Viernes 26 Abril 2024
Por Jean Georges Almendras-1° de enero de 2021

Por primera vez entraba en la redacción de un diario en Montevideo, a mediados de los años 80, aunque años atrás -allá por mediados de los 70- había ya incursionado en el periodismo como redactor de revistas, cuyos secretarios de redacción me imponían hacer notas semanalmente, bajo un ritmo de trabajo diametralmente opuesto al ritmo que impone un diario, donde la noticia está allí, presente, y donde nosotros debemos estar para servirla, y no a la inversa. Después, con el paso de los años, ya especializado en crónica policial, previo pasaje en la redacción del vespertino Últimas Noticias (donde trabajé por más de quince años) por áreas tales como información general, espectáculos de carnaval e informes especiales -incluida una cobertura a la base Antártica del Uruguay, en la región Antártica Sur, en el Pasaje Drake y el Océano Antártico, más abajo de Ushuaia y Punta Arenas, en Argentina y Chile, respectivamente-, un buen día me atraparon veteranos periodistas de televisión y me hicieron incursionar en la pantalla chica y el resultado fue contundente: más de 20 años de trabajo como reportero de noticias policiales en los noticieros de Montecarlo Televisión Canal 4, de Montevideo. Después, sobrevino la popularidad, y muy pronto, las circunstancias laborales me llevaron a trabajar en radio, dar charlas y cursos de crónica policial, en centros universitarios, hacer documentales y de lleno trabajar como un comunicador más del circuito periodístico de Montevideo, y del interior del Uruguay. Literalmente fogueado en el periodismo, otro buen día -ya con algunas añitos encima- recibí la invitación de hacer parte de dos publicaciones de las que mi amigo periodista italiano Giorgio Bongiovanni era su fundador y director: Terzo Milenio (una revista de acontecimientos mundiales, y de noticias sobre los conflictos sociales del momento y Antimafia Duemila, una publicación especializada en información sobre las mafias en Italia, en definitiva, una revista que frontalmente denunciaba al poder mafioso dentro de Italia, sin cortapisas y sin remilgos. En paralelo con mis actividades de diario y de televisión, en el Uruguay, me transformé en un redactor más de la publicación Antimafia Duemila de Italia, y con el tiempo, ya más cercano a estos tiempos recayó sobre mis espaldas la dirección de la filial sudamericana de Antimafia Duemila, es decir: Antimafia Dos Mil, fundada por Giorgio Bongiovanni en el año 2000.

Crecimos como tal, gradualmente, hasta nuestros días. Y ese crecimiento desembocó en una experiencia de trabajo que, sin titubeos, me hace decir que me resulta harto gratificante, por múltiples motivos, siendo el más destacado el que se relaciona estrechamente con la esencia de nuestro quehacer diario: denunciar al poder mafioso instalado en el mundo, educar a la legalidad, y señalar con el dedo -en el marco natural del periodismo libre, e independiente- el cúmulo de injusticias existentes en todo el planeta, en rubros de la vida humana y social, muy bien definidos. 

Injusticias que sobran y se regodean por el mundo, y que nos llevan a trabajar, desde el periodismo (que no hace parte del establishment) arduamente, en nuestro caso, con el ímpetu y el perfil que delineó Giorgio Bongiovanni, al momentos de fundar Antimafia Duemila, que se abraza sin condicionamientos a la denuncia y a la investigación, para que de ella emerjan verdades, inspiradas en nuestra sed de justicia, como valor absoluto, trabajando codo a codo con los operadores del pool antimafia de Sicilia, donde jueces y fiscales hacen de su rutina laboral, una forma de vida, exclusivamente tendiente a borrar de la faz de la tierra, y a neutralizar todos y cada uno de los elementos propios del sistema criminal integrado, ya sea posicionado en la sociedad, o bien sea instalado dentro del sistema político italiano, y lo que es peor, dentro de las instituciones, dentro del Estado, con todo lo que el lector pueda suponer (o imaginar muy ampliamente) lo que ello implique.

