Por Giorgio Bongiovanni-15 de marzo de 2022
Tomemos conciencia: Italia ha entrado oficialmente en guerra.
¿Cómo? Muy simple. A causa de ese Pacto Atlántico que lo tiene como protagonista con bases repartidas por todo el territorio: oficialmente hay un total de 120.
Camp Darby, Gaeta, Ghedi, Aviano, Vicenza, La Maddalena están entre las más grandes, pero no hay duda de que la principal es la base de Sigonella, en los llanos de Catania, donde está el aeropuerto de la US Navy en el Mediterráneo.
Desde este aeropuerto partió el sábado por la mañana un "Northrop Grumman Rq-4b Global Hawk", uno de los drones espías de la flota de la OTAN en Sicilia desde el 2013. ¿Objetivo de la "misión"?
La vigilancia del territorio de guerra, sobrevolando los cielos de la frontera entre Ucrania y Rumania, pasando por el Mar Negro desde la costa búlgara hasta casi llegar a Georgia.
Y el sábado partirían otros dos aviones de transporte del portaaviones de propulsión nuclear Harry S. Truman Cvn 75, ubicado en el mar Egeo, junto a su "gemelo" francés Charles de Gaulle, en una operación de contención de la Voenno-morskoj flot, la armada rusa, con miras a la "disuasión" tras la invasión de Ucrania.
El domingo, a su vez, desde Pratica di Mare, en Roma, un avión ATR-72 de la Guardia de Finanzas partió hacia Polonia. Nuevamente con una misión "desconocida".
Son las operaciones de guerra que el colega de Il Fatto Quotidiano, Giampiero Calapà, expuso ayer de manera absolutamente detallada.
Todo esto sucede mientras el "cómico" presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, sigue llamando a la OTAN a establecer una "zona de exclusión aérea" sobre Ucrania que nos empujaría a todos al abismo de una tercera guerra mundial.
El jefe de la OTAN, Jens Stoltenberg, sigue expresando su oposición a esta solución, afirmando que "no se busca la guerra con Rusia".
Pero los hechos dicen lo contrario.
Es el gran engaño de los Estados Unidos de América y de una Europa proclive a sus deseos, desde las sanciones hasta el envío constante de armas que llegan a Ucrania por vías no oficiales, gracias a los señores de la guerra.
En este contexto, Italia tiene su parte de culpa y responsabilidad y no sólo por los vuelos y acciones militares secretas que parten de las bases de la OTAN en Italia, especialmente de Sigonella (recordemos que en Sicilia también está el Muos, o el mega sistema de comunicación por satélite insertado en la reserva natural de Sughereta di Niscemi, donde cientos de personas se reunieron el sábado para manifestarse contra la guerra).
Nuestro país participa en el gran juego de la venta de armas, realizando pactos militares que violan abiertamente nuestra Constitución, cuyo artículo 11 literalmente dice: "Italia repudia la guerra como instrumento de ofensa a la libertad de otros pueblos y como medio para resolver los conflictos internacionales".
Pero no sólo hemos registrado la voluntad de este gobierno de aumentar el porcentaje del PIB para invertir en defensa, sino que también hemos visto a este gobierno belicista hacer pactos militares, a través del ministro de Defensa Lorenzo Guerini, con su homólogo de la Hungría xenófoba, homófoba y antiliberal, general Tibor Benkö. Un escándalo absoluto si se tiene en cuenta que en el pasado gran parte de la política lanzaba flechas contra el régimen húngaro de Viktor Orban.
Pero la guerra en Ucrania con la visión de Putin como enemigo común es demasiado codiciosa como para no ser explotada. La crisis de la pandemia se ha evaporado de golpe ante un conflicto que tiene un valor de varios miles de millones de euros. Y los precios de los fabricantes de armas están por las nubes.
E Italia está encantada con sus "Vassalli, valvassori y valvassini" (distintos tipos del vasallaje feudal, ndt) o quizás deberíamos decir con los "servidores" dispuestos a soplar en el fuego.
Calapà también destaca otro hecho ocurrido hace solo unos días. No en Europa del Este, donde tanta gente pobre es destrozada por las bombas de los dos bandos, sino en Arabia Saudita.
De hecho, en Riad se celebró la feria internacional de armas de guerra. En primera fila por nuestro querido belpaese estaba el subsecretario de Defensa, Giorgio Mulè, uno de los miembros del partido Forza Italia, fundado por un hombre de la mafia (Marcello Dell'Utri, condenado por concurso externo en asociación mafiosa) y por otro que le pagó a la mafia (Silvio Berlusconi, como dicen las sentencias). Es el mismo Giorgio Mulè que nunca pierde oportunidad de atacar a los magistrados antimafia que se atreven, con su trabajo, a investigar al sistema criminal y sus relaciones con el poder.
Con un casco en la cabeza, se dirigió a la capital de Arabia Saudita (un país que ciertamente no brilla por su democracia, con sus 81 ejecuciones de penas de muerte en solo 24 horas el sábado pasado) para asistir a la exposición de los productos de la empresa Leonardo. Tanques, helicópteros, cazabombarderos, drones espías y pistolas Beretta. Había de todo en las cuatro gradas habilitadas para la ocasión.
Italia es el país que en su Constitución repudia la guerra, pero que luego promueve con "ayuda militar" las llamadas operaciones para el mantenimiento de la paz (peace keeping), para la formación de la paz y la prevención de conflictos (peace making), para la construcción de la paz (peace building), y para misiones de imposición de la paz (peace enforcement).
De la Guerra del Golfo a Somalia. De Bosnia al apoyo a los kurdos: fueron varias las resoluciones aprobadas por el Parlamento para deliberar sobre el apoyo militar en el exterior.
Como en 1999, cuando el gobierno presidido por Massimo D'Alema autorizó el uso del espacio aéreo italiano para la guerra de la OTAN contra la Serbia de Milosevic, que estalló a raíz de la crisis de Kosovo.
Ante esta crisis, en la que se vilipendia, mancilla y traiciona a nuestra Constitución, el jefe de Estado ¿qué piensa hacer?
El artículo 87 de la Constitución italiana establece que el presidente de la República tiene "el mando de las Fuerzas Armadas, preside el Consejo Supremo de Defensa establecido conforme a la ley y declara el estado de guerra aprobado por las Cámaras".
¿Quizás no se dé cuenta que la situación está yendo gradualmente hacia el peor de los escenarios?
Hemos dicho esto varias veces. No estamos con Putin, un dictador autoritario. Pero tampoco estamos con la OTAN y con este gobierno loco y belicista que con su accionar nos puede llevar directo a una Tercera Guerra Mundial.
En ese punto ya no habría partida por jugar. Solo un Game Over para toda la humanidad.
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*Foto de portada: Subsecretario de Defensa, Giorgio Mulè © Imagoeconomica
*Foto 2: El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky
*Foto 3: El jefe de la OTAN, Jens Stoltenberg
*Foto 4: Verano de 1999. El exprimer ministro Massimo D'Alema