esta decisión? El hilo que lleva al interés mafioso La gravedad de lo que pasó en el Parlamento con el caso Donzelli ayudó a encender la confrontación política sin entrar al fondo del problema. Más allá de los datos sobre la forma en que el político de Fratelli d'Italia llegó a poseer cierta información, debemos centrarnos en la existencia real de un informe del DAP (Departamento de Administración Penitenciaria) en el que se hace referencia a ciertos diálogos que sostuvo Alfredo Cospito durante el periodo navideño, en la prisión de Sassari, mientras caminaba con otros reclusos. En su "grupo social" estaban Francesco Di Maio del clan de los Casalesi, Francesco Presta, considerado un asesino "de rara frialdad y habilidad" de la 'Ndrangheta y Giuseppe Cammarata, del clan mafioso de Riesi. Pero también estaba Pietro Rampulla, un ex extremista negro, el hombre que iba a ser el artificiero de la masacre de Capaci. En esa ocasión Presta, hablando de la protesta de los anarquistas contra el 41 bis, dijo: "Hay que seguir la tendencia, adelante". Y Cospito respondió: "Afuera no solo se están moviendo los anarquistas, sino también otras asociaciones. Ahora vamos a ver qué pasa en Roma". Entonces el jefe replicó: "Sería importante que el asunto llegara a nivel europeo y a lo mejor se levanta la cadena perpetua". La opinión de Di Maio fue del mismo tenor: "Pieza tras pieza llegaremos al resultado, es decir, a la abolición del 41 bis". En el informe del DAP también se dice que Cospito habría definido al 41 bis que le fue impuesto como "una mano santa" debido a que su historia comenzó a interesar a un número cada vez mayor de personas. Y también pasó a interesar a los mafiosos que siempre han estado esperando novedades sobre el tema de las prisiones. Por supuesto, debemos decir que el anarquista ha cometido crímenes graves, pero ciertamente no son comparables a las masacres de Capaci, via D'Amelio, o las de 1993 en las que murieron civiles e incluso niños. Una distinción que pesa mucho a los ojos de la opinión pública. Y quizás también por eso "el pecado original" de este relato parece ser el hecho de haber sometido a Cospito al 41 bis, cuando se podrían haber adoptado otras disposiciones. Pero hoy ya no es 4 de mayo del 2022. El tiempo pasó y a todos los efectos el mensaje de Cospito puede ser de gran importancia para llevar adelante los pedidos de los jefes mafiosos de las masacres. Así habló Bagarella En el 2002, el jefe de las masacres Leoluca Bagarella, hablando por teleconferencia en un juicio desde la prisión de L'Aquila, leyó una declaración en nombre de los internos que estaban en huelga de hambre contra los políticos que no habían cumplido sus promesas sobre el 41 bis: "Estamos cansados de ser explotados, humillados, hostigados y utilizados como moneda de cambio por las distintas fuerzas políticas, hemos iniciado una protesta civil y pacífica, todo esto cesará cuando las autoridades a cargo, de manera atenta y seria, dediquen una atención más profunda a los problemas que impone este régimen carcelario". Con estas palabras anunció el inicio de una huelga de hambre. Exactamente el mismo tipo de protesta que realiza Cospito hoy. En los años de las masacres, la batalla contra el 41 bis se había iniciado con bombas y, según cuentan varios colaboradores de justicia, también en el 'papel' de Riina la prisión dura era uno de los puntos que había que abolir, junto con la cadena perpetua y el dictado de una nueva ley de arrepentidos. El 22 de diciembre del 2005 en el estadio de Palermo apareció una pancarta en letras grandes que decía: "Unidos contra el 41bis. Berlusconi se olvida de Sicilia". El 27 de diciembre, el ex primer ministro, en una rueda de prensa en el ayuntamiento de Catania, respondió casi justificándose que "el 41 bis contiene una filosofía no liberal, pero nos hemos visto obligados a adoptarlo para que se mantenga durante toda la legislatura, porque la gente tiene derecho a no tener miedo". El 14 de febrero del 2020 Giuseppe Graviano, en su período de "locuacidad" en el que se puso a disposición para responder a las preguntas del fiscal adjunto de Reggio Calabria, Giuseppe Lombardo, en el juicio 'Ndrangheta Stragista, dijo: "No he hecho tratativas ni pactos. Yo hice mis denuncias por la prisión contra todos los políticos. Unos políticos que son más garantistas, según ellos. En lugar de cumplir los compromisos que hicieron con mi abuelo, dictaron leyes injustas, vergonzosas e inconstitucionales. Tanto que Italia no hace otra cosa que recibir multas del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. ¿El 41 bis? Es normal que nos sintamos mal por el 41bis, pero yo no lloro y no me hago la víctima. Lucho por lo que la ley me permite. Por el 41bis, el 4bis, o la cadena perpetua busco apoyo a cualquiera, de derecha o de izquierda, que pueda llevar a buen término esta situación". Han pasado tres años y tras la detención de Matteo Messina Denaro hay quienes han vuelto con fuerza sobre el 41bis y sobre la cadena perpetua obstativa. Hace unos días algunas agencias informaron sobre las declaraciones del abogado penalista Domenico Ciruzzi, exvicepresidente de la Unión de Cámaras Penales Italianas, uno de los firmantes de un llamamiento para la abolición de la cadena perpetua obstativa y la llamada prisión dura: "Después de más de treinta años, durante los cuales afortunadamente se ha derrotado al terrorismo y a las mafias de las masacres, una reflexión sobre la lucha contra medidas como el 41 bis, la cadena perpetua obstativa y nuestra Constitución debe ser absolutamente necesaria para todos". Y agregó: "Cuando la Corte Constitucional legitimó el uso del 41bis y la cadena perpetua, lo hizo subrayando el carácter temporal de estas medidas -subrayó a AGI- temporal por la excepcional emergencia vinculada a la mafia de las masacres y al terrorismo. Ahora bien ¿quién debe certificar el fin de esta emergencia si no es la política?". Ahora sobre el tapete están el caso Cospito, el arresto de Matteo Messina Denaro, los jefes que esperan de las prisiones, la próxima valoración que la Casación deberá realizar el próximo 8 de marzo con respecto a las nuevas normas sobre la cadena perpetua -contenidas en el llamado decreto ley "rave"- dictadas por el gobierno de Meloni. He aquí el "acuerdo combinado" que corre el riesgo de poner en grave peligro el futuro de la lucha contra la mafia. Foto de portada: Antimafia Duemila Foto 3: el magistrado Sebastiano Ardita / Imagoeconomica Foto 4: el honorable Giovanni Donzelli / Imagoeconomica . Artículos relacionados |