Antimafia Duemila, en Italia, es uno de los sitios web más leídos en ese rubro, y es el faro para una lucha contra la mafia local y mundial: una lucha tenaz, valerosa y necesaria, que llevan adelante los redactores de Giorgio Bongiovanni, diariamente, de la mano del jefe de redacción Aaron Pettinari. Antimafia Dos Mil, modestamente procura ser su vanguardia y su brazo, en América Latina. Y ese esfuerzo cotidiano para lograrlo, lo comparto con redactores jóvenes y no tan jóvenes, que sienten que por sus venas corren ríos de sangre y energía suficientes, como para hacer despertar al mundo de un letargo de individualismo, de indiferencia y de ignorancia, respecto a las prácticas de la criminalidad, infestando sociedades, funcionarios, y democracias, en Italia, Europa, América Latina y otras regiones del mundo.

No se la ve, pero está presente. No se lo promociona como un producto legítimo, pero se le rinde pleitesía, bajo diferentes modalidades, al sistema criminal, porque está ya tan enquistado en la sociedad mundial, que para los no entendidos (o para la gran masa humana que convive día a día sin mirar el bosque, porque solo mira su árbol, es decir su conveniencia, sin espíritu alguno de sacrificio por la comunidad, por el colectivo, o lisa y llanamente, sin tener sed de justicia, pero para todos) es un fenómeno humano, que se lo observa (y se lo asume) con naturalidad, casi como si fuese un aliado de vida.

Todos y cada uno de los redactores de Antimafia Dos Mil, y, todos y cada uno de los redactores de Antimafia Duemila, hacen parte de un sentimiento que se apoya incondicionalmente, en el valor justicia. En la promoción de la vida y de los valores que se relacionan directamente con la defensa de la verdad, en una sociedad, donde las corrupciones y las impunidades van de la mano, abrazados a la necesidad de poder.

En América Latina, son redactores en su gran mayoría que están dando los primeros pasos como periodistas, tutelados por veteranos en la profesión, pero portadores de la indispensable conciencia (fuerza, energía y honestidad) para dar forma -en cada escrito, en cada minuto de su vida entregado a las responsabilidades dentro de la redacción, en cada cobertura, en cada investigación para construir su artículo- a un periodismo libre, pero libre de verdad.

En cada uno de los escritos que se han publicado en esta edición especial del 1° de enero, de la cual no han participado todos los redactores por motivos de tiempo o de agendas laborales, se ha visibilizado la madurez, y el coraje con el que vienen encarando la responsabilidad de ser protagonistas de una aventura periodística incomparable y única, de la cual personalmente me siento orgulloso. Debo felicitar a todos los que nos aportaron escritos en este año (y en años anteriores), desde Chile, Argentina, Paraguay, México e Italia (y obviamente desde Uruguay) sobre temas tan acuciantes, no necesariamente de denuncia del sistema mafioso y su contexto mundial, sino además otros tópicos, estrechamente ligados a la vida en sociedad y a la gestión de los gobiernos,  como la defensa de los derechos humanos, como la defensa de los pueblos originarios, principalmente de “las comunidades mapuche” de la Patagonia (provincias de Chubut y Río Negro, en la Argentina), como la lucha contra el uso de la energía nuclear que hace por ejemplo la organización MARA con su representante Agustín Saiz, cuyos escritos son baluarte de una labor encomiable en defensa del planeta tierra y en defensa de la humanidad.

El capítulo de los jóvenes del Movimiento Cultural Internacional Our Voice (fundado por Sonia Bongiovanni) en su trabajo codo a codo con Antimafia Dos Mil es un capítulo destacado por excelencia, porque la inconfundible presencia juvenil en el equipo de redactores en América Latina, ha sido (y es) un aporte valiosísimo, no solo por su carga de entusiasmo, sino fundamentalmente por su transparencia en la práctica del periodismo y en la humildad para el aprendizaje de esa profesión, que se evidencia en la constancia en la asistencia a los talleres que hemos organizado, desde esta dirección, para formarlos en el oficio de escribir. Pero, además, y quiero subrayar y honrar, la militancia expresa de los jóvenes en calles, plazas y escenarios (porque algunos de ellos además de escribir, hacen arte y luchan a través de él por un mundo mejor, por una revolución cultural) que es funcional por naturaleza con el sentido y el rumbo de una Antimafia unida y responsable.

Este año que se va, se hace funcional a los nuevos horizontes que habrá de tomar el sitio Antimafia Dos Mil en el año que comienza: una redacción física, en el Centro Cultural del Movimiento Cultural Our Voice de Montevideo; una mayor presencia a nivel de las redes sociales; un nuevo diseño en sus páginas, una mayor presencia en la sociedad uruguaya y en América Latina, entre otros proyectos, que incluyen trabajos audiovisuales y una canal de TV óptimo para la difusión, acorde a las tecnologías de los días que corren.

La Antimafia, en sus entrañas, es literalmente, una forma de vida. Mejor dicho, sus redactores, sin distinción, hacen de la Antimafia un compromiso cotidiano, porque la gran prensa está ausente en las comunidades humanas. Y esa ausencia es criminal, y es cómplice del poder. Y de esa ausencia, no nos haremos cómplices. De una u otra forma, con escasos o abundantes recursos, seguiremos adelante, tomando como faro a la Antimafia Duemila -que ha sido nuestra antecesora, nuestra madre y nuestro padre-  y a nuestro fundador Giorgio Bongiovanni, que como periodista experimentado y consustanciado como nadie en la lucha antimafiosa, ha dado los primeros pasos y nos ha sido, y nos sigue siendo -segundo a segundo,  minuto a minuto, día a día, mes a mes y año tras año- un contundente ejemplo para el trabajo que hemos asumido, todos y cada uno de nosotros, los periodistas de la redacción de Antimafia Dos Mil de América Latina.

Pero, además, los acontecimientos mundiales en todos sus rubros, son alarmas que no podemos ignorar, porque, de hecho, a nivel mundial, todos estamos siendo testigos de los males que están cercenando vidas y esperanzas. Males causados por hombres que no saben ni anhelan, vivir pacíficamente en un planeta de magníficas bellezas naturales. Hombres que desprecian la vida y la cotizan, especulativamente, para sacar réditos, ventajas, oportunidades, ensimismados en la arrogancia propia del poder por el poder mismo. Carentes de toda ética, no saben ni por asomo, estar en armonía consigo mismos porque lo único que hacen es rendir pleitesía al valor absoluto del dinero, del poder y del autoritarismo, para ser funcional a un sistema criminal integrado.

Como Antimafia, en América Latina e Italia, nos posicionamos en la otra vereda. En aquella, en la que podemos hablar de la libertad y reclamarla; en aquella en la que podemos estar codo a codo, apoyándolos y exaltándolos (porque son merecedores de ello) a los hombres justos, como el fiscal Nino Di Matteo en Palermo, y como todos y cada uno de los jueces, fiscales, periodistas, sacerdotes, policías, y ciudadanos que están embarcados en la misma nave, para que la verdad, no solo nos haga libres (pero libres de verdad) sino para que no nos haga sucumbir en las tinieblas de una sociedad ciega, amante de la hipocresía y de la muerte. La muerte civil, y la muerte física, especialmente de quienes luchamos así, de esta forma, haciendo una antimafia integral y transnacional.

En definitiva, hoy, no puedo más que agradecer con sentimiento de amigo y de colega, a Giorgio Bongiovanni por haberme hecho llegar a este punto; y agradecer -con sentimiento militante- a cada uno de nuestros redactores y colaboradores más directos -mi secretaria de redacción Victoria- por permitirme estar junto a ellos, junto a los jóvenes de Our Voice, que hoy mismo, son ya un emblema y una avanzada, muy firme, del arte en libertad, y por la libertad, y por los derechos del hombre.

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*Foto de portada: Our Voice