Lunes 29 Abril 2024
Tuvo además una larga trayectoria en cine, teatro y televisión

Por Alejandro Diaz-29 de marzo de 2022

En el rostro de Arturo Bonín está, quizás, uno de los gestos más representativos de la idiosincrasia argentina, de aquella Argentina que vive entre pesares, de lo que fue y de lo que es, sin perder nunca aquel dejo de esperanza, siempre alimentado por el coraje del prójimo.

Arturo Bonín, nos dejó un legado como actor sobre las tablas de los teatros y en los sets de filmación, donde siempre estuvo dispuesto a cumplir con los principales preceptos del arte, que son la innovación y la disrupción de todo aquello socialmente aceptado y conservadoramente incuestionable. Arturo Bonín falleció a mediados del mes de marzo, como consecuencia de una larga enfermedad pulmonar, y tenía 78 años.

“Con profunda tristeza comunicamos el fallecimiento de Arturo Bonín, quien amó su profesión de actor y director y ha tenido el privilegio de vincularse y compartir hermosos momentos con tantas personas que lo quieren y respetan”, comunicaron a través de las redes sociales sus familiares, encabezados por quien fuera su compañera desde siempre, Susana Cart.

“Me gusta involucrarme en proyectos que reflexionen sobre lo que nos pasa. Si uno no puede contar quién es o quiénes somos, y si como actor no puede dejar eso plasmado en una obra o en una película, nuestros hijos y nietos no van a saber quiénes son ellos. Lo entiendo así, como una forma de herencia”, fueron las palabras del actor, durante una entrevista con Página/12, en el marco del estreno de una obra en la que representaba al expresidente Arturo Umberto Illia, quien fuera derrocado por el golpe de Estado de 1966, y que sentaría las bases del terrorismo de Estado basado en la lógica de los desaparecidos.

No sería este el único personaje político que interpretara, también le daría vida a Enzo Bordabehére, el joven senador que murió asesinado en el recinto parlamentario en 1935, en el marco de la violencia política argentina de la época, descontrolada a partir del golpe de Estado de 1930. Bordabehére, murió poniendo su cuerpo como escudo humano, para salvar del atentado a Lisandro de la Torre, uno de los fundadores de la Unión Cívica Radical, cuando esta todavía apoyaba las ideas progresistas.

Siempre activo políticamente, el actor nunca se encasilló en ninguna facción, al menos públicamente, pese a que fue partícipe y acompañante de muchos de los procesos progresistas implementados por el kirchnerismo, en materia de derechos humanos principalmente, siendo un consecuente participante de distintas etapas del proyecto “Teatro x la identidad”. Pero también se ocupó en temas estructurales de la concentración de poder en la Argentina, como lo fue la Ley de medios. “No soy radical ni peronista, aunque en este momento acepto la posibilidad que abrió este gobierno de discutir una ley como la de medios. Me parece de gente adulta plantear el cruce de opiniones y modificar cuando es necesario. Soy una persona a la que le interesa el país y su historia”.

En este sentido, Arturo Bonín, fue clave dentro del marco de los movimientos por la diversidad que tuvieron sus orígenes, quizás, en aquellas primeras marchas del “orgullo gay”. Estos eventos, verdaderos gestos de resistencia, innovación y coraje, eran pequeños grupos de hombres y mujeres que, ante toda adversidad y condena social, propia de una sociedad híperconservadora y fascista, tomaban las calles para exhibir no sus sexualidades, sino el avasallamiento que silenciosamente sufrían desde siempre.

Bonín, protagonizó en 1986, junto al actor Mario Pasik, uno de los grandes íconos del cine argentino, “Otra historia de amor”, en la cual ambos vivían una historia de amor, en un contexto social que aún tenía el perfume de la dictadura en sus calles. En un principio la cinta fue censurada, alterando el final “feliz” que tenía el guión original, porque tradicionalmente el conservadurismo criollo imponía la tragedia como resolución ante la vergüenza de la homosexualidad.

En este tiempo, también puso el cuerpo y la voz al proyecto televisivo “Yo fui testigo”, que estuvo en pantalla entre 1986 y 1989, interrumpido en diferentes momentos por las oleadas privatizadoras, preludio del menemato. Este ciclo se abocó a visibilizar personajes de la historia contemporánea latinoamericana: algunos ejemplares y tonificantes como el ‘Che’ Guevara, Eva Perón, y algunos infames, como José López Rega, miembro de la logia masónica PDue, y coordinador de los escuadrones de la muerte de la predictadura argentina.

Arturo Bonín, fue un actor de la vida política de la Argentina, un rostro del pueblo que resiste, un rostro del arte que crea cultura. Un rostro que no olvidaremos.

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*Foto de portada: diarioepoca.